Mi corazón se llenó de ira. Sabía que estos mafiosos eran personas crueles, sin corazón, pero acabar con las vidas de las personas nada más porque no comparten tu opinión, por un pensamiento tan retrógrada, por el simple hecho de no darle a una mujer un cargo de jefe, el cual le pertenece, para mí, eso era ir lejos.—¡¿Qué tiene ese hombre en contra de las mujeres?!. — Expresé con desprecio. — Seguro que para su buena suerte no tuvo una hija.—De hecho, en términos legales, él no tuvo hijos. Todos decían que él o su primera esposa, Genma, era estéril, pero también hay rumores de que Don Marco tuvo una amante con la que tuvo una hija, sin embargo, las expulsó para que nadie se pudiera enterar de la traición hacia su mujer. Además, dicen que él prefería mil veces dejar a Mauro a cargo de la organización, antes que a una hija bastarda.—Eso es… Despiadado. ¿Pero qué pasó con su primera esposa?. — Continúe indagando, muy consciente de que la conversación se había desviado demasiado, au
Fui descubierta, “Es mi fin” pensé mientras le mantenía la mirada ceñuda y fija a Mauro. Él esperó por mi respuesta pacientemente por un momento, pero mi cuerpo empezó a temblar y como estaba pegada a él, lo sintió; por lo que, en respuesta, me apretó más contra su cuerpo.Pareció perder la paciencia y la mano que usaba para sostener mi barbilla se deslizó suavemente hasta mi cuello, tomándolo con vigor para comenzar a apretarlo.—Habla ahora. — Murmuró en mi rostro.Cerré los ojos con fuerza, empecé a contar mentalmente, tratando de controlar mis temblores, no quería demostrarle miedo, no debía mostrarle mi miedo.Mientras contaba, imaginé lo que me esperaba, el seguro y terrible final que Mauro me prepararía, lo que me hizo poner más nerviosa, no me podía concentrar, mi mente me traicionaba justo cuando más la necesitaba.Estuve a punto de estallar en un mar de lágrimas, en darme por vencida, aceptando que Mauro me estrangularía allí mismo, cuando la imagen de Roberto apareció en
Minutos después de que Mauro se hubiera ido de mi apartamento, escuché el teléfono celular sonar. Me levanté del suelo, dónde todavía estaba llorando y pensando que debía hacer y corrí para buscarlo.—¿Roberto?. — Exhale aliviada.—¡¿Mayra?! ¡¿Estás bien?!. — Sonaba preocupado.—Sí, sí, estoy bien. — Respondí de inmediato pensando, “¿Cómo lo supo?”.—Mis hombres me informaron que Mauro se fue a meter en tu apartamento, estuvieron esperando por un rato en los alrededores y él tenía a sus hombres afuera vigilando… — Comenzó a explicar. Recordé que Roberto me cuida desde la distancia, le agradecí mentalmente. — Me preocupé, así que envié a un grupo de mis espías de allá para irrumpir en uno de sus almacenes, acabaron con todo.Esto se estaba saliendo de control, la acción de Roberto podría terminar causando la guerra que por tanto tiempo evitó. —Roberto, ¿Si te descubren?. — Murmuré asustada. Recordando que Mauro salió rápidamente después de que sus hombres lo llamaran.—¡¿Crees
Un sonido que no había escuchado antes, me sorprendió, era el teléfono que estaba instalado en la habitación que repicaba por primera vez. “¿Me llaman de la recepción de hotel?” supuse, pensando que ese aparato era un intercomunicador dentro del hotel, puesto que ese era un teléfono que únicamente había utilizado para pedir algún servicio o comida, jamás imaginé que era una línea telefónica común.—Hola, Kat. — Al descolgar, escuché una gruesa voz, me estremecí.—Oh, Mauro…—Te he echado de menos. — Murmuró.—Solo han pasado un par de días… — Respondí nerviosa.—Aun así… Estoy impaciente, eres la mujer más difícil de… — Imaginé lo que me quería decir y no quise escuchar.—Ehhhh, ¿Ocurrió algo?. — Lo interrumpí inmediatamente.—Te dije que te llamaría, tenemos un asunto pendiente que arreglar. — Sonó molesto, quizás por mi desplante al teléfono, tenía que cambiar mi actitud, aun con el desagrado que me ocasionaban, debía dejar de ser una cobarde y actuar bien, meterme en mi pape
Llegamos a la mansión, Mauro de inmediato mando a su personal para recoger los paquetes y subirlos hasta su habitación. Parecía muy animado, nos invitó a todos al estudio para celebrar con una copa de vino la excelente noche que había pasado.Parecía que hacía un mal chiste, después de lo que pasó con Julieta en la última cena familiar y el desplante de esta misma noche. Julieta y Don Marco lo miraron despectivo y se negaron a acompañarnos en el brindis, alegando que estaban cansados.Fuimos solos al estudio, nos sentamos en los sofás con una copa cada uno en la mano, empecé a ponerme nerviosa, pero estaba dispuesta, sabía lo que tenía que hacer.—Espero que hayas disfrutado la noche tanto como yo. — Murmuró Mauro mientras se acomodaba en el asiento frente a mí.—Por supuesto, aunque me he sorprendido un poco cuando…—¿Cuándo te presenté como mi novia o cuando te compré las joyas?. — Preguntó con una sonrisa juguetona.—En ambos momentos.—¿Acaso no debo considerarte mi novia y d
A la mañana siguiente, luego de desayunar, Mauro me llevo hasta mi apartamento.—Deduzco que este es un lugar seguro para hablar. — Murmuró apenas entramos.Él le había dado órdenes a sus gorilones para qué esperarán en el lobby del hotel. Asentí algo azorada, puesto que esperaba que Roberto me llamara en cualquier momento, si no es que ya había intentado comunicarse conmigo y el teléfono escondido ya estaría fundido por todas sus llamadas perdidas.—Lo de anoche, salió mejor de lo que esperaba. — Se acercó a mí y pasó su mano con delicadeza por mi rostro. — No había conocido a una mujer como tú. — Se me pego más.Mi instinto me dijo, voltéate, evítalo, retrocede y estuve a punto de hacerlo, sin embargo, me contuve y le sonreí con timidez.—Mentiroso, obviamente has conocido a muchas, ¿No?.—Sí, quizás, algunas. — Se encogió de hombros. — Pero ninguna como tú.Me dio una mirada significativa y lo besé, por primera vez desde que lo conocí, yo lo besé. Y lo hice porque se suponía qu
Mauro me llevó hasta una disco para festejar, porque al día siguiente ejecutaríamos su plan y quería celebrar por adelantado, puesto que, obviamente, sería imposible hacerlo luego de la muerte de su hermano y cuñada.Bebimos mucho, trago tras trago, bailamos, socializamos, la pasamos bien. A media noche, ya me sentía algo mareada, pero Mauro no quería dejar la fiesta y me insistió en que lo acompañase a beber. Fue todo un dilema porque yo no quería embriagarme, no debía bajar la guardia estando tan cerca de lograr mi objetivo.Pero fue imposible simular en esa ocasión.Entrada la madrugada, llegamos al hotel y subimos hacia mi suite, yo trataba de concentrarme, pero el licor ya había hecho mucho efecto en mis sentidos. Ni siquiera me cuestioné el porqué nos dirigimos a mi apartamento ese día y no directamente hacia la mansión de Mauro.Apenas entramos, Mauro me atacó, literalmente, me arrancó la ropa, rompiéndola. Como un cavernícola me cargó hasta la cama, me lanzó sobre ella de un g
Llegué a la mansión, como siempre, una limusina enviada por Mauro me había traído y al entrar los gorilones me revisaron con el detector de metales y hurgaron en mi pequeño bolso de mano. No encontraron nada y me dejaron pasar.Entre directamente al salón principal, había algunas personas allí charlando, Mauro estaba en el minibar hablando con Julieta, por primera vez vi que ella le sonreía. Decidí darles su tiempo y lentamente fui revoloteando por el lugar, observando disimuladamente a los presentes.Don Marco entró un momento después, todos comenzaron a acercarse para saludarlo, al voltear, Mauro ya venía hacia mí con dos copas de champán servidas, mientras que Julieta me observaba en la distancia, con cierto recelo.—Estás preciosa esta noche. — Mauro me saludo con un beso en la mejilla y aprovecho para murmurar en mi oído. — Provoca comerte.—Mmmm, eso lo podemos dejar para después. — Susurré seductora, muy pegada a él, tomando la copa sobrante de su mano.Comenzamos a caminar,