Nunca me había sentido así. Es como si mentalmente estuviese en un precipicio, lejos de todo lo que me rodea ahora mismo. El asiento en el que estoy, el panorama que veo por la ventana, todo, absolutamente todo parece producto de mi imaginación, o de mi miedo. Con impaciencia, muerdo mi uña, mientras recuesto mi cabeza de la ventana.
Anoche mismo, Archie compró dos boletos vía Nueva York, apenas tuvimos tiempo de empacar lo poco que habíamos sacado de nuestros equipajes; el señor encargado de cuidar la villa donde nos hospedamos, nos llevó hasta el aeropuerto, y el trayecto hasta allá fueron las horas más largas de mi vida. Archie se aseguró de decirle al señor que nuestra corta estadía en la villa fue muy placentera pero una emergencia nos ha hecho retornar mucho más pronto de lo previsto. Le agradecí que no hizo más preguntas, es un señor muy d
Archie acaricia mi mano suavemente.—Me hubiese encantado que tú y mi mamá se conocieran. Creo que las dos se habrían llevado muy bien— Hace una pausa, quién sabe, a lo mejor imaginándoseuna escena donde su mamá y yo estamos frente a frente. Yo aprovecho el tiempo para imaginarlo también: —Ella era la persona más buena del mundo, realmente lo era. Creo que mi mamá no veía maldad en nadie, siempre veía el lado bueno de todos. Me habría gustado ser más cono ella— Medita —Sé apreciar las cualidades buenas de una persona, sin embargo, creo que también soy como mi padre, un poco cínico— Se detiene para entrelazar su mano con la mía —Sin embargo, no sé qué me pasa contigo, Vivian— Confiesa —Algo en mí ha cambiado. Te escucho y no puedo juzgar lo que has hecho, seguramente en otro momen
No es hasta que estoy en el tren, camino a Vermont, que logro comer algo. He pedido un emparedado de queso, principalmente porque no me quiero desmayar a mitad de camino, o peor aún, cuando esté frente a Luca. Necesito estar fuerte y muy lúcida para saber qué demonios voy a enfrentar.Con mi cabeza apoyada en la ventana, viendo como el panorama se hace distante al paso que avanza el tren, no pienso en otra cosa más que en las personas que quiero. Un abrazo de mi mamá, de mis hermanos, de Marie Lou; un beso de Archie, es todo lo que necesito. «Oh, Archie. El momento que elegimos para sincerarnos, para hacer que el orgullo nos obedezca».Del bolsillo de mi cardigan, saco mi teléfono celular, solo hay una persona a la que puedo llamar en este momento. La línea repica dos veces antes de contestar:—¿Vivian?— Pregunta —¿No deberías est
Hace algunos años... Reviso desesperadamente la gaveta de mi mesa de noche, he sacado y guardado todo lo que se encuentra en ella unas tres veces, como si esperara a que mágicamente apareciera mi placa de trabajo en ella. Volteo a ver quién ha abierto la puerta de mi cuarto, o mejor dicho, me aseguro que sea Lydia, ya que es la única que tiene derecho a entrar de esa forma.—¿Qué haces?— Dice la rubia mientras me observa revisar mis cosas por enésima vez.—Estoy buscando mi placa— Respondo mientras devuelvo todo a la gaveta —Estoy completamente segura que la dejé aquí anoche.Lydia hace una mueca mientras inspecciona la habitación con su mirada: —¿Estás segura? ¿No la habrás dejado en otro lado?Tampoco es que tengo mucho espacio como para dejarla olvidada en otro lugar. Mi habitació
Las cosas no han sucedido exactamente cómo esperaba -gracias al cielo. Luca no me ha tenido cautiva en una oscura habitación llena de ratas, amordazada, y buscando alguna forma de torturarme físicamente. Lejos de todo ello, desde que llegué he tenido libre acceso a toda la mansión, por supuesto, con ciertas prohibiciones: la primera y más obvia, me quitó el teléfono móvil y se aseguró que no cargara otro conmigo o algún micrófono escondido bajo mi vestido; y lo segundo que me dejó muy claro fue que tenía prohibido escapar «¡ni que fuera tonta!». La casa está llena de personal de seguridad, algunos destacados en las puertas de salida y otros simplemente deambulando de aquí para allá; también he visto cámaras, muchas, así que no me sorprendería que Luca tenga alguna habitación en la cuál me est&eacut
Tan pronto el coche que nos trajo se detuvo frente a la casa, supe a dónde habíamos llegado: una de los lugares donde Luca y yo nos reuníamos cuando empezamos a salir. Recuerdo que al comienzo de nuestra relación, sólo nos veíamos en hoteles de lujo. En un día libre, él enviaba a su chófera por mí y me llevaba al lugar acordado, pasábamos el día allí, él disfrutando de mí y yo de él pero también disfrutaba del idílico romance que, como una chica de un pueblo remoto, jamás pensé vivir. Después del encuentro mi vida volvía a la normalidad por unos quince días hasta el próximo encuentro.Pero un día, recuerdo muy bien haber llegado a él molesta, sabía que una relación como la nuestra no tenía mucho futuro. Siempre a escondidas, como si estuviésemos haciendo algo malo
Hace algunos años...—Okey— Me digo más a mí misma que al hombre que tengo al frente. Necesito armarme de valor. Así que para darme un subidón de valentía, acabo con el último sorbo de champán que queda en mi copa y digo: —Estaba pensando ¿y si te presento ante mis papás? O al menos ante mi mamá — Digo haciendo una mueca. Pero Luca entiende mi situación.Hace un par de semanas le comenté mi situación con mi papá, bueno, solo le hice saber que mi relación con él no es fácil, porque no quise entrar en detalles. Especialmente no después que él me habló acerca de lo bien que se la lleva con el suyo. Al parecer, Luca viene de una dinastía italiana que ha vivido muchísimas generaciones y el negocio familiar ha recaído en los hombros de los hombres de la familia
La verdad me golpea como nada ni nadie lo había hecho antes. Es increíble el descaro de Luca, en diferentes niveles. No solo se regodea al decir que yo arruiné lo nuestro al huir de él cuando claramente nuestra relación estaba destinada al fracaso; es que además tiene la desfachatez de llamarme mentirosa cuando todo el tiempo que estuvimos juntos, él no hizo otra cosa más que mentirme. Nunca estuvo dispuesto a cambiar por mí, nunca estuvo dispuesto a darme todo lo que yo quería a su lado. Desde un principio su deseo era utilizarme, aprovecharse de mí a toda costa. No lo consiguió porque me fui antes de que él me dejara cuando se cansara de mí, así que ahora quiere tenerme de la forma que mejor se le da: a la mala.Para su sorpresa, y también para su desgracia, ya no soy la misma tonta ilusa que cayó rendida ante sus palabras bonitas y todas sus falsas atencio
En la aplicación está el circuito cerrado de toda la casa «¡bingo!», abro entonces la configuración y empiezo a apagar todas las cámaras. Continuo revisando las aplicaciones hasta toparme con la de seguridad, después de varios intentos fallidos, cuando estoy a punto de perder la poca paciencia que me queda, consigo desbloquear las salidas. Es ahora o nunca. Salgo de la habitación, antes paso el seguro por dentro y con el teléfono en una mano y la lámpara en otra, empiezo a caminar de prisa por el pasillo, cuando cruzo para tomar las escaleras, uno de los hombres de de seguridad se encuentra conmigo frente a frente y cuando veo que él lleva su mano a la cintura, directo a su revolver, le recomiendo la lámpara por la cabeza con tanta fuerza que pierde la pantalla; el hombre cae al suelo pero el ruido alerta a dos hombres en el piso de abajo, que alzan la mirada y empiezan a trepar las escaleras de dos en dos escalones. Corro hasta la primera puerta que encuentro y me