Harry buscó a Daniel con la mirada, sabía bien lo que iba a pasar ni bien se diera cuenta de lo que Reed estaba haciendo. Pero no estaba por ninguna parte, tenía que hacer algo para sacar a Deanna de las garras del tipo y tenía que hacerlo enseguida. Sin embargo, seguía anclado en su lugar, el cuerpo le gritaba que se moviera y su cabeza que no. En una parte oscura y profunda de su mente, esa que no se atrevía siquiera a mencionar, esperaba que Daniel apareciera para que cayera sobre ella el peso de su carácter. Porque lo conocía bien y sus celos no se dirigirían a Leonard. Y Daniel no estaba en el salón, estaba encerrado con su padre, algunos miembros del directorio y contabilidad discutiendo acaloradamente en una sala adjunta. Justo esa noche tenían que llegarle planteos y cuestionamientos innecesarios que podrían haber esperado al lunes. Estaba exasperado y deseoso de regresar con su esposa y estos tipos lo retenían reprochándole cosas sin sentido. Se estaba formando un cald
Salir así de un evento como ese era un lujo que solo alguien como él podía darse, alguien a quien no le importaban los chismorreos. Le abrió la puerta y dejó que pasara primero, cerró dejando tras de sí una Camila entre sorprendida e indignada. Volvió a tomarle la mano para cruzar el lobby del edificio hasta los ascensores. No decía nada y Deanna no preguntaba, solo lo seguía. Parecía que eso era lo que él quería: silencio. Ella sabía que internamente estaba batallando con sus demonios. El trayecto hasta la planta alta fue igual; no le soltó la mano hasta que llegaron a las puertas de su oficina y él la abrió. - Lo siento… - Le dijo apoyado en la puerta una vez que entraron. - Dime que sucedió – - Lo de siempre… celos… lo lamento – Se pasó una mano por el cabello decepcionado de sí mismo. - ¿Por eso te enojaste tanto con Leonard? – - ¿Leonard? ¿Qué tanto hablaron que es “Leonard”? – Sus ojos brillaron y ella lo percibió aún con las luces apagadas.
Las sombras de Daniel se iluminaban cuando estaba con ella a solas. No regresaron a la casa, de todas maneras, los niños volverían a quedarse con Susan. Todos años que había pasado solo luego de que Emily muriera parecían tan lejanos ahora. Como si su vida tuviera un hueco donde el tiempo se hubiese detenido y la oscuridad de la tristeza cubriera todo. Deanna llenaba todo con su luz ahora. Su oficina, alguna vez, fue también su escondite donde su pena podía salir y avasallarlo sin que nadie lo viera. Su dimensión abarcaba todo el piso superior del edificio y estaba equipado por completo, hasta con una pequeña habitación que ahora estaba desmantelada y guardaba cajas viejas. - Tu oficina parece un departamento… - - En una época lo fue – Estaban recostados en el amplio sofá que daba a las ventanas más extensas. Las luces de la ciudad eran la única iluminación que entraba y envolvía sus formas desnudas apenas cubiertas con una manta. - ¿Traías mujeres aquí? –
La cara de Laura iba perdiendo color a medida que escuchaba las razones de Beverly. - ¿Por qué me dices todo esto? – - No jugaré a la inocente contigo… No es mi estilo… Sabes, como todos, que siempre he tenido un interés en Daniel. Son amigas y lo lamento por ti, pero es cuestión de tiempo hasta que tu marido decida no aguantarse más. En la oficina trata a su hermano con desprecio, lo esquiva, lo ignora. Tampoco me parece lógico que se estén peleando por una mujer. Seamos honestas, no quieres separarte de Harry y es lo que sucederá si Deanna continua en tu familia… - Beverly estaba poniendo todas sus cartas sobre la mesa, tenía que apostar fuerte si quería lograr algo. Y Laura parecía cada vez más acongojada. - Pero Daniel y Deanna están enamorados… - - Vamos, Laura, lo de Daniel no es más que una aventura, ¿a qué hombre no le gusta que una mujer más joven muestre interés por él? Pero romper sus lazos con Harry por eso es demasiado. No conozco las intencione
- Vendrá la esposa de Daniel acompañando a su hija – Le dijo la madre de Lily a Alice en el salón de belleza.- ¿En verdad? ¿La jovencita? –- Me sorprende que Daniel haya dejado venir a su hija … -- Parece que su nueva esposa tiene mucha influencia sobre él –A esta altura ya todos conocían lo que Leonard había hecho esa noche y como la Sra. Crusher había estado “encantada” por los halagos que le había dado sin vergüenza. Alice vio su oportunidad, su hija menor tenía la misma edad de Naomi e iban a la misma escuela, también asistiría a la fiesta. ¿Por qué no ser su chaperona? Podría darle un vistazo a la oportunista y advertirle.No le dijo nada a Leonard, cómo si a él le importara lo que ella hacía o no. Solo se ocupaba de su empresa y de otras mujeres, no tenía mayor interés de lo que sucedía o no en su casa. Era un padre ausente para sus 3 hijas, sólo se dedicaba de proveerles todos sus caprichos, para lo demás estaba Alice. Sus dos hijas mayo
- Gracias Deanna por acompañarme ¡Lo pasé genial! –- Si, nena… me alegro – Pero su sonrisa apenas se veía.- ¿Estás bien? –- ¡Claro! Solo un poco cansada… Tu papá debe estar esperándonos despierto-Y así era, Daniel se quedó a esperarlas, quería verlas llegar. Naomi entró tan contenta, se apresuró a saludarlo y darle un beso antes de irse a la cama. Pero Deanna se veía extraña.- ¿Estas bien? –- Si… vayamos a dormir –Pero la noche no le cambió el semblante, estaba pensativa durante el desayuno. Mientras la niña contaba todo lo que había vivido en la fiesta, ella estaba callada. Daniel no necesitó demasiado para darse cuenta que algo le ocurría, pero esperaría a que Deanna le dijese que era. No quería agobiarla con preguntas.Pasar el día sola en la casa no la ayudaba. ¿Por qué tenía que preocuparse tanto por lo que Alice le había dicho? ¿Así la veían? ¿En verdad estaba afectando a Daniel? Pero ella no hacía nada, se cuidaba de más a propósito para no dar excusas a nadie. Definitiv
Leonard no podía sacarla de su cabeza, seguía pensando en esa dulce damita que tanto sabía de música, de la misma música que él amaba. Envidiaba la suerte de Crusher, una mujer con todas esas características era una aguja en un pajar. Sin importar los rumores que corrían, esa mujer no era una oportunista; tenía sentido propio por la vida y gusto por cosas simples.Hizo que uno de los profesores de la universidad le enviara los videos de Deanna, de las audiciones para el ingreso. No sabía cómo se apellidaba, solo que era compañera de Harry Crusher y los consiguió. Estuvo dos horas repasándolos hasta que la encontró. Cuando la oyó supo de inmediato que tenía mucho talento para pasarse la vida detrás de Daniel.Esa voz tan potente tenía que salir al escenario, él podía patrocinarla, ofrecerle una beca en su Fundación. Y también podía hacer otras cosas con ella. “Por una mujer así vale la pena”, ¿Por qué no? Después de todo aún se sentía joven y estaba seguro que el frío Daniel no podría
A las 9 en punto Daniel se paró frente a la habitación 706, esto era inusual. Tenía sus dudas al respecto, sabía lo que ella tramaba y, aunque estaba más que entusiasmado con la idea, no resolverían así sus problemas. Golpeó y cuando no recibió respuesta usó su propia llave para entrar.La habitación estaba tibia y en penumbras, como si no hubiese nadie. Deanna salió de la habitación contigua y Daniel dejó de respirar por un momento. Llevaba puesto un largo camisón de satén blanco con una abertura que iba de su cadera hasta los pies y un escote que dejaba poco a la imaginación. Estaba descalza, con el cabello suelto pero su rostro se veía diferente.Estaba enojada todavía, sus ojos lo reflejaban. Lo observó un momento antes de caminar y pararse frente a él. Cuando la tuvo cerca no pudo evitar que sus ojos viajaran por toda la extensión de su cuerpo, conocía lo que había debajo pero no dejaba de sorprenderlo y excitarlo siempre. Deanna no dijo una sola palabra y Daniel no se movió.Lo