Lo sé, probablemente salir corriendo por la puerta trasera habría sido una mejor idea pero mi impulso me ha hecho quedarme. Creo que se debe a que me atemoriza su presencia aquí, sin embargo, no me sorprende. Conozco a Luca y sé que este no se iba a conformar con enviarme mensajes de texto y mucho menos se iba a conformar con la ausencia de respuestas de mi parte. En algún momento se iba a aparecer en mi vida, frente a frente. Tarde o temprano volvería a encontrarme con su mirada. Aunque jamás pensé que sería aquí, al otro lado del mundo, donde hasta hace cinco minutos me sentía más a salvo.
Yo me encuentro sentada en la silla, casi inmóvil pero lo suficientemente atenta para percibir la sombra de alguien más que pasa detrás de mí. Aún sin alzar la mirada, escucho el sonido de la silla sobre el piso de madera. Un par de segundos después, le escucho hablar:
—Me gusta ver que no huiste. Al menos no está vez— Posa un brazo sobre la parte de atrás de la silla donde yo es
Tomo una bocanada de aire para apaciguar mis nervios y que mi voz no me delate.—Sé que para ti no soy la persona más fiable ¿vale? Pero te doy mi palabra, en seis meses te pagaré absolutamente todo.—¡¿Seis meses?!— Exclama atónito, como si estuviese diciéndole que le pagaré en veinte años —Quiero que lo entiendas, Vivian. Eres tú o el dinero. Y buscaré la forma de conseguirlo, sea como sea.—¿Y qué? No creo que lo estés necesitando Luca. Tu tienes mucho dinero, muchísimo.Luca suelta una risotada como si acabase de escuchar algo muy divertido.—¿De verdad piensas que es el dinero? Es cuestión de honor, Vivian. Así funciona mi mundo, es una demostración de poder constante. Si tú me pediste un dinero prestado, tienes que pagarlo o tendré que acabar contigo. Es un
Aclaro mi garganta y sin más suelto: —Luca pertenece a...— Hago una mueca con mi boca, deseosa de que Archie concluya la frase por mí pero no lo hace, solo consigue que me exaspere, entonces casi grito: —¡es de la mafia!Yo siento como que si me desinflo, parece que había estado sosteniendo un camión en mi espalda y ahora solo tengo una pequeña pluma en su lugar. Sin embargo, Archie me tiene en ascuas. No habla, no me mira y todo lo que hace es mover sus manos con agonía.—¿Vivian, hablas en serio?— Suelta, parece que acabo de contarle un chiste de mal gusto, pero cuando me ve asentir, con el rostro cubierto de pánico, sabe que estoy siendo muy sincera —¿Cómo sabes que es de la mafia? ¿Te enteraste antes o después de empezar a salir con él? ¡¿en qué estabas pensando, Vivian?! ¿sabes lo que me dices?!— Mole
Nunca me había sentido así. Es como si mentalmente estuviese en un precipicio, lejos de todo lo que me rodea ahora mismo. El asiento en el que estoy, el panorama que veo por la ventana, todo, absolutamente todo parece producto de mi imaginación, o de mi miedo. Con impaciencia, muerdo mi uña, mientras recuesto mi cabeza de la ventana.Anoche mismo, Archie compró dos boletos vía Nueva York, apenas tuvimos tiempo de empacar lo poco que habíamos sacado de nuestros equipajes; el señor encargado de cuidar la villa donde nos hospedamos, nos llevó hasta el aeropuerto, y el trayecto hasta allá fueron las horas más largas de mi vida. Archie se aseguró de decirle al señor que nuestra corta estadía en la villa fue muy placentera pero una emergencia nos ha hecho retornar mucho más pronto de lo previsto. Le agradecí que no hizo más preguntas, es un señor muy d
Archie acaricia mi mano suavemente.—Me hubiese encantado que tú y mi mamá se conocieran. Creo que las dos se habrían llevado muy bien— Hace una pausa, quién sabe, a lo mejor imaginándoseuna escena donde su mamá y yo estamos frente a frente. Yo aprovecho el tiempo para imaginarlo también: —Ella era la persona más buena del mundo, realmente lo era. Creo que mi mamá no veía maldad en nadie, siempre veía el lado bueno de todos. Me habría gustado ser más cono ella— Medita —Sé apreciar las cualidades buenas de una persona, sin embargo, creo que también soy como mi padre, un poco cínico— Se detiene para entrelazar su mano con la mía —Sin embargo, no sé qué me pasa contigo, Vivian— Confiesa —Algo en mí ha cambiado. Te escucho y no puedo juzgar lo que has hecho, seguramente en otro momen
No es hasta que estoy en el tren, camino a Vermont, que logro comer algo. He pedido un emparedado de queso, principalmente porque no me quiero desmayar a mitad de camino, o peor aún, cuando esté frente a Luca. Necesito estar fuerte y muy lúcida para saber qué demonios voy a enfrentar.Con mi cabeza apoyada en la ventana, viendo como el panorama se hace distante al paso que avanza el tren, no pienso en otra cosa más que en las personas que quiero. Un abrazo de mi mamá, de mis hermanos, de Marie Lou; un beso de Archie, es todo lo que necesito. «Oh, Archie. El momento que elegimos para sincerarnos, para hacer que el orgullo nos obedezca».Del bolsillo de mi cardigan, saco mi teléfono celular, solo hay una persona a la que puedo llamar en este momento. La línea repica dos veces antes de contestar:—¿Vivian?— Pregunta —¿No deberías est
Hace algunos años... Reviso desesperadamente la gaveta de mi mesa de noche, he sacado y guardado todo lo que se encuentra en ella unas tres veces, como si esperara a que mágicamente apareciera mi placa de trabajo en ella. Volteo a ver quién ha abierto la puerta de mi cuarto, o mejor dicho, me aseguro que sea Lydia, ya que es la única que tiene derecho a entrar de esa forma.—¿Qué haces?— Dice la rubia mientras me observa revisar mis cosas por enésima vez.—Estoy buscando mi placa— Respondo mientras devuelvo todo a la gaveta —Estoy completamente segura que la dejé aquí anoche.Lydia hace una mueca mientras inspecciona la habitación con su mirada: —¿Estás segura? ¿No la habrás dejado en otro lado?Tampoco es que tengo mucho espacio como para dejarla olvidada en otro lugar. Mi habitació
Las cosas no han sucedido exactamente cómo esperaba -gracias al cielo. Luca no me ha tenido cautiva en una oscura habitación llena de ratas, amordazada, y buscando alguna forma de torturarme físicamente. Lejos de todo ello, desde que llegué he tenido libre acceso a toda la mansión, por supuesto, con ciertas prohibiciones: la primera y más obvia, me quitó el teléfono móvil y se aseguró que no cargara otro conmigo o algún micrófono escondido bajo mi vestido; y lo segundo que me dejó muy claro fue que tenía prohibido escapar «¡ni que fuera tonta!». La casa está llena de personal de seguridad, algunos destacados en las puertas de salida y otros simplemente deambulando de aquí para allá; también he visto cámaras, muchas, así que no me sorprendería que Luca tenga alguna habitación en la cuál me est&eacut
Tan pronto el coche que nos trajo se detuvo frente a la casa, supe a dónde habíamos llegado: una de los lugares donde Luca y yo nos reuníamos cuando empezamos a salir. Recuerdo que al comienzo de nuestra relación, sólo nos veíamos en hoteles de lujo. En un día libre, él enviaba a su chófera por mí y me llevaba al lugar acordado, pasábamos el día allí, él disfrutando de mí y yo de él pero también disfrutaba del idílico romance que, como una chica de un pueblo remoto, jamás pensé vivir. Después del encuentro mi vida volvía a la normalidad por unos quince días hasta el próximo encuentro.Pero un día, recuerdo muy bien haber llegado a él molesta, sabía que una relación como la nuestra no tenía mucho futuro. Siempre a escondidas, como si estuviésemos haciendo algo malo