Hola! Nuestra pareja está feliz :) Aún nos quedan algunos capítulos para cerrar la historia ¿Me acompañan? Bso Kika
—¡Doctor Wagner, qué maravilla verlo para acá! Nos contenta tanto tenerlo de vuelta— me comenta una de las enfermeras al verme llegar. —Muchas gracias— digo yo con una sonrisa de oreja a oreja. —¡Y qué niña más encantadora! ¿Es su hija doctor?— me pregunta mientras se acerca a ver a mi pequeña que está contenta en mis brazos. Tengo una pequeña mochila con sus cosas mientras voy de camino a la guardería que está en el hospital. —Así es... le presento a la pequeña Olivia— digo y creo que nunca había estado tan orgulloso en toda mi vida. Literalmente el pecho se me infla solo de presentarla, y de que todos la ven con adoración. Mi hija se queda viendo, intrigada todo alrededor, con sus ojos adorables y curiosos. Cuando llegó a la guardería sucede exactamente lo mismo, todos están encantados con ella y debo decir que me cuesta terriblemente dejarla. Pero sé que es uno de los lugares más seguros del hospital, sin contar que Lisa y yo podemos venir en cualquier momento a visitarla, l
Había pasado sin duda alguna… las semanas más felices de mi vida. Todo había sido diferente desde que Oliver había aparecido, hace ya tiempo en la puerta del hospital, en esa reunión en la que prácticamente ni me saludó. Han sucedido tantas cosas desde ese momento, ya casi no lo reconozco, pero tampoco me reconozco a mí misma, ni a mi vida. Yo estaba por casarme con otro hombre, tenía un trabajo, una amiga soltera y solo me preocupaba por el tema de la adopción. Ahora estaba casada y feliz con mi bello doctor alemán. James estaba comprometido y aun sin casarse con Perla, la había embarazado de nuevo y yo no quería verlo ni en pintura. Yo no solo tenía un trabajo en el hospital Brown, sino también en el instituto Pascal. Mara estaba felizmente casada y tenía a mi pequeña Olivia. Si me hubiesen dicho que esto iba a suceder tiempo atrás... jamás lo hubiese creído, pero tengo fe de que la vida te da sorpresas que no esperabas y esas son las mejores. Afortunadamente, ya mi esposo no te
No sé si era por todo el tema de la herencia, de la realmente cuantiosa contribución que estamos dando al orfanato, o todos los proyectos que habían empezado a salir en el instituto Pascal, que ya estaba despuntando como uno de los mejores del país, y estamos recibiendo solicitudes a montones... pero mi esposo estaba bastante extraño. Es decir, seguía siendo el hombre cariñoso, apasionado, devoto y francamente perfecto que cualquier mujer podría desear. Pero a veces sentía que su cabeza estaba en otra parte. Llegaba tarde a casa, muchas veces se la pasaba al teléfono... y había momentos en que estaba tan ocupado que yo básicamente tenía que seducirlo. Por supuesto que en esos momentos ninguno de los dos se quejaba, y cuando él estaba en mis brazos era mío, completamente mío. Habíamos quedado en no tener secretos, así que cuando yo le preguntaba si sucedía algo él parecía tener siempre una explicación. Si no era todo lo anterior mencionado, pues me decía que estaba hablando con Wa
—Mara… ¿Estás segura de que estás bien?— le pregunto. Según ella, va a tener una cita especial con Eliot y quería elegir un buen vestido. Este par está viviendo su vida al máximo, viajan, salen y tienen fantásticas citas. Estoy tan feliz por ella. Pero en este momento me está desesperando, pareciera que quiere ver todas las tiendas y no se decide, y a la vez parece nerviosa. Le pregunté si iba todo bien con Eliot, pero me dijo que iba fantásticamente. Finalmente, se compra un par de vestidos muy elegantes, y nos dedicamos a tomar un café. Ella está hablando más de lo normal, como si intentara distraerme. —¿Los vestidos que me compré? ¿Te gustan?— me pregunta ella mientras vamos a mi casa. No sé qué ha sucedido, pero hay bastante tráfico y prácticamente no hay donde estacionar de la cantidad de autos en el lugar. Demonios, debe ser que uno de los vecinos tiene una reunión o algo. —Eh si... el de color rosa te queda realmente muy bien. Estoy segura de que Eliot va a caer a tus pi
—¿Sorprendida?— le pregunto cuando tenemos nuestro primer baile.Yo me pego a ella mientras le hago dar vueltas y vueltas, con la misma canción que sonaba en esa apresurada y si se quiere, falsa celebración que tuvimos luego de nuestro contrato y para encantar a los Pascals.Pero a diferencia de esa ocasión en dónde ella había conocido a mi padre y a mi hermanastro... aquí éramos felices. Sonreíamos y nos besábamos en todo momento. Una verdadera celebración.—No tenía la menor idea de que esto estaba entre tus planes... claro que sí te veía bastante raro, pero... esto... jamás. Gracias mi vida...— me dice mientas, me besa de nuevo. —Mami... ¿Podemos llevar... ?— pregunta Olivia sentada muy cómodamente en el carrito de supermercados. Se ve pequeña y adorable con sus rizos, con un suéter violeta y sujetando a su conejito. Es tan bien comportada y amable, que no nos da ni un solo dolor de cabeza a su padre y a mí. A veces pienso que se ha criado tanto en adultos que se comporta a veces como uno. Siempre con juicio, muy observadora y acatando lo que comenta papá y mamá. —¿Cereal? De chocolate supongo...— pregunto y ella se sonríe sacudiendo su cabecita. Yo me río y tomo una caja. Han pasado ya tres años desde que la adoptamos, tres años de ese tiempo en que mi vida dio un vuelco. Mi carrera creció, me casé y la tuvimos a ella. Los tres años más fabulosos de mi vida. —Bien eso es todo... esta noche tu papá y yo tenemos una reunión importante— le comento. —¿Vendrá bubu?— pregunta ella muy concentrada con la caja de cereal de chocolate en sus manos. —Sí... te quedas con el abuelo. Pero no creas que no le diré Capítulo 124: Mujeres ejemplares
—Oliver... ¿Qué?— pregunto mientras veo que mi esposo entrar de la nada en la regadera mientras yo me estoy bañando, preparándome para ir al hospital. Él no me responde, sino que simplemente me atrae hacia él y me besa. Está desnudo, y ahora el agua recorre su piel, y mis manos lo buscan instintivamente ¿Para qué negarme? Cuando un hombre como él se aparece, desnudo y más que dispuesto... uno simplemente tiene que agradecer a los cielos. En lo que por un momento se separan sus labios me susurra. —Acabo de dejar a Oli en el preescolar... así que tenemos la mañana para nosotros. Eso sí… no te importa llegar tarde al trabajo, a mí francamente me podría importar menos... llegar tarde al…— dice y me ve, mordiéndome los labios mientras dos manos bajan por mi espalda y aprietan mi trasero contra él. —... Instituto, por supuesto que prefiero quedarme aquí...— dice y ahora baja su boca por mi cuello, mordiendo y besando mientras mis manos van a su cintura, sus muslos y lo escucho gemir.
—Mara... qué niña tan hermosa... Leana...— digo mientras veo a mi amiga con su pequeña. Hace ya un par de días que mi querida amiga había dado a luz y se veía contenta. Mara había sido única hija de una familia con muchos hijos varones, Así que no era de extrañar que la pequeña Leana había sido recibida con mucha emoción, sobre todo porque era la única nieta. Los padres de Mara estaban eufóricos, y honestamente la preciosa Leana era perfecta. Parecía una pequeña hadita, con el cabello de un color rojizo oscuro, un poco de su padre, pero con los rizos de la madre. Estaba ahora durmiendo en los brazos de su madre, ajena a todo el alboroto que su nacimiento había causado. Yo creo que la familia Santana iba a estar celebrando la llega de la niña por muchos días más. Mi amiga se veía realmente bien. Ella y Eliot habían comprado una casa fantástica, y ahora nos encontrábamos en la habitación de la pequeña, que tenía todo lo que se pudiera necesitar y más. Eliot había dejado a cargo de