Oficialmente estamos casados.
Y aunque he pasado las últimas doce horas de mi vida repitiéndome mentalmente una y otra vez «Esto es mentira, no te emociones demasiado» Pues ya me da igual. Legalmente estoy vinculada a alguien más y no cualquier persona, nada más y nada menos que Archie Lloyd Wilde. Mi enemigo, ahora reivindicado amigo. Pero ante todo, mi socio. Porque eso es lo que somos, socios. Nos une una acta de matrimonio, un contrato y muchos millones. Sobre todo eso, los millones.
Después de la fiesta, donde todos la pasaron muy bien, incluido Archie y yo, nos marchamos antes de que el amanecer golpeara la cabaña. A diferencia de lo que todos pensaron que sucedería -lo que sucede en toda noche de bodas- en realidad caímos rendidos en la cama. Archie con sueño, yo también. Y ni hablar que los dos traíamos unas copas encima. Nos despertamos al día siguiente, cuando el sol irrumpió por la ventana, ya todos se habían ido, incluso mi hermana que debía
Me alejo un poco de él, solo para verlo a los ojos. Su mirada es oscura, es lasciva. Es exc¡tante. Yo dejo de rodearlo con mis piernas y vuelvo a apoyarme sobre el frío piso de madera. —Quítate el vestido— Su voz es grave, es tan demandante que probablemente si me pide que me lance a un acantilado lo haría. Bajo el escote del vestido y dejo que la fina tela se deslice por mi cuerpo hasta caer a mis pies. Lo sacudo para que quede a un lado y cuando devuelvo mi mirada al rostro de Archie, suelto una risita. —Estamos a mano— Susurro. Es él, es precisamente Archie quien vuelve a besarme, sus labios acarician los míos con delicadeza, pero con mucha fogosidad. Su lengua explora mi boca, mientras yo me deleito con el sabor de la suya. Archie da unos pasos al frente, haciéndome retroceder. Posa sus manos en mi cintura y me deja sobre la cama. Yo acomodo mis piernas alrededor de su cuerpo, mientras que sus labios toman otra dirección sobre mi anatomía. Primero
—Cuando tenía veinte años, con mi primer novio, que además trabajaba conmigo. Tampoco fue muy romántico, aunque creo que el pobre chico lo intento — Recuerdo. Fue la noche del día de San Valentín «Vaya cliché» Él me llevó a cenar después del trabajo y luego me invitó a pasar un rato en su casa, sus papás habían salido a celebrar también el día de los enamorados, por lo que sabía que estaríamos solos —Cuando llegamos a su casa, había decorado su habitación con velas y pétalos. Ahora que lo pienso, probablemente lo había arreglado antes de irse a trabajar, pobre de él si su mamá hubiese entrado a su cuarto mientras él no estaba— Pienso ahora que revivo esos recuerdos ocho años después —Cuando entramos, prendió las velas, colocó algo de música y ocurrió todo. Creo que lo hice por la curiosidad antes que por cualquier otra cosa. En aquel entonces pensé que era muy bonito todo lo que había hecho pero ahora creo que fue una cursilería. —¿Y qué tal estuvo? —Mal— Su
Antes de irnos, recojo mi cabello en una cola alta y tomo un cardigan color pastel para colocarlo sobre mi vestido.Al salir, me encuentro con Archie quien lleva un buen rato sentado en el porche, esperando por mí. Él también ha optado por llevar un suéter tejido y un par de vaqueros. Diría que luce muy guapo pero estoy tan molesta con él que ni siquiera quiero pensar en eso. Debería darle un premio por hacer que un momento tan maravilloso como el que vivimos juntos, quede tapiado tan rápido bajo mi mal humor, el cual ha sido causado por él.—Vivian, me vas a decir que te pasa. Y me lo vas a decir ahora mismo— Me ordena poniéndose de pie.Yo alzo una ceja y lo miro de abajo a arriba en un segundo «¿Quién se cree?» Tengo todo el derecho de molestarme con él. Me dice que nuestra relación basada en un contrato, no debería estar f
En un gesto sarcástico, aplaudo lentamente mientras observo a Archie con desgano. Ha querido demostrar que tiene razón y lo ha conseguido pero eso no significa que lo que ha hecho sea correcto. Y sin embargo lo que más me molesta es que no puedo decirle nada, no puedo reclamarle nada porque no somos nada. Legalmente, el contrato estipula que durante los seis meses, ninguno de los podrá vincularse sentimental o sexualmente con alguien más y lo que ha hecho Archie, no ha sido ni lo uno ni lo otro, simplemente ha sido una estupidez. Así que debo tragarme mi molestia pero no mi orgullo. —Te felicito, Archie, de verdad— Digo irónicamente —Ha quedado demostrado que solo necesitas decir que eres millonario para que una mujer se fije en ti. —Mi estirpe también ayuda— Espeta con un tono de superioridad. Pongo mis ojos en blanco y llevo mis manos a mi cintura, ni siquiera tengo intención de disimular mi molestia. Es más, quiero que se de cuenta, quiero que piense
Lo sé, probablemente salir corriendo por la puerta trasera habría sido una mejor idea pero mi impulso me ha hecho quedarme. Creo que se debe a que me atemoriza su presencia aquí, sin embargo, no me sorprende. Conozco a Luca y sé que este no se iba a conformar con enviarme mensajes de texto y mucho menos se iba a conformar con la ausencia de respuestas de mi parte. En algún momento se iba a aparecer en mi vida, frente a frente. Tarde o temprano volvería a encontrarme con su mirada. Aunque jamás pensé que sería aquí, al otro lado del mundo, donde hasta hace cinco minutos me sentía más a salvo. Yo me encuentro sentada en la silla, casi inmóvil pero lo suficientemente atenta para percibir la sombra de alguien más que pasa detrás de mí. Aún sin alzar la mirada, escucho el sonido de la silla sobre el piso de madera. Un par de segundos después, le escucho hablar: —Me gusta ver que no huiste. Al menos no está vez— Posa un brazo sobre la parte de atrás de la silla donde yo es
Tomo una bocanada de aire para apaciguar mis nervios y que mi voz no me delate.—Sé que para ti no soy la persona más fiable ¿vale? Pero te doy mi palabra, en seis meses te pagaré absolutamente todo.—¡¿Seis meses?!— Exclama atónito, como si estuviese diciéndole que le pagaré en veinte años —Quiero que lo entiendas, Vivian. Eres tú o el dinero. Y buscaré la forma de conseguirlo, sea como sea.—¿Y qué? No creo que lo estés necesitando Luca. Tu tienes mucho dinero, muchísimo.Luca suelta una risotada como si acabase de escuchar algo muy divertido.—¿De verdad piensas que es el dinero? Es cuestión de honor, Vivian. Así funciona mi mundo, es una demostración de poder constante. Si tú me pediste un dinero prestado, tienes que pagarlo o tendré que acabar contigo. Es un
Aclaro mi garganta y sin más suelto: —Luca pertenece a...— Hago una mueca con mi boca, deseosa de que Archie concluya la frase por mí pero no lo hace, solo consigue que me exaspere, entonces casi grito: —¡es de la mafia!Yo siento como que si me desinflo, parece que había estado sosteniendo un camión en mi espalda y ahora solo tengo una pequeña pluma en su lugar. Sin embargo, Archie me tiene en ascuas. No habla, no me mira y todo lo que hace es mover sus manos con agonía.—¿Vivian, hablas en serio?— Suelta, parece que acabo de contarle un chiste de mal gusto, pero cuando me ve asentir, con el rostro cubierto de pánico, sabe que estoy siendo muy sincera —¿Cómo sabes que es de la mafia? ¿Te enteraste antes o después de empezar a salir con él? ¡¿en qué estabas pensando, Vivian?! ¿sabes lo que me dices?!— Mole
Nunca me había sentido así. Es como si mentalmente estuviese en un precipicio, lejos de todo lo que me rodea ahora mismo. El asiento en el que estoy, el panorama que veo por la ventana, todo, absolutamente todo parece producto de mi imaginación, o de mi miedo. Con impaciencia, muerdo mi uña, mientras recuesto mi cabeza de la ventana.Anoche mismo, Archie compró dos boletos vía Nueva York, apenas tuvimos tiempo de empacar lo poco que habíamos sacado de nuestros equipajes; el señor encargado de cuidar la villa donde nos hospedamos, nos llevó hasta el aeropuerto, y el trayecto hasta allá fueron las horas más largas de mi vida. Archie se aseguró de decirle al señor que nuestra corta estadía en la villa fue muy placentera pero una emergencia nos ha hecho retornar mucho más pronto de lo previsto. Le agradecí que no hizo más preguntas, es un señor muy d