Agradecida por todos los comentarios.Esto de escribir es un ir y venir entre ustedes, lectoras, y yo. Al parecer les quedaron muchas cosas inconclusas y tienen razón. No quise hacer una lectura demasiado larga para que no sea pesada y termine por aburrirlas. Sin embargo, me piden más resoluciones y: Nobleza obliga.Vamos a tratar de poner a nuestros personajes de nuevo en movimiento; a colocaros en el camino de las cosas no transitadas para que encuentren su lugar. No estoy segura de que todos tendrán un final feliz, quizá si uno justo.¿Me acompañan nuevamente?
La vida de casada le sentaba bien; al menos esta vez que comenzaron con el pie derecho. Estaba habituada a los horarios y las rutinas de los niños, de Daniel y ahora también de la inquieta Emma. Pasaba más tiempo en la casa de su padrino que en la suya. No había caso, Laura no encontraba la niñera adecuada, o al menos esa era la excusa que daba.Lo cierto era que, a esa primera niñera la había echado sin contemplación cuando le pareció que Harry la miraba un poco de más. La siguiente era muy joven, la que vino después demasiado alegre y la lista seguía. Solo buscaba pretextos para no darle a su marido otra “amiga” más. Esgrimía que no tenía tiempo para ocuparse todo el día de su hija; claro, lo utilizaba para tratar de descubrir quién era la mujer que Harry frecuentaba.Se lo solía aparecer en la oficina sin previo aviso o lo esperaba despierta cuando él llegaba demasiado tarde, solo para verlo porque nunca le decía nada. La vida se le había vuelto miserable, pero ella continuaba hac
Extrañamente, el primero en sentir el peso de la culpa, fue Daniel. A lo mejor porque su ilusión era enorme y lo estaba ansiando desde que la había conocido. Se sintió viejo, inútil, incapaz. Pero Deanna lo buscaba de la misma manera, con la piel cargada de fuego, con la boca mojada y los ojos brillantes. Y él seguía perdiendo la cabeza. No le sacaba las manos de encima y ella se entregaba con ganas. Habrá sido después del 5° o 6° resultado negativo, cuando Deanna sintió la decepción completa llenarle el corazón. Ese día ya tenía dos semanas de atraso y se sintió más confiada y segura. Pero el primer test dio un NO y el segundo, también. Y lloró sola, encerrada en el baño, sabiendo que cuando Daniel llegase por la tarde debería decirle lo mismo que llevaba tiempo diciéndole: “Lo siento”. - Quizá si dejamos de buscar llegue solo - Daniel le dijo un poco ausente. Estaban en la cocina, preparando la cena juntos, solían hacerlo. Compartían un rato de intimidad, solos, en pareja y charl
Harry no fue por Emma esa noche, así que la niña durmió en la casa de su padrino. Deanna observaba a Daniel acomodarla en su cama, cobijándola y poniendo sus muñecos favoritos a su lado. Tenía el semblante angustiado, le dolía que la pequeña se la pasase de casa en casa, de brazo en brazo, como si no perteneciera a ningún lugar. Le hacía recordar a sus propios hijos.- No es lo mismo - Le susurró Deanna.¿Cómo lo hacía? Adivinaba sus pensamientos.- Harry está llevando esto demasiado lejos… No entiendo porque no la deja. La niña no merece esto -- Él hace lo que puede, Daniel. Y Emma no está mal, estará siempre cuidada por todos nosotros -- Por ella te conocí… - Le dijo acariciando la cabecita suave de la pequeña.Daniel no sabía que su ahijada había sido solo un elemento más en la desesperación de la madre. Había querido contárselo tantas veces; cuando veía los ojos vacíos de Harry, cuando Laura sonreía como si nada, cuando la niña terminaba quedándose con ellos.Fue en el cumpleaño
Cuando estaban solos en su habitación, las cosas eran un poco diferentes. Allí, lejos de la vista de los niños y en la intimidad Daniel, se dejaba mimar y abrazar. Lejos habían quedado los miedos y las inseguridades de antaño que los habían separado tantas veces. Deanna se había abocado a la vida en familia, buscando de cierta manera, construir una base más fuerte esta vez.La pasión era diferente, pero no menos ardiente. Alguna vez intentaron eso de encontrar los días exactos donde tuviesen más posibilidades de crear ese niño que ambos ansiaban; pero Deanna acabó hartándose, les quitaba la emoción de esconderse en la oficina para besarse y tocarse como si fuesen dos adolescentes; las escapadas a su sala de música donde él la desvestía contra una pared o los encuentros fugaces sobre la mesa de la cocina cuando los niños no estaban.Daniel no se cansaba, no se aburría, no dejaba de sorprenderse; lo seguía enloqueciendo. Con el tiempo Deanna se volvió más maliciosa, había desarrollado u
Al parecer el problema que Daniel tenía en el trabajo era importante porque se le estaba haciendo costumbre llegar después de la cena. Pero no le comentaba nada a Deanna al respecto, por lo general si el día había sido complicado ella solía llevarle un café o algún postre a su oficina mientras continuaba trabajando en las noches en la casa. Y mientras él refunfuñaba y maldecía, ella leía en una de las butacas medio sonriendo.Lo tenía que convencer de que terminara por esa noche para que se fuese a la cama, de lo contrario hasta amanecía sentado. Pero con el correr de los días fue dejando de llevarse trabajo al hogar y permanecía algunas horas más en la empresa. A veces volvía cuando habían terminado de cenar y otras muy entrada la noche. Le pedía que pasara por los niños al colegio y entonces Deanna sabía que ese día se alargaría para él.Esa madrugada despertó sola en la cama y se alarmó. Miró el reloj y eran cerca de las 4 ¿dónde estaba? Bajó un poco nerviosa, nunca llegaba tan tar
- Vamos, Deanna, las personas estamos aquí para crear, para reinventar… para hacer arte… Sacha está loco porque vuelvas a cantar con él - - Créeme que quiero regresar, pero las cosas se complicaron un poco con las visitas de Emma todo el tiempo - - No puedes pasarte la vida haciéndole de niñera a esa víbora… Sé que amas a la niña, pero también debes pensar en ti. Hace más de un año que no te subes a un escenario. Al menos piénsalo, Feni no va a pedirte que salgas de gira, podemos hacer temporada aquí en la ciudad. Sabes que Marcus se estará babeando pensado en que vuelvas a interpretar en el Ambassador - - Tengo muchas ganas de volver… - Tenía ganas locas por volver a cantar, por continuar estudiando con Sacha, por pisar un teatro otra vez. Pero también quería estar en la casa, ir por los niños a la escuela y cuidar a Emma. - Sabes que te ayudaré, aunque eso signifique te tenga que ponerme de niñero… - - ¡Me encantaría ver eso! Bien… Hablaré con Sacha al respecto, pero tengo que
Otra mañana que Harry no amanecía en su casa, otra mañana que Emma despertaba en casa de Daniel. Se estaba volviendo costumbre; parecía que la niña vivía con ellos y no con sus padres. Y Laura no levantaba el teléfono para reclamarla, siempre esperaba que Harry fuera por ella. A Deanna comenzaba a subirle el enfado ¿Tan mal estaban que ni siquiera se acordaban que tenían una hija? Lo cierto era que la situación se estaba saliendo de control rápidamente, pero nadie decía nada. Ni siquiera Camila.Para colmo ese fin de semana los niños irían a pasarlo con sus abuelos maternos, por lo que la niña se quedaría sin sus compañeros de juegos. Intentó comunicarse con Harry varias veces en el transcurso de esa mañana, pero nunca le respondió.- ¡No puedo creer que no se preocupe por saber de su hija! -Estaba indignada, estaba harta de que ignoraran a Emma de esa manera. Daniel solo la miraba, sin decir nada, sosteniendo a su ahijada en brazos.- Nos tiene a nosotros… -- Si, pero necesita a su