Mansión Fuller.—Me ha colgado el teléfono, mi hijo me ha hecho una grosería, nunca en la vida había hecho tal cosa, esa mujer está haciendo lo que le da la gana con él. — Reclama con dolor.—Te lo dije Betty que no le digas nada, él no me quiere, además ella se está aprovechando de la bondad de Edward, no podemos hacer nada. — Expone Sheyli con enojo.—Todo por culpa de esa mujer, maldita la hora que regreso, desearía que desapareciera. — Se enfurece y tira el teléfono.—No lo digas en voz alta, a veces los deseos se hacen realidad. — Le dice reflexiva.—¿Tú crees?, espero que suceda entonces, no quiero ver a mi hijo perdido por esa mujer, eso no. — Confirma Betty.—Anhelo lo mismo que tu Betty, ojalá ella dejara de existir de un momento a otro y nos dejara en Paz, para yo poder ser feliz a lado de mi único amor, Edward. — Suspira.—Si hija, ella se ha encargado de arruinar todo lo que teníamos planeado, pero tú no te inquietes, haré que Edward entre en razón, él no va a hacer lo que
Horas más tarde.Mansión Fuller.—Betty tardaste varias horas, ¿cómo te fue con Nicholas? — Pregunta Sheyli poniendo un bocado de dulce de arándanos en su boca.—Sheyli, mi hijo me dijo todo lo que pasó con Leonor todo esté tiempo y realmente ellos tenían razón, tenía que haberlos escuchado. — Le dice pensativa.—¿Qué dices Betty?, ¿Qué ha pasado? — Suelta el plato del postre y se pone nerviosa.—Resulta que Leonor solo fue una víctima de todo esto, alguien se la llevó y quiso matarla, ella no es la mala de la historia como yo lo estaba pensando. — Agacha su cabeza.—Entonces a ti también te engañaron con esa falsa historia. — Risa nerviosa.—Nicholas me mostró pruebas de todo lo que ha pasado y es el quién se ha encargado de proteger a Leonor mientras está corriendo peligro.— Explica Betty aturdida.Es una pena, pobre chica.—¿Y qué piensas hacer ahora Betty?, ¿La recibirás aquí de nuevo?, ¿me echarás de aquí? — Pregunta inofensiva.—No lo sé hija, estoy tan confundida, no quiero qu
Al otro día.—Joven Nicholas, que bueno que está aquí, su madre se fue ayer en la noche con la señorita Sheily y no ha regresado, ya es medio día, me preocupa. — Le dice nerviosa.—¿Cómo es eso?, ¿y la llamaste? — Pregunta intranquilo.—Si, señor, pero su teléfono está apagado, no hemos podido comunicarnos con ella. — Habla con temor.Estoy muy angustiada.—Espera, llamaré a Sheyli, ella nos dirá adónde se encuentran. —Toma su teléfono.—Si señor.—El teléfono está apagado, es muy extraño todo esto, porque mi madre no nos avisó que se iba con ella. — Se agarra la cabeza y empieza a desesperarse.—Hermano dónde está mi mamá, no nos saludó como todas las mañanas. — Felipe indaga ansioso. —No lo sé hermanito, estoy tratando de averiguar adónde se fue y por qué no dijo adónde iba a estar. — Le dice desconcertado.—¿Cómo así?, no sabes adónde está mi madre. — Le pregunta intranquilo.—No Lorenzo, se fue desde anoche y no sabemos adónde, pero si sabemos con quién, solo no comprendo por qué
En un feo y frío lugar.—¿Adónde estoy?, Sheyli, Sheyli hija, ¿Estás aquí?, ¿estás bien?, ¿porque tengo vendados los ojos?, lo último que recuerdo fue el té que tomamos y me quedé profundamente dormida. — Somnolienta y confundida habla Betty entre dientes.—Cállate vieja infeliz, debo informarte que está secuestrada, pero no te preocupes, ya tus hijos están enterados y están recogiendo el dinero para tu rescate. — Una voz gruesa y ronca como de un viejo responde agresivamente.—¡Que!!, ¿y adónde está Sheily?, ¿qué hicieron con ella, malditos? — Intenta zafarse de las sogas que la atan.—Ja, ja, ja, ja. — Se carcajea.—¿De qué te burlas infeliz?, espero no le hayan hecho nada, es una mujer indefensa. — Respira fuerte.—Aquí estoy Betty, te ves muy mal así toda amarrada y vendada, hasta lástima me das, le quita la venda de los ojos. — Se sonríe con maldad.—¿Por qué me hablas así Sheyli?, ¿qué está sucediendo? — Confundida y asustada pregunta.—Betty, Betty, adorable anciana, ¿nunca te
En algún lugar del país.Al otro día.—Mi madre se encuentra muy mal, ¿Qué haremos?, le acabamos de dar un calmante, la perdida de la niña la está acabando. — Suspira con tristeza.—Lo sé Leonor, todo está muy mal y ahora que a mi madre también se la llevaron, esperemos a Edward para ver qué podemos hacer por la niña.Por mi madre no hay que preocuparse, yo la sacaré de dónde la tengan. — Dice seguro.—Espera, está entrando una llamada a mi teléfono, es un número que no conozco. — Se inquieta.—Responde, a lo mejor son noticias de la niña.—Sí, hola. — Contesta nerviosa.—Leonor, soy yo Helena, te llamo de mi nuevo número, tuve que cambiarlo porque un loco desquiciado me llamo para pedirme rescate por la mocosa. — Le dice aburrida.—Tu hija, Helena, no seas así. — Voltea sus ojos.—Ya cállate y escucha, mira yo no voy a pagar nada para que me la devuelvan, para mí está mejor lejos, o donde sea que la tengan, te aviso porque mi madre debe estar sufriendo por la mocosa y si deciden paga
Esa noche.—Ya tenemos a su madre y a la señorita a salvo Nicholas, los dos hombres que estaban cuidándolas están sobre el suelo lamiendo la mugre. — Le anuncia por el teléfono.—Gracias Roy, ya vamos para allá, estamos entrando a la cabaña. — Nicholas camina junto a Edward.—¡¡¡No dejen que se vaya!!!, ¡¡¡ella hace parte de la banda!!! — Betty grita angustiada.—¿Qué dice mi madre? — Pregunta inquieto.—No lo sé, espera Edward.—Vamos pronto Nicholas, mi madre está gritando desesperada, algo está sucediendo.— Ellos corren hacia dentro de la cabaña.—No perdamos el tiempo entonces.Cuando ellos entran ya es demasiado tarde, la maldita Sheyli ha escapado con su cómplice sansón.Nunca imaginaron que ella era la que había perpetuado todo.—Hijo Sheyli era la que me tenía secuestrada, tenías razón es mala, además de que está desquiciada. — Le habla agitada, a punto de quedarse sin respiración.—Madre no te preocupes, calma, lo importante es que tú estés bien y a salvo.—¿Te hicieron daño
—¿Dime quien tiene a la niña? — Pregunta Edward pensativo.—Un tal Russell, ya lo tenemos rodeado, en cuanto cuelgue la llamada entraremos por la niña.—Russell, lo sospechaba. — No le sorprende.—¿Lo conoces Edward?— Pregunta a la expectativa —Claro que si, un maldito infeliz muerto de hambre capaz de robar a su propia hija y pedir rescate. — Le dice enfurecido.—Es su padre.—Exactamente. — Confirma moviendo su cabeza en negación.—Increíble y que quieres que hagamos con él cuánto lo tengamos en nuestro poder. —Haz el trabajo, hablaré con mis hermanos y te llamo en cuanto tenga la respuesta.—Como digas Edward, hasta pronto. — Cuelga el teléfono.—¿Qué pasa hermano? —Ya dieron con el paradero de la niña, y lo más insólito es quien se la llevó. — Responde con la mano en su barbilla.—¿Quién Edward?, ¿algún conocido?—Sí, Russell, el padre de la niña. —Maldito infeliz, porque haría algo así. — Se enoja.—Porque es un pobre muerto de hambre que siempre ha buscado el dinero fácil, y
—¡¡Este no es mi hijo!!, es un bebé horrible, ¡Es imposible!, esto es una aberración que sobrepasa mis límites, ¿acaso me has engañado Betty?, es inverosímil que este adefesio sea sangre de mi sangre.— Repetía el señor Henry Fuller enojado e irritado, su cara pasaba de rosa a roja en un instante, y con razón ese bebé no se parecía en nada a él. —Pero es tuyo Henry, jamás te engañaría, por quien me tomas, toda la vida te he sido leal, jamás he mirado a otro hombre que no seas tú, ni con la esquinita de mi ojo.— Exclama la señora Betty de Fuller, triste y acongojada al escuchar las acusaciones de su esposo, ella solo agacha su cabeza y respira profundo, parece que quisiera explotar de desolación. —¡No!, no lo es.— Refunfuña gritando por toda la habitación, no puede evitar sentirse airado. Si este, no sé ni como llamarlo, si esto fuera mi hijo seria demasiado guapo, pero es el bebé más feo que mis ojos han mirado, es que la palabra feo le queda corta, es monstruoso, no quiero verlo, ¡¡