La arrogante sonrisa que emergió en los labios de Rhaegal fue tan amplia que dejó al descubierto unos afilados y poderosos caninos blanquecinos. Unos que estaban demasiado cerca del cuello de la inconsciente Lyra.—Es curioso que digas eso, hermano, teniendo en cuenta que fuiste tú quien me echó de casa en primer lugar—ronroneo el chico de mirada tan dorada como el sol.Nadie en el castillo movió un músculo o emitió el más mísero de los sonidos, mientras miraban con terror al hombre que sostenía en brazos a la desfallecida chica como si no fuera más que un trozo de carne inanimado.—Eran otros tiempos, y tú te habías convertido en una bestia—escupió con el temple frío Hades, mientras deslizaba las manos dentro de sus bolsillos y observaba con detenimiento las facciones de su hermano.El teniente Peter, atento y expectante, avanzó un paso hacia ellos, con la palma de su mano cerrada en la empuñadura de su afilada espada. Si bien era sabido que el teniente era el mejor espadachín y guer
La tensión fue en aumento dentro de la corte de pesadillas. Las personas contenían el oxígeno dentro de sus pulmones, mientras observaban con temor a los dos hermanos observándose con rabia.Hades avanzó un paso, mientras sentía cómo el poder comenzaba a vibrar en sus venas, despertando la esencia divina de su sangre. Rhaegal simplemente lo observaba con temple frío y serio, demasiado para él.—Espero que no seas tan estupido para creer que te daré mi corona así sin más—siseo Hades con su mirada oscureciendose mas y mas, las sombras a su alrededor se arremolinaban, como si intentaba devorarlo—. Antes muerto que entregarle la corona a un esclavo de la luna.Una sonrisa brillante serpenteó en los labios de Rhaegal, mientras observaba de forma serena a su hermano. Sin embargo aquellos ojos denotaban un constante deseo de desafío, un reto al propio hombre.—Eso se puede solucionar, hermano—ronroneo Rhaegal y su mirada dorada comenzó a brillar, como si los propios rayos del sol destellaran
Cuando el embriagador sueño la abandonó, despojándola del confort de las sombras que ahogaban sus pensamientos, lo primero que Lyra Sanditon vio, fue el hermoso rostro de Hades. O al menos eso creyó en un comienzo.Luego de pestañear un par de veces, la bella dama comprendió que no se trataba del rey, sino de alguien de rasgos similares, como el mentón fuerte y los pómulos afilados, sin embargo lo que más los diferenciaba era su mirada.Hades tenía rasgos rígidos, autoritarios y casi demandantes, enmarcando unos ojos púrpura.Mientras que el extraño, tenía una expresión más cauta y sigilosa, a la vez que suaves y alegres, enmarcando un par de hermosos ojos dorados, los cuales parecían emitir luz propia.—Hola mascota, por fin despiertas—ronroneo el extraño con un hermoso tono de voz.Despertar… ella…¿Acaso había dormido?Casi al instante que aquella pregunta invadió su mente, la respuesta a la misma ocupó su lugar, mientras recordaba lo ocurrido.Sin embargo, fue en ese preciso instan
Todos en la corte se habían quedado enmudecidos, aterrados ante la mera mención de los ancianos. Sin embargo, muy en oposición con la opinión pública, Hades estaba enmudecido por otro motivo. Lyra.Rhaegal le había salvado la vida, lo cual era poco usual pero podía llegar a ocurrir; sin embargo jamás habría permitido salir ileso a un hombre o mujer que se atreviera a insultar. Lyra lo había insultado más de una vez y para colmo frente a un montón de pretenciosos cortesanos.Eso causó un arrebato de emociones y sensaciones, en especial el hecho de que ahora no se encontraran llorando la muerte de la dama.No, Lyra estaba ilesa, en ese preciso momento se encontraba sentada en una mesa rodeada por sus amigas y hermano, a quien le había concedido el permiso de asistir a los eventos de la corte como un miembro más de la misma. Hades se había visto obligado a invitar a su hermano al banquete de esa noche, no por una obligación moral, sino más bien se trataba de una decisión personal.El re
Hades contuvo la respiración, mientras ladeaba el rostro hacia su hermano y lo observaba con detenimiento, evaluando que sería más conveniente si decidía atacarlo en ese preciso instante.—Las mujeres seleccionadas para formar parte de la corte, sólo pueden ser cortejadas por el rey—aclaró el mismo consejero que había cometido el estupido error de hablar sobre Lyra.Hades comprendió que el verdadero motivo oculto detrás de aquello era para compensar sus errores y quizás lograr obtener cierta piedad del rey. Algo que era tan poco habitual como que Rhaegal fuera amable.—Es una pena—comenzó a decir el hombre de hermosa mirada dorada, al mismo tiempo que recostaba su mentón sobre el puño cerrado—, me hubiera gustado convertirla en mi esposa.—Apenas la conoces ¿Y ya la quieres convertir en tu esposa?—se burló Hades, evitando mirar hacia Lyra—. Creo que estás cegado por un impulso necio, lo cual solo garantiza que no serías un rey adecuado.Rhaegal esbozó una hermosa sonrisa socarrona, mi
—¿Cómo demonios se te ocurre escapar del castillo solá?—graznó Rhen con su mirada azul y dorada clavada en ella como dardos.—Estaba molesta ¿Si? no me juzgues—respondió Lyra, metiéndose un trozo de comida en la boca.—¿Que no te juzgue? Podrias estar muerta si ese idiota no te hubiera rescatado—arremetio Rhen demasiado molesto, algo que era muy poco habitual en el.—Podrias no, con seguridad estarias muerta de no ser por ese idiota—agrego Miles, con tono muy serio, mientras erguia su postura y le dedicaba a su amiga una mirada de esterno reproche.Lyra escupió un bufido cansino, mientras dirigía su mirada hacia Gwen, la única que no había emitido una sola palabra en toda la noche, quien se mantenía distante de toda conversación pero alerta a cualquier posible movimiento o reacción por parte de los allí presentes.Fue en ella en quien Lyra decidió enfocar su concentración, después de todo, Gwen siempre había sido una figura neutral y pacífica, si había alguien capaz de comprenderla se
Lyra trago duro, mientras observaba con detenimiento la hermosa mirada dorada de aquel hombre casi divino, el cual la tenía aprisionada contra la pared.Durante algunos segundos solo logro pensar en la belleza de aquel hermoso ser, en la perfección de su figura y la silueta oscura que se dibujaba sobre su rostro, como si las mismas sombras estuvieran alabando tal belleza.Sin embargo, aquellas sensaciones y pensamientos la abandonaron en el preciso instante en que recordó que ella estaba a solas con él, lo cual podría traer erróneas interpretaciones para otros miembros de la corte. Eso si es que acaso Rhaegal le permitía seguir con vida luego de haberlo insultado públicamente.Lyra trago duro, mientras un manojo de sentimientos se encontraban en su interior.—Lo lamento, rey o príncipe… no quise ofenderte en el salón—se excuso ella, intentando ganar un par de segundos de ventaja.Rhaegal frunció el ceño, mientras estudiaba sus facciones con cierto detenimiento, como si aquellas no fu
La mirada púrpura del rey estaba fuera de sí, viajando entre Rhaegal y Lyra, mientras unos celos venenosos se apoderaban de sus facciones, contorsionandose de tal modo que volvía su rostro aterrador.Lyra hizo el ademán de retroceder un paso, sin embargo su espalda ya se encontraba contra la pared, por lo que no logró escapar mucho más del hermoso Hades.Rhaegal, muy por el contrario, avanzó medio paso, colocándose entre ambos, mientras deslizaba las manos dentro del bolsillo y le obsequiaba una sonrisa lupina a su hermano.—Dialogabamos, hermano—ronroneo Rhaegal mientras ladeaba la cabeza hacia un lado y dejaba que unos mechones oscuros de su cabello se deslizaran hacia un lado.El ceño de Hades se frunció, mientras su boca se unía en una delgada línea que se volvía más y más blanca, conforme el ejerce más presión sobre estos.—Se estaban sonriendo—dijo Hades con rabia, como si la mera mención de aquello fuera digna de una brutal matanza.Rhaegal volvió el rostro hacia Lyra, de cuyos