¿Entregarse o no entregarse? Ese era el mayor tormento que acongojaba a la hermosa chica de dorada cabellera, mientras los labios de Hades se aproximaban más y más cerca de ella.Sus fuertes brazos la rodeaban con firmeza y delicadeza en igual medida, mientras su embriagador aroma llenaba sus fosas nasales, seduciendola, al igual que aquella penetrante mirada púrpura colmada de estrellas, capaz de corromper cualquier alma.Lyra sería una completa hipócrita si decía que no sentía deseo, lujuria o placer, mientras aquel hermoso hombre la acechaba igual que una bestia.Sin embargo, ella también tenía otro sentimiento presente en su corazón.La incertidumbre.Ella podía ver qué en la mirada del rey había deseo, pero Lyra era muy inteligente como para saber que si ella le daba lo que él buscaba, rápidamente se aburriría de ella y la descartaría igual que a las otras.—¿Que pasó, Lyra Sardinton?—comenzo a ronronear el mientras una de sus manos subía con delicadeza hasta su cuello, tomándol
Cuando Lyra cerro final sus ojos al recostarse varios minutos más tarde en su mullida cama, el sueño no demoró en alcanzarla.Luego de pasar casi una semana durmiendo en el bosque, con rígidas rocas como almohadas y el constante sonido de las bestias acechandolos desde detrás de los árboles, la simple idea de recostarse en su propio cuarto y dormir plácidamente le pareció irreal, hasta que se encontró sola en el cuarto, vistiendo un pijama y arropada en su enorme cama de dos cuerpos.Una vez allí, el sueño no demoró demasiado en llegas hasta ella y envolverla entre sus dulces y cálidos brazos seductores.En su sueño, Lyra bailaba entre los preciosos jardines del castillo en compañía de un hermoso hombre de cabello negro como la imponente noche, sin embargo su rostro se encontraba cubierto por una marcará oscura, la cual dejaba al descubierto sus carnosos labios y su mirada peculiar.Un ojo verde como esmeralda y el otro púrpura colmado de estrellas.El hombre de sus sueños la envolvía
Hades:De pie, frente al espejo de su habitación, el aguardaba pacientemente a que el hombre a su lado terminará de vestirlo perfectamente, igual que siempre.No conocía el nombre del hombre, jamás se había interesado en entablar algún tipo de conversación con el desde que trabajaba como su asistente de recamara desde había ya varios milenios, sin embargo, en aquel momento estaba completamente desesperado.Había cometido un tonto, absurdo e idiota error la noche anterior.Sus emociones se habían salido de control, empujándolo al límite de su recistencia. Un segundo más con los labios sobre el cuerpo de Lyra y el la habría tomado allí mismo, sobre las escaleras, igual que si fuera una vuelta mujer cualquiera.Pero Lyra no era una puta ni mucho menos, algo en su ser ponía a arder la sangre en las venas del rey, a la vez que su fuerza de autocontrol llegaba a un limita casi inexistente.Sin embargo, debido al temperamento de la hermosa mujer, ellos rara vez lograban congenear.Para Hades
Hades:No solo fue el corazón de Lyra el que dejo de latir mientras un sumbido inundaba sus oídos, lo mismo les ocurrió a todos los presentes, quienes volteaban lentamente sus rostros para observar el de Hades.Lívido, petrificado, sin saber que demonios hacer o decir, el observaba al chico frente a él.El parecido con Lyra era impresionante, incluído su semblante demacrado por la inhanicion.Acababa de anunciar públicamente que torturaria al hombre frente a él, sin embargo esto era antes de saber su parentesco con la única mujer que había ofrecido su sincera, pura y genuina amistad.El rey de mirada púrpura no se atrevió a voltear hacia Lyra, quien seguramente estaba aterrada ante lo que él, el monstruo del castillo, podría llegar a decir.—Viniste a buscar a tu hermana como si hubiera que rescatarla—comenzo a ronronear Hades mientras hacia una seña a sus guardias para que lo soltaran—. Quiero informarte que todas las damas que se encuentran en esta habitación vinieron por voluntad p
Miles no cerró la boca ni un segundo desde que Hades había salido de la sala de té, en completo opuesto a ella, Gwen no emitió una sola palabra, ni siquiera un suspiro, solo el más aturdidor de los silencios.—Tu hermano si que tiene cojones para treverse a enfrentar al rey… y en su propio castillo—volvio a decir Miles mientras le daba otro mordisco a su galleta dulce.Había mencionado aquel hecho como mínimo unas ocho veces mientras que Lyra engullia toda la comida que le era posible.Tenía hambre, de eso no cabía duda, sin embargo también estaba aterrada de dejar a su hermano a solas con aquellos poderosos y peligrosos hombres.En su familia, Arlette, el primogénito era el más sensato, Fery, el tercero en nacer era tan callado que a veces era fácil olvidar que estaba presente en una habitación.Por el contrario, Rhen era un opuesto perfecto de las personalidades de sus dos hermanos mayores.Había nacido segundo, por lo tanto, sus padres no se enfocaron tanto en sus cuidados como lo
Hades:El rey de mirada púrpura colmada de estrellas soltó un largo y profundo suspiro, mientras caminaba por los corredores del castillo rumbo a su despacho.Quería hacer las cosas bien, necesitaba hacer las cosas bien, sin embargo, una oscura parte dentro de él le gritaba que debía ejecutar públicamente a Rhen por intento de secuestro, después de todo, Lyra era de su propiedad al ser seleccionada.Pero el no podría hacerlo, jamás se atrevería a hacer algo para dañar a la hermosa mujer de mirada azul y dorada, los cuales le recordaban a algo que el no comprendía, igual que sus florecientes sentimientos.—¿A dónde vas tan apurado?—ronroneo la hermosa y sensual voz de Edith desde la arcada de una puerta.Hades se detuvo en seco, volviendo su rostro hacia la hermosa mujer que se asomaba perezosamente por la arcada vistiendo un ceñido salto de cama del mismo color que sus ojos. Rojo.El rey tragó duro, mientras comenzaba su batalla interna por mantener sus apetitos y deseos a raya. El te
—Entonces ¿Tú viniste solo por el bosque?—pregunto Peter nuevamente, incrédulo ante las palabras que salían de los labios del chico a su lado.Ambos habían llegado al lugar hacia varios minutos, tiempo que el teniente había aprovechado para hablar con Rhen a solas.Peter tenía la intención de obtener un poco más de información sobre Lyra, sus gustos y pasatiempos, pero conforme conocía al casi gemelo de ella, más se interesaba por su vida y la de su familia.Ahora, el teniente de mirada verde esmeralda ya no quería solo conocer a Lyra, también necesitaba descubrir todo sobre su vida pasada y su familia, comenzando con Rhen.—Si, solo, luchando como podía con alguna de las criaturas que encontraba a mi paso—respondio el chico de cabellera dorada con orgullo, mientras una ronrisa brillante eclipsaba sus labios.—Es increíble, ¿Con qué clase de criaturas te topaste?—incistio Peter, fascinado ante la idea de que el hombre frente a él fuera capaz de sostener un arma sin desfallecer.Sin em
Lo que Hades llamaba primera hora de la mañana, Lyra solía llamarla la hora ideal para dormir, soñar y abstraerse en aquel mágico mundo ideal.O al menos lo era, hasta que el extraño enmascarado se hizo partícipe de estos, danzando con Lyra su baile excepcionalmente perfecto, mientras la intriga e incertidumbre abrían una puerta al interior de su mente de la cual no habría retorno.La pareja de aquella danza mantenía su rostro totalmente oculto, por lo cual su identidad era desconocida para la dama. Él la sostenía con firmeza entre sus brazos, a la vez que la mecía con delicadeza al compás de la música que envolvía sus oídos para deleitar sus almas.Lyra solo lograba ver un cabello negro como el ebano, el cual se escapaba por la cima de la mascara dorada, mientras que una penetrante mirada muy singular la escoltaba en cada movimiento. Singular, aquella palabra era vaga, casi absurda, para describir la esplendorosa belleza de la dicromatía de aquellos ojos. Uno verde, tan intenso que