Al día siguiente. Mariela arrastró su maleta por la baldosa del aeropuerto, se acercó a la ventanilla de la aerolínea para realizar el registro de su equipaje. Y luego de cumplir con esos trámites tomó asiento en las sillas de la sala de espera. Unos minutos más tarde, anunciaron su vuelo, se puso de pie, y empezó a caminar en dirección a la pista. «Espero ella te haga feliz» dijo en su mente. —¡Qué nadie se mueva! La voz gruesa de un oficial de policía la sobresaltó, y la sacó de sus cavilaciones. Los demás pasajeros se quedaron estáticos al igual que ella, entonces un par de oficiales se acercaron a Mariela.—¡Señorita Mariela Roldán queda detenida! —La esposaron sin darle tiempo a reaccionar. —¿Qué? —preguntó y empezó a sacudirse. —¡Esto es un error! ¿De qué se me acusa? —preguntó alterada y nerviosa, pensó que quizás sus familiares la involucraron en sus crímenes. —¡De robo! —contestó el oficial—, tiene derecho a guardar silencio, todo lo que diga puede ser usado en su contr
Unas semanas después. Paula y Juan Andrés decidieron hacerse exámenes médicos y comprobar que ambos estaban completamente sanos, luego de las locuras de Sergio, temían que en medio de sus desvaríos, les hubiera hecho algún daño. El médico les informó que Paula estaba completamente sana de su infección en el cerebro, pero aún tenía rastros de los medicamentos tan fuertes en su organismo por lo que un embarazo no era recomendable aún, así que decidieron esperar más tiempo. Juan Andrés también estaba sano, su conteo de espermas era normal, así que sabiendo que la salud de ambos estaba en óptimas condiciones se empezó con los preparativos de la boda. Enseguida llegaron a la hacienda, les dieron la buena noticia a sus padres, y al resto de la familia. —Entonces vamos a preparar la boda —comentó María Paz con alegría. —Quiero algo sencillo —pidió Paula. —Claro será como tú dispongas —comentó Paz, le sonrió con ternura. Juan Andrés sonrió aliviado, y junto con su esposa salieron a bu
Meses después. Los jardines de la Momposina volvieron a vestirse de blanco, varias carpas fueron colocadas encima de las mesas para los invitados, el altar de los novios estaba decorado con hermosas flores blancas. El camino por el cual iba a transitar la novia era una alfombra de rosas rojas. Todos los invitados estaban acomodados en sus sillas, la marcha nupcial se entonó, el novio suspiró profundo, miró como ingresaban sus hijos abriendo el cortejo, Cris y Maripaz de la mano llevaban los anillos, Thiago y Mariluz llevaban un canasto con pétalos de flores, al igual que Juliana y Joaquín Jr. Entonces los ojos de Juan Andrés brillaron, su corazón se aceleró, Paula apareció vestida como un ángel, con un vestido blanco en corte princesa, el corset estaba adornado con fina pedrería, su cabello estaba recogido en un moño, y su cabeza adornada con una tiara, su maquillaje era muy natural, caminaba con lentitud agarrada del brazo de su suegro: Joaquín. El corazón de Paula también se acel
Queridos lectores paso a agradecerles por llegar al final de este libro, para quiénes me han preguntado por la historia de Miguel y Luciana, les informo que varias veces dejé en notas de autor en varios capítulos que ellos tendrás su propia historia, y paso a darles la buena noticia de que ya está disponible aquí en Buenovela, publicada, sus tres primeros capítulos. Se titula: No sabía que tuvimos dos hijos. Por otro lado, espero le den la oportunidad a Una familia para el solitario CEO, se vienen capítulos intensos, misterios por descubrir, si aún no la leen los invito a hacerlo, si les encantan las historias de mujeres que son madres solteras y luchan por sacar a sus hijos adelante, este es uno de esos libros. Sin más espero verlas leyendo mis libros, dejando reseñas, comentarios, y sobre todo no olviden recomendar mis historias. Muchas gracias, queda pendiente el epílogo de Una esposa de mentira, y quizás un extra, en esta semana lo publicaré.
Un año después. —Paula date prisa —gritó desde la sala Juan Andrés a su esposa, esa mañana tenían una importante reunión. Con el dinero que Paula recibió como indemnización, decidió construir un albergue para madres solteras, era cierto que la cantidad apenas le sirvió para comprar el terreno; sin embargo, Mariela decidió apoyarla con la construcción y de igual forma la familia de su esposo. —No me grites —gruñó caminando con lentitud con la mano en la cintura—. No me digas nada —refunfuñó—, me veo horrible, parezco un globo. —Frunció los labios haciendo un puchero. Juan Andrés la observó con ternura, la contempló embelesado, ella lucía un hermoso vestido de seda de maternidad en color uva, su cabello sedoso y negro lo llevaba recogido en una media cola, su maquillaje como siempre era muy natural, y calzaba zapatos bajos. —Te ves preciosa —comentó, se aproximó a ella, y colocó su mano en el abultado vientre de su mujer, sintiendo los movimientos de sus bebés—, además aquí están c
Paula rodó los ojos resopló, de nuevo tomó el cojín y se lo lanzó como pudo.—¡Cálmate! ¡Deja de ser payaso! ¡Me duele! —Se quejó encogiendo su cuerpo. —Tranquila, respira, inhala y exhala como aprendimos —recomendó, intentando calmar su nerviosismo. —¿Qué ocurre? —preguntó Inesita entrando a la alcoba, entonces se dio cuenta de lo que pasaba—, yo me quedo con los niños, ya les ayudo con las cosas de los bebés —comentó. Enseguida Juan Andrés ayudó a su esposa a bajar las escaleras, y luego a subir al auto. —¡Duele! —volvió a quejarse Paula, apretó el brazo de él con fuerza—, date prisa —gruñó, las contracciones eran muy dolorosas, sentía que se le fragmentaba la cadera. —Ya voy, ya voy —repitió él, encendió el vehículo y pisó a fondo el acelerador—, respira por favor. Paula restregaba su cabeza en el asiento, apretaba el brazo de él, se quejaba del dolor y eso lo ponía más nervioso. —¡Apúrate! —gritó Paula—, ya no resisto más —jadeó apretando sus dientes—, duele horrible. Con M
“¡El tumor es maligno, te queda poco tiempo de vida, si te operas hay esperanzas!”Aquella frase retumbó con violencia en los oídos de Paula, e hizo eco en su corazón.«¿Con quién voy a dejar a Cristhopher?»Fue lo primero que pensó, la garganta se le secó y la piel se le estremeció, no podía dejar a su pequeño hijo solo.—¿Y cuánto costaría la operación? —indagó con voz trémula y los ojos vidriosos.—Treinta y cinco millones de pesos —dijo el especialista.Paula palideció por completo, se sostuvo de una silla, jamás en su vida había escuchado esa exorbitante cantidad. Ella no tenía un trabajo estable, había días que vendía en las esquinas de Manizales, lo que podía, en otras ocasiones ayudaba de mesera en restaurantes, limpiaba edificios, casas, pero no conseguía un empleo que le pudiera ayudar a sobrellevar su enfermedad, no tenía un título universitario, y por mala suerte no alcanzó a terminar el colegio, y lo que más le angustiaba era su hijo, el pequeño apenas tenía cinco años.—
Luciana abrió sus ojos de par en par, se estremeció al escuchar esa historia. Abrazó con calidez a su amiga para darle consuelo. —Estamos peor que antes —resopló deglutiendo la saliva con dificultad—, aunque existe una posibilidad, si trabajaras conmigo, podrías reunir con mayor rapidez esa cantidad —propuso la joven—, esta noche uno de los clientes dará una gran fiesta, ha pedido una dama de compañía. —Miró de pies a cabeza a Paula—, con un vestido elegante, algo de maquillaje, unos tacones, no quedarás mal, además no tienes que acostarte con él, no es obligatorio —indicó—, el cliente del cual te hablo es muy lindo y no te obliga a lo que no quieres, pero es muy juguetón con sus manos, y te da unos besotes. —Suspiró profundo.Paula negó con la cabeza, y sus hermosos ojos marrones los abrió con amplitud.—No pienso convertirme en una prostituta, yo tengo dignidad —enfatizó y se puso de pie—, no creo que no te pidan sexo, esos hombres pagan por mujeres, es obvio que quieren algo más —