La mirada púrpura del rey estaba fuera de sí, viajando entre Rhaegal y Lyra, mientras unos celos venenosos se apoderaban de sus facciones, contorsionandose de tal modo que volvía su rostro aterrador.Lyra hizo el ademán de retroceder un paso, sin embargo su espalda ya se encontraba contra la pared, por lo que no logró escapar mucho más del hermoso Hades.Rhaegal, muy por el contrario, avanzó medio paso, colocándose entre ambos, mientras deslizaba las manos dentro del bolsillo y le obsequiaba una sonrisa lupina a su hermano.—Dialogabamos, hermano—ronroneo Rhaegal mientras ladeaba la cabeza hacia un lado y dejaba que unos mechones oscuros de su cabello se deslizaran hacia un lado.El ceño de Hades se frunció, mientras su boca se unía en una delgada línea que se volvía más y más blanca, conforme el ejerce más presión sobre estos.—Se estaban sonriendo—dijo Hades con rabia, como si la mera mención de aquello fuera digna de una brutal matanza.Rhaegal volvió el rostro hacia Lyra, de cuyos
—¡¿Que hiciste que?!—grito Peter, alejándose de la pared de su cuarto.Luego del exabrupto que Hades había tenido con Lyra, necesitaba con urgencia descargar sus emociones con alguien. Hubiera preferido pelear con los puños a hablar, sin embargo el teniente no estaba de humor para luchar.Bueno, para ser razonables, Hades había irrumpido en la habitación de Peter colérico y exaltado, demandando con urgencia su atención.De esa entrada alarmante habían pasado ya varios largos minutos, los cuales Peter había utilizado para desacelerar al rey y comprender qué demonios había ocurrido.Cuando finalmente Hades llegó al punto crítico de su historia, el mismo teniente sintió el claro deseo de arrojarlo por la ventana del castillo.—Estaba enfadado ¿Si? no fue mi intención—se excuso Hades sentándose en la cama de Peter y colocando la cabeza sobre sus manos.—¿No fue tu intención insinuar que es una zorra?—inquirió el teniente de mirada color esmeralda, mientras cruzaba los brazos sobre su pech
Las lágrimas de Lyra se deslizaban por sus mejillas, mientras se aferraba con fuerza a un mullido almohadón que había encontrado sobre su cama. La habitación estaba completa y totalmente vacía, por lo cual se permitió llorar con soltura, para así desahogar su corazón.—¿Por qué es tan cruel?—dijo ella en voz alta sin obtener respuesta de nadie, mientras observaba la almohada que apretaba con violencia entre sus delicados brazos pálidos.El corazón le latía con ferocidad, mientras el dolor se clavaba en el centro de su pecho como una daga.Se sentía traicionada, desolada y desamparada. No sabia con quien hablar, su hermano y amigas sin lugar a dudas la regañarian por lo que había hecho, y en ese preciso instante lo último que necesitaba era eso.Pensó en Lady Mary e incluso en el propio teniente, pero ambos estaban bajo las órdenes del rey, y no quería ponerlos en una situación comprometedora.Rhaegal no era alguien con quien pudiera hablar, sin importar la honestidad de sus palabras o
Un suave y gentil tintineo arrancó a Lyra de su soroso dolor, haciendo que levantara su cabellera dorada y buscará con la mirada por el cuarto, divisando el punto de donde provenía el sonido. Era en la ventana de su cuarto.Con pasos tranquilos y casi levitando, Lyra llegó al umbral de la ventana, donde se encontró con una hermosa ave de plumas negras y penetrante mirada púrpura.El ave tocaba con la punta de su pico oscuro el cristal, como si pidiera permiso para entrar.Convencida de que al abrir el ave se escapa de allí, Lyra abrió la ventana. Sin embargo y para su sorpresa está ingreso al cuarto y se posó con suavidad sobre su hombro.—¿Hace frío afuera pequeña?—susurro Lyra, mientras el ave se acurrucaba entra su cuello, como si buscara reconfortarla.Eso arrancó una pequeña sonrisa de los labios de ella, mientras dispensaba unas caricias gentiles sobre el cuerpo del ave, temerosa de que ésta escapara en cualquier momento.Con pasos igualmente delicados, ella caminó hacia la cama
La luna aún reinaba en lo alto del cielo nocturno estrellado, cuando Rhen decidió salir a caminar, alejándose de su cama y almohada, las cuales no le permitían conciliar el sueño desde hacía más de una hora.Estaba cansado, sus pasos pesados y su cuerpo medio jorobado eran evidencia de aquello, de lo que el hermoso hombre de cabello dorado no estaba seguro era de que si su cansancio se debía esencialmente al entrenamiento con el teniente, o se trataba de la noticia de que su hermana había escapado del castillo y sobrevivido a duras penas.Bueno, al menos hasta ese momento estaría viva, puesto que cuando el rey tuviera la oportunidad de estar a solas con ella, lo mas probable seria que la asesinara, castigara o solo los dioses eran capaces de imaginar que otro tipo de horror estaba dispuesto a hacer realidad el rey con tal de vengar su orgullo. Porque algo seguro era que Hades tenía un temperamento temperamental y un orgullo demasiado grande.Con ese manojo de pensamientos atormpentand
Lyra no recordaba demasiado de lo ocurrido en el último instante en que sus ojos se cerraron, solo tenía el vago y lejano vestigio de recordar un halo de luz cegadora, la cual bien podría haber sido una confusión con la llegada del sol naciente de un nuevo día.Cuando finalmente la bruma del sueño que la mantiene envuelta entre sus fuertes brazos de seda se esfumaron, dejando a su mente nuevamente atada en el mundo real, lo primero que Lyra noto fue el calor.No, el primer pensamiento de asociar ese calor con el de las suaves frazadas fue desechado, cuando al moverse con lentitud, aquel calor se ciñó más a ella, con una fuerza mortal, casi asfixiante.Ante el repentino pensamiento de creer que su propia vida podría culminar allí mismo, entre el sueño y la realidad, ella abrió sus ojos de forma abrupta, quedando ciego durante algunos instantes mientras el sol del amanecer flagelaba sus pupilas.Pero bueno, aquello sólo duró unos pocos minutos, cuando finalmente logró diferenciar las si
El corazón de Lyra latía con la fuerza de mil caballos, sus ojos perdidos y algo lúgubres miraban al mundo a su alrededor sin mirarlo realmente, mientras que su mente intentaba recrear lo acontecido la noche anterior sin ser capaz de obtener una respuesta a aquello. Cansada, preocupada y algo temerosa por la llegada de la noche, la hermosa mujer de mirada azul y dorado se deslizó fuera del cuarto, utilizando la ropa más modesta que logró encontrar.Vistiendo una simple falda marrón tierra, con una camisa blanca de mangas tres cuarto, ella salió de la habitación, sintiéndose por primera vez cómoda con su apariencia.Los vestidos costosos y elegantes eran bellos, exquisitos en su más mínimo detalle posible de admirar, cualquiera podía lucir bello con ese tipo de prenda y sentirse a su vez increíble, sin embargo, la ropa simple y básica guardaba una sencillez hermosa, que volvía a la prenda y a su portador bello de un modo más clásico.Para Lyra, la comodidad y soltura que aquella prenda
Para mala suerte de la hermosa chica de mirada azul y dorada, el estar entretenida con las labores diarias solo había servido para que el tiempo se pasara extremadamente rápido, incluso más veloz que un suspiro en mitad de la noche.Luego de tomar una larga ducha, ella se limitó a deambular por su habitación, puesto que se había excusado en no ir a cenar, aseverando que estaba saciada. En realidad, su estómago gruñía tanto que parecian una bestia rugiendo en medio del bosque, pero no se atrevía a ir al gran salón, lo último que quería en ese preciso instante era ver a Hades.Ella estaba segura que con tan solo una mirada en su dirección podría llegar a morir de pavor ante la idea de que en poco tiempo el irrumpirá en su cuarto.Sin embargo, luego de recorrer el perímetro de su recamara por novena vez, se preguntó si acaso aquella decisión había sido la más acertada, puesto que ahora solo estaba en compañía de sus pensamientos, los cuales no eran los más apropiados.Deteniéndose de for