Para mala suerte de la hermosa chica de mirada azul y dorada, el estar entretenida con las labores diarias solo había servido para que el tiempo se pasara extremadamente rápido, incluso más veloz que un suspiro en mitad de la noche.Luego de tomar una larga ducha, ella se limitó a deambular por su habitación, puesto que se había excusado en no ir a cenar, aseverando que estaba saciada. En realidad, su estómago gruñía tanto que parecian una bestia rugiendo en medio del bosque, pero no se atrevía a ir al gran salón, lo último que quería en ese preciso instante era ver a Hades.Ella estaba segura que con tan solo una mirada en su dirección podría llegar a morir de pavor ante la idea de que en poco tiempo el irrumpirá en su cuarto.Sin embargo, luego de recorrer el perímetro de su recamara por novena vez, se preguntó si acaso aquella decisión había sido la más acertada, puesto que ahora solo estaba en compañía de sus pensamientos, los cuales no eran los más apropiados.Deteniéndose de for
Al comienzo de la velada, Peter se sentía increíblemente incómodo de estar a solas con Lyra en su habitación, sin embargo debía admitir que de cierta manera aquello le agradaba. Estar a solas con ella le daba la posibilidad para hablar y conocerla aun mas, por eso conforme los minutos fueron transgrediendo a las horas, el se encontro sentado comodamente en un sillon frente a una pequeña mesita junto a Lyra, riendo abiertamente de un tonto comentario que ella acababa de hacer.—¡No te rías!—le espetó ella, con una sonrisa contagiosa bailando en sus labios—. Te digo que es preocupante la cantidad de habitaciones que hay en este castillo, es imposible limpiar todo.—No puedo creer que te haya obligado a limpiar el castillo como si fueras una criada y no una posible reina—dijo el hermoso teniente, mirándola directamente a los ojos.De forma indirecta, él acababa de dejar una pequeña pregunta allí implícita. Él sabía, de buena mano, que tanto ella como Hades se había vuelto más cercanos el
Hades deseo escapar del gran salón en el preciso instante en que noto que Lyra no estaba entre los presentes, buscó durante toda la noche cualquier posible excusa para ausentarse o rehusarse a permanecer en ese lugar un minuto más, sin embargo, sus obligaciones como rey de la corte de pesadillas lo obligaban a permanecer allí, al menos hasta haber comido.Lo que cualquier otra persona se hubiera tomado con calma, Hades se lo tomó a prisa, por lo que devoró la cena en menos de media hora, ignoro a todos sus compañeros de mesa y se rehusó a hacer contacto visual con cualquier bella dama que lo invitara a pasar una noche… bueno, apasionada.Los miembros de su corte intentaban y fracasaban buscando entablar cualquier tipo de diálogo o charla con él para dar cometido o sus propios deseos y ambiciones, pero Hades estaba completa y totalmente abstraído de lo que lo rodeaba, de quienes lo rodeaban. Sus pensamientos estaban alejados de aquella tortuosa corte colmada de horrores, ya que le pert
Lyra y Peter desviaron la mirada hacia un lado, encontrándose con Hades de pie, en el umbral de la puerta, mirándolos a ambos de un modo que parecía contener el mismísimo infierno en su interior. Las palabras del rey habían flotado en la habitación, deslizándose dentro de la mente de Lyra, haciendo que finalmente ella reaccionara ante aquella entrada imprevista. Durante el tiempo en que Peter había estado junto a ella en la habitación, Lyra había olvidado por completo la inminente llegada de Hades, logrando relajarse, pero ahora finalmente aquello le pasaba factura.Abruptamente, y como si un balde de agua helada cayera sobre su cabeza, Lyra noto la calidez y suavidad de las manos del hermoso teniente, y como si Hades pudiera leer su mente, dirigió su mirada purpura hacia ese punto donde sus cuerpos se volvían uno. Sintiendo como su corazón se aceleraba y el miedo se apoderaba de ella, Lyra intentó retirar la mano de la de Peter, sin embargo, el teniente la apretó con más fuerza, imp
Era increíble ver como el rostro de un hombre tan hermoso y valeroso como el del teniente Peter podría desfigurarse en cuestión de segundos, de tal modo que quedaba poco en el de lo que una vez fue el temple de la calma y sabiduría. La mirada verde de Peter se habia oscurecido tanto, que parecia haberse vuelto toatlmente negra, absorviendo la luz de la habitacion que lo rodeaba, igual que un agujero negro.Su dientes, se habían vuelto afilados, puntiagudos, mientras se apretaban con violencia para evitar, al igual que Rhaegal, clavarlos en la garganta de Hades. Ambos sabían muy bien, que de llegar a hacerlo, no era la vida del rey la que peligraría solamente, sino la suya propia.Era sabido, en todo el reino, que la sangre de Hades era semejante al veneno, una sola gota tomada en contra de su voluntad podía causar una muerte dolorosa y agonizante, mientras que una muestra de su sangre dada por su propia voluntad era capaz de conceder inmortalidad… entre otras ventajas que pocos se at
Lyra permanecía petrificada, mirando aquel punto vacío y perdido en la habitación, un espacio ausente que instantes atrás había sido ocupado por el hermoso rey de mirada púrpura. Sin embargo, igual que aquel espacio, su alma se encontraba igualmente vacía, ausente, como si le faltara algo, alguien.El tiempo pareció detenerse para ella, sin embargo las arenas del tiempo seguían su curso igual que siempre, solo se trataba de un desesperado sentimiento de intentar aferrarse por un latido de corazón más a ese instante antes de que todo se fuera al demonio.Pero las cosas ya se habían echado a perder, todo se había arruinado.“Ante tus ojos siempre seré el monstruo de la historia” las palabras del rey retumbaron en su mente, volviéndose un eco atormentador, arrebatador y destructor, que martillaba contra su alma y corazón haciendo que estos se volvieran inestables, igual que cristales arrojados al vacío.—Lyra—llamó una voz a su espalda, al mismo tiempo que una mano gentil se colocaba so
Hades observaba con pesar la inmensidad de la noche ante él, el cielo nocturno se alzaba en su máximo esplendor, salpicando la cúpula azul oscuro con millones de pequeños diamantes que destellaban.El cuerpo de él estaba algo encorvado, mientras se inclinaba sobre la barandilla del balcón de la torre expuesta, mirando las vastas extensiones de tierras que le pertenecían.Lyra llegó hasta él cansada, con la respiración irregular y algo agitada, mientras sentía como su corazón latía con fuerza en el centro de su pecho. La subida a la torre había sido una constante lucha, una carrera contra el tiempo, su voluntad y su propia resistencia física, una que finalmente había logrado vencer.Cuando logró recobrar el aliento, observó a Hades contemplando con rostro solemne aquel hermoso cielo que parecía tornarse a su favor para coronarlo.—Si piensas quedarte aquí, apaga la vela. Arruina la vista—dijo él en tono mandón de espaldas a ella, sin moverse un solo centímetro.Lyra lo escuchó con suma
Hades se quedó lívido, con el corazón latiendo con la potencia de mil caballos en el centro de su pecho, mientras observaba el rostro de Lyra. Allí, ante la mirada de las estrellas, Hades pudo contemplar que no había duda, vacilación o arrepentimiento en cada rasgo del rostro de ella, por el contrario, sólo una firme confianza parecía haberse apoderado de la misma.Las palabras de la hermosa mujer de cabello dorado como el sol se deslizaron dentro de su mente, logrando llenarlo de luz, una luz propia de la esperanza. Aun así, tardé varios segundos en comprender lo que ella estaba diciendo, más bien en asimilar lo que realmente estaba diciéndole a él. —¿Qué dices?—escupió Hades, en un tono agresivo, uno que estaba habituado a utilizar, sin embargo en ese preciso instante no tenía el verdadero deseo de que aquello saliera de sus labios, menos aún con la prepotencia con que lo había dicho.Los labios de Lyra se separaron ligeramente, mientras dejaba que el oxígeno se filtrara a través d