Lyra y Rhaegal:Las palabras que salieron de los labios de Rhaegal golpearon a Lyra, sin embargo una de estas fue la que permaneció en su mente, brillando con una intensidad poco usual. Vínculo.Había un vínculo que los unía.—¿A qué te refieres con vínculo?—susurró ella, sintiendo su corazón latir con una violencia poco usual, mientras su garganta se secaba y volvía rasposa.El hijo de la luna se quedó lívido, como si recién entonces comprendiera lo que había dicho, las palabras que habían escapado de su confinamiento para salir a relucirse al mundo en el peor momento posible.La cara de Rhaegal se volvió algo pálida, mientras leía las emociones plasmadas en los ojos de ella. ¿Fue dolor o angustia lo que serpenteo en la mirada dorada de él? Bueno, Lyra no logró decidirse.Sin embargo, aquello fue instantáneo, casi inexistente. Antes de que ella pudiera argumentar algo en contra o a favor, Rhaegal ya había cambiado su postura tensa a una más relajada y aquella sonrisa colmada de arrog
El corazón de Lyra latía con violencia, con un dolor casi insoportable, mientras avanzaba por la escalera principal del castillo y atravesaba el enorme umbral que dividia el exterior del interior.La corte estaba eufórica, casi frenética, mientras se arremolinaban en son del trono.Rhaegal se puso por delante de Lyra, evitando así que cualquier monstruoso miembro de la corte de pesadillas la empujara o aplastara. Peter iba detrás, mirando a todos con cierta repugnancia.Cuando finalmente llegaron al límite de la multitud, el alma de Lyra abandonó su cuerpo, mientras observaba a Rhen con los brazos atados detrás de su espalda y con la parte superior de su torso totalmente desnudo. El casi gemelo perfecto de Lyra miraba a Hades directamente a los ojos, sin una pizca de miedo o vacilación en aquella mirada.Por su parte, Hades se encontraba sentado en el trono, con las piernas algo separadas y Edith sentada en su regazo, con una mano sobre su pecho y la cabeza recostada sobre su hombro.
Lyra cerró los ojos con fuerza, mientras sentía como su corazón se contraia más y más en el centro de su pecho, conforme el sonido de los latigazos resonaban en el eco de las paredes del castillo.Cada vez que el cuero hacía contacto con la piel expuesta de Rhen, más sangre salpicaba y manchaba el suelo de mármol, mientras las lágrimas se deslizaban por las mejillas de Lyra. La sangre de su hermano había logrado llenar todo a su alrededor, llegando incluso a salpicar las botas de Rhaegal.El rostro del hijo de la luna era rígido como piedra, como si él mismo sufriera ante cada contacto de su látigo. Cualquiera en su sano juicio pensaría que la fuerza con la que el hombre azotaba al humano era demasiado fuerte, sin embargo Lyra sabía perfectamente que Rhaegal no estaba utilizando ni un cuarto de la fuerza que poseía en cada fibra de sus músculos. Aun así, cuando llegaron al latigazo número veintinueve, Rhen era una especie de maza ensangrentada y lacerada.Elevando por última vez su l
—¡¿Estas demente?!—siseo el teniente con los dientes apretados, intentando no llamar la atención de Lyra.—¿Recién ahora lo notas?—se burló Rhaegal con una sonrisa lupina tirando de sus comisuras.Peter pasó una mano por su cabello oscuro, mientras lanzaba una mirada lasciva hacia el sitio donde se encontraba Lyra, hablando con Rhen en un tono bajo, intentando explicarle lo ocurrido de la mejor manera y forma posible.La actitud despreocupada y desinteresada de Rhaegal era de lo más aterradora, puesto que el teniente sabía perfectamente que el adoptaba esa faceta cuando sabía que estaban hasta el cuello de mierda.—No es broma, Rhaegal. Tu sabes muy bien que Hades nos matara si se entera de lo ocurrido—bufó el teniente, mientras cruzaba los brazos sobre su pecho y mantenía su rostro pálido, casi de muerte.—Él no se va a enterar… no puede hacerlo—respondió el hijo de la luna con simpleza, mientras lanzaba una mirada fugaz hacia Lyra, corroborando que ella y su hermano se encontraban b
El plan era fácil y simple. Aquella misma noche, durante la cena, Rhaegal y el teniente intervendrian a Hades, apartándose lo suficiente de Edith como para que esta no tuviera tanto control sobre él. Si el hijo de la luna estaba en lo cierto, las habilidades de Edith eran fuertes, pero no lo suficiente como para actuar a distancia.Una vez que la mente del rey estuviera libre del veneno de aquella arpía, solo quedaba una cosa. Deshacerse de la víbora.Por seguridad, a sabiendas de que Lyra tenía cuerpo mortal sin importar el tipo de sangre que fluyera por sus venas, ella esperaría en su habitación, con Rhen como su guardia personal. Aunque ciertamente, este puesto había sido entregado a este solo para que accediera a mantenerse al margen y protegerse sin sentirse demasiado inutil.Conforme el tiempo pasó, la ansiedad de Lyra se hizo más palpable, mientras aguardaba encerrada en su cuarto.Para el momento de la cena, los nervios de Lyra estaban a flor de piel, mientras aguardaba entume
El único y principal motivo por el que Rhaegal no se había lanzado como bestia contra Hades era uno muy simple, el amor que Lyra sentía por este último era demasiado real y fuerte como para que el hijo de la luna se atreviera a destrozarlo. Aun así, en el preciso instante en que Hades cerró las puertas del salón con sus habilidades de sombras, las ganas no le faltaron.Volviéndose hacia el rey, con los dientes apretados, Rhaegal avanzó unos pasos, evaluando seriamente cuál sería el movimiento perfecto para noquear a su hermano y correr hacia Lyra.Sin embargo, justo cuando estaba a punto de lanzarse hacia el rey, Rhaegal se quedó paralizado, rígido igual que una estatua de piedra.—¿Qué ocurre?—preguntó alarmado el teniente, creyendo que Hades había hecho uso de sus habilidades contra el hijo de la luna.El rostro de Rhaegal se volvió tan pálido como la nieve, mientras se llevaba una mano al pecho y la apretaba con violencia sobre su corazón, cayendo de rodillas ante los ojos de la co
—Dale tu sangre—dijo con desesperación Rhaegal, mirando a Hades con euforia y frenética locura—. Su corazón está dañado, el juramento no la mantendrá viva, no por mucho tiempo.Hades observó a Rhaegal con detenimiento durante algunos instantes.—¿Sabes lo que eso implica para ti?—soltó Hades con cierta vacilación.Los ojos del hijo de la luna brillaban con una luz especial, mientras se encontraba con la mirada de su hermano. —Claro que lo se… no eres el único que la ama, Hades—fue lo último que el hijo de la luna dijo, antes de que Hades asintiera y decidiera su destino.o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o oOscuridad, el vacío mismo de la existencia la rodeaba y envolvía. Las corrientes de un viento cálido y gentil la arrullaban igual que lo había hecho su madre cuando era una bebe.Nada, no había absolutamente nada a su alrede
Los ojos de Lyra se abrieron al mundo, una mezcla de azul y oro se fundian en armonía dentro de su iris. Luego de parpadear reiteradas veces intentando alejar de su mente el recuerdo de todo lo vivido, comenzó a observar la habitación.Dos hombres hermosos estaban sobre ella, mientras un tercero atravesaba la puerta del cuarto, la mirada de los tres clavadas como dagas sobre ella.Lyra separó sus labios secos e intentó hablar, pero el primer sonido fue casi un quejido seco y lejano. Rhaegal se movió a su lado algo inquieto, mientras buscaba sujetarla con más fuerza, como si intentase hacerle notar su presencia.La chica de cabello dorado se volvió hacia él, ladeando la cabeza con suavidad, mientras sus ojos escudriñaban su rostro. Por un momento ella se sintió vacía, despojada de algo que le pertenecía, sin embargo, rápidamente aquel sentimiento torturador fue reemplazado por otro más fuerte e intenso. La sed.Aquella desesperada necesidad por beber jamás la había sentido, ni en su m