Las lágrimas de Lyra se deslizaban por sus mejillas, mientras se aferraba con fuerza a un mullido almohadón que había encontrado sobre su cama. La habitación estaba completa y totalmente vacía, por lo cual se permitió llorar con soltura, para así desahogar su corazón.—¿Por qué es tan cruel?—dijo ella en voz alta sin obtener respuesta de nadie, mientras observaba la almohada que apretaba con violencia entre sus delicados brazos pálidos.El corazón le latía con ferocidad, mientras el dolor se clavaba en el centro de su pecho como una daga.Se sentía traicionada, desolada y desamparada. No sabia con quien hablar, su hermano y amigas sin lugar a dudas la regañarian por lo que había hecho, y en ese preciso instante lo último que necesitaba era eso.Pensó en Lady Mary e incluso en el propio teniente, pero ambos estaban bajo las órdenes del rey, y no quería ponerlos en una situación comprometedora.Rhaegal no era alguien con quien pudiera hablar, sin importar la honestidad de sus palabras o
Un suave y gentil tintineo arrancó a Lyra de su soroso dolor, haciendo que levantara su cabellera dorada y buscará con la mirada por el cuarto, divisando el punto de donde provenía el sonido. Era en la ventana de su cuarto.Con pasos tranquilos y casi levitando, Lyra llegó al umbral de la ventana, donde se encontró con una hermosa ave de plumas negras y penetrante mirada púrpura.El ave tocaba con la punta de su pico oscuro el cristal, como si pidiera permiso para entrar.Convencida de que al abrir el ave se escapa de allí, Lyra abrió la ventana. Sin embargo y para su sorpresa está ingreso al cuarto y se posó con suavidad sobre su hombro.—¿Hace frío afuera pequeña?—susurro Lyra, mientras el ave se acurrucaba entra su cuello, como si buscara reconfortarla.Eso arrancó una pequeña sonrisa de los labios de ella, mientras dispensaba unas caricias gentiles sobre el cuerpo del ave, temerosa de que ésta escapara en cualquier momento.Con pasos igualmente delicados, ella caminó hacia la cama
La luna aún reinaba en lo alto del cielo nocturno estrellado, cuando Rhen decidió salir a caminar, alejándose de su cama y almohada, las cuales no le permitían conciliar el sueño desde hacía más de una hora.Estaba cansado, sus pasos pesados y su cuerpo medio jorobado eran evidencia de aquello, de lo que el hermoso hombre de cabello dorado no estaba seguro era de que si su cansancio se debía esencialmente al entrenamiento con el teniente, o se trataba de la noticia de que su hermana había escapado del castillo y sobrevivido a duras penas.Bueno, al menos hasta ese momento estaría viva, puesto que cuando el rey tuviera la oportunidad de estar a solas con ella, lo mas probable seria que la asesinara, castigara o solo los dioses eran capaces de imaginar que otro tipo de horror estaba dispuesto a hacer realidad el rey con tal de vengar su orgullo. Porque algo seguro era que Hades tenía un temperamento temperamental y un orgullo demasiado grande.Con ese manojo de pensamientos atormpentand
Lyra no recordaba demasiado de lo ocurrido en el último instante en que sus ojos se cerraron, solo tenía el vago y lejano vestigio de recordar un halo de luz cegadora, la cual bien podría haber sido una confusión con la llegada del sol naciente de un nuevo día.Cuando finalmente la bruma del sueño que la mantiene envuelta entre sus fuertes brazos de seda se esfumaron, dejando a su mente nuevamente atada en el mundo real, lo primero que Lyra noto fue el calor.No, el primer pensamiento de asociar ese calor con el de las suaves frazadas fue desechado, cuando al moverse con lentitud, aquel calor se ciñó más a ella, con una fuerza mortal, casi asfixiante.Ante el repentino pensamiento de creer que su propia vida podría culminar allí mismo, entre el sueño y la realidad, ella abrió sus ojos de forma abrupta, quedando ciego durante algunos instantes mientras el sol del amanecer flagelaba sus pupilas.Pero bueno, aquello sólo duró unos pocos minutos, cuando finalmente logró diferenciar las si
El corazón de Lyra latía con la fuerza de mil caballos, sus ojos perdidos y algo lúgubres miraban al mundo a su alrededor sin mirarlo realmente, mientras que su mente intentaba recrear lo acontecido la noche anterior sin ser capaz de obtener una respuesta a aquello. Cansada, preocupada y algo temerosa por la llegada de la noche, la hermosa mujer de mirada azul y dorado se deslizó fuera del cuarto, utilizando la ropa más modesta que logró encontrar.Vistiendo una simple falda marrón tierra, con una camisa blanca de mangas tres cuarto, ella salió de la habitación, sintiéndose por primera vez cómoda con su apariencia.Los vestidos costosos y elegantes eran bellos, exquisitos en su más mínimo detalle posible de admirar, cualquiera podía lucir bello con ese tipo de prenda y sentirse a su vez increíble, sin embargo, la ropa simple y básica guardaba una sencillez hermosa, que volvía a la prenda y a su portador bello de un modo más clásico.Para Lyra, la comodidad y soltura que aquella prenda
Para mala suerte de la hermosa chica de mirada azul y dorada, el estar entretenida con las labores diarias solo había servido para que el tiempo se pasara extremadamente rápido, incluso más veloz que un suspiro en mitad de la noche.Luego de tomar una larga ducha, ella se limitó a deambular por su habitación, puesto que se había excusado en no ir a cenar, aseverando que estaba saciada. En realidad, su estómago gruñía tanto que parecian una bestia rugiendo en medio del bosque, pero no se atrevía a ir al gran salón, lo último que quería en ese preciso instante era ver a Hades.Ella estaba segura que con tan solo una mirada en su dirección podría llegar a morir de pavor ante la idea de que en poco tiempo el irrumpirá en su cuarto.Sin embargo, luego de recorrer el perímetro de su recamara por novena vez, se preguntó si acaso aquella decisión había sido la más acertada, puesto que ahora solo estaba en compañía de sus pensamientos, los cuales no eran los más apropiados.Deteniéndose de for
Al comienzo de la velada, Peter se sentía increíblemente incómodo de estar a solas con Lyra en su habitación, sin embargo debía admitir que de cierta manera aquello le agradaba. Estar a solas con ella le daba la posibilidad para hablar y conocerla aun mas, por eso conforme los minutos fueron transgrediendo a las horas, el se encontro sentado comodamente en un sillon frente a una pequeña mesita junto a Lyra, riendo abiertamente de un tonto comentario que ella acababa de hacer.—¡No te rías!—le espetó ella, con una sonrisa contagiosa bailando en sus labios—. Te digo que es preocupante la cantidad de habitaciones que hay en este castillo, es imposible limpiar todo.—No puedo creer que te haya obligado a limpiar el castillo como si fueras una criada y no una posible reina—dijo el hermoso teniente, mirándola directamente a los ojos.De forma indirecta, él acababa de dejar una pequeña pregunta allí implícita. Él sabía, de buena mano, que tanto ella como Hades se había vuelto más cercanos el
Hades deseo escapar del gran salón en el preciso instante en que noto que Lyra no estaba entre los presentes, buscó durante toda la noche cualquier posible excusa para ausentarse o rehusarse a permanecer en ese lugar un minuto más, sin embargo, sus obligaciones como rey de la corte de pesadillas lo obligaban a permanecer allí, al menos hasta haber comido.Lo que cualquier otra persona se hubiera tomado con calma, Hades se lo tomó a prisa, por lo que devoró la cena en menos de media hora, ignoro a todos sus compañeros de mesa y se rehusó a hacer contacto visual con cualquier bella dama que lo invitara a pasar una noche… bueno, apasionada.Los miembros de su corte intentaban y fracasaban buscando entablar cualquier tipo de diálogo o charla con él para dar cometido o sus propios deseos y ambiciones, pero Hades estaba completa y totalmente abstraído de lo que lo rodeaba, de quienes lo rodeaban. Sus pensamientos estaban alejados de aquella tortuosa corte colmada de horrores, ya que le pert