Lo esperó tan ansiosa, esa sería la última semana de su estadía en Francia y luego regresarían juntos a casa. Llevaban un mes sin poder verse, los compromisos de Daniel lo habían retenido demasiado. Él mismo había llegado a esos últimos días con un humor que se lo llevaba el diablo.Lo vio pasar la puerta y corrió a abrazarlo. Se habían extrañado lo suficiente como para obstruir el paso del resto de los pasajeros sin querer salir del abrazo. Durante todo ese tiempo habían estado viajando de un lugar al otro intermitentemente, intentando robar un par de días cada vez. No pasaba mucho entre encuentro y encuentro, quizá unas dos semanas, a veces menos, pero eso de rebotar de un lugar al otro ya los había cansado a ambos.Fue por ese motivo que el reencuentro había sido explosivo. Ya en el comienzo de ese itinerario sobresaltado los dos notaron que necesitaban estar con el otro más de lo que habían creído.- Iré por mis maletas y podremos irnos – Le dijo Daniel apartándose del beso de bie
Su última presentación sería en la Ópera de la Bastilla, algo diferente al resto de los teatros en los que había cantado porque era relativamente una construcción moderna; lo que le daba un aire relajado y un poco más mundano a las interpretaciones.Deanna se preparó en su camerino, como siempre. Salió y volvió a encantar a los espectadores con su voz. En la primera fila estaba él para aplaudirla de pie y a un costado del escenario, detrás del telón, su padre para hacer lo mismo.Daniel siguió las indicaciones de Leonard de pararse junto a la entrada de los músicos y tocó un poco la pequeña caja que llevaba escondida, como queriendo asegurarse de que allí seguía. Estaba nervioso, él estaba nervioso. La puerta se abrió y Reed lo condujo arriba del escenario. Los interpretes salieron a saludar; aplausos, ovaciones y luego era el turno de la Diva.Y Deanna saludaba y sonreía como siempre lo hacía, agradecía con leves reverencias. Daniel salió de detrás del telón llevando consigo el bouqu
Su primera boda había sido de mentira, sencilla y fugaz; un trámite. Pero ésta no, claro que no. Daniel quería ese circo que una vez lo había fastidiado tanto y contrató gente para que lo hiciera. Sin escatimar, sin pormenorizar, sin límites. Todo tenía que ser hermoso y perfecto para su futura esposa. Tanto así que mientras Deanna no podía escoger entre dos tipos de flores, porque no entendía para que; Daniel escogió colores, centros de mesa, estilos, sabores y texturas. Después de todo, tomar decisiones rápidas y acertadas era su trabajo.Los músicos y el sonido, a cargo de Marcus y todo el equipo del Ambassador. Una orquesta elegante y afinada, como en la ópera. El lugar al aire libre lo encontró Leonard: una hermosa villa apartada de la ciudad con extensiones de verde y árboles de cerezo.La boda ideal. Y Deanna la merecía. Merecía todo lo bonito que pudieran darle ambos. Y ambos como buenos tercos, competían entre ellos a ver cuál de los dos conseguía lo mejor.Jonathan correteaba
Agradecida por todos los comentarios.Esto de escribir es un ir y venir entre ustedes, lectoras, y yo. Al parecer les quedaron muchas cosas inconclusas y tienen razón. No quise hacer una lectura demasiado larga para que no sea pesada y termine por aburrirlas. Sin embargo, me piden más resoluciones y: Nobleza obliga.Vamos a tratar de poner a nuestros personajes de nuevo en movimiento; a colocaros en el camino de las cosas no transitadas para que encuentren su lugar. No estoy segura de que todos tendrán un final feliz, quizá si uno justo.¿Me acompañan nuevamente?
La vida de casada le sentaba bien; al menos esta vez que comenzaron con el pie derecho. Estaba habituada a los horarios y las rutinas de los niños, de Daniel y ahora también de la inquieta Emma. Pasaba más tiempo en la casa de su padrino que en la suya. No había caso, Laura no encontraba la niñera adecuada, o al menos esa era la excusa que daba.Lo cierto era que, a esa primera niñera la había echado sin contemplación cuando le pareció que Harry la miraba un poco de más. La siguiente era muy joven, la que vino después demasiado alegre y la lista seguía. Solo buscaba pretextos para no darle a su marido otra “amiga” más. Esgrimía que no tenía tiempo para ocuparse todo el día de su hija; claro, lo utilizaba para tratar de descubrir quién era la mujer que Harry frecuentaba.Se lo solía aparecer en la oficina sin previo aviso o lo esperaba despierta cuando él llegaba demasiado tarde, solo para verlo porque nunca le decía nada. La vida se le había vuelto miserable, pero ella continuaba hac
Extrañamente, el primero en sentir el peso de la culpa, fue Daniel. A lo mejor porque su ilusión era enorme y lo estaba ansiando desde que la había conocido. Se sintió viejo, inútil, incapaz. Pero Deanna lo buscaba de la misma manera, con la piel cargada de fuego, con la boca mojada y los ojos brillantes. Y él seguía perdiendo la cabeza. No le sacaba las manos de encima y ella se entregaba con ganas. Habrá sido después del 5° o 6° resultado negativo, cuando Deanna sintió la decepción completa llenarle el corazón. Ese día ya tenía dos semanas de atraso y se sintió más confiada y segura. Pero el primer test dio un NO y el segundo, también. Y lloró sola, encerrada en el baño, sabiendo que cuando Daniel llegase por la tarde debería decirle lo mismo que llevaba tiempo diciéndole: “Lo siento”. - Quizá si dejamos de buscar llegue solo - Daniel le dijo un poco ausente. Estaban en la cocina, preparando la cena juntos, solían hacerlo. Compartían un rato de intimidad, solos, en pareja y charl
Harry no fue por Emma esa noche, así que la niña durmió en la casa de su padrino. Deanna observaba a Daniel acomodarla en su cama, cobijándola y poniendo sus muñecos favoritos a su lado. Tenía el semblante angustiado, le dolía que la pequeña se la pasase de casa en casa, de brazo en brazo, como si no perteneciera a ningún lugar. Le hacía recordar a sus propios hijos.- No es lo mismo - Le susurró Deanna.¿Cómo lo hacía? Adivinaba sus pensamientos.- Harry está llevando esto demasiado lejos… No entiendo porque no la deja. La niña no merece esto -- Él hace lo que puede, Daniel. Y Emma no está mal, estará siempre cuidada por todos nosotros -- Por ella te conocí… - Le dijo acariciando la cabecita suave de la pequeña.Daniel no sabía que su ahijada había sido solo un elemento más en la desesperación de la madre. Había querido contárselo tantas veces; cuando veía los ojos vacíos de Harry, cuando Laura sonreía como si nada, cuando la niña terminaba quedándose con ellos.Fue en el cumpleaño
Cuando estaban solos en su habitación, las cosas eran un poco diferentes. Allí, lejos de la vista de los niños y en la intimidad Daniel, se dejaba mimar y abrazar. Lejos habían quedado los miedos y las inseguridades de antaño que los habían separado tantas veces. Deanna se había abocado a la vida en familia, buscando de cierta manera, construir una base más fuerte esta vez.La pasión era diferente, pero no menos ardiente. Alguna vez intentaron eso de encontrar los días exactos donde tuviesen más posibilidades de crear ese niño que ambos ansiaban; pero Deanna acabó hartándose, les quitaba la emoción de esconderse en la oficina para besarse y tocarse como si fuesen dos adolescentes; las escapadas a su sala de música donde él la desvestía contra una pared o los encuentros fugaces sobre la mesa de la cocina cuando los niños no estaban.Daniel no se cansaba, no se aburría, no dejaba de sorprenderse; lo seguía enloqueciendo. Con el tiempo Deanna se volvió más maliciosa, había desarrollado u