Llegué a la mansión, como siempre, una limusina enviada por Mauro me había traído y al entrar los gorilones me revisaron con el detector de metales y hurgaron en mi pequeño bolso de mano. No encontraron nada y me dejaron pasar.Entre directamente al salón principal, había algunas personas allí charlando, Mauro estaba en el minibar hablando con Julieta, por primera vez vi que ella le sonreía. Decidí darles su tiempo y lentamente fui revoloteando por el lugar, observando disimuladamente a los presentes.Don Marco entró un momento después, todos comenzaron a acercarse para saludarlo, al voltear, Mauro ya venía hacia mí con dos copas de champán servidas, mientras que Julieta me observaba en la distancia, con cierto recelo.—Estás preciosa esta noche. — Mauro me saludo con un beso en la mejilla y aprovecho para murmurar en mi oído. — Provoca comerte.—Mmmm, eso lo podemos dejar para después. — Susurré seductora, muy pegada a él, tomando la copa sobrante de su mano.Comenzamos a caminar,
Relata Mauro:Al poco rato de que Katherine subiera hacia la habitación, sonó la puerta del cuarto de juegos, todos nos miramos extrañados. Cuando alguien sale de allí, no vuelve a entrar, una antigua costumbre de la casa para preservar la buena suerte. El toqué volvió a sonar, esta vez con más insistencia, Giovanni observó a Marco, esperando sus órdenes, mi hermano asintió.Giovanni abrió la puerta y de pie, algo ansiosa estaba Aura, una de las empleadas del servicio más antigua de la casa, además de ser la más fisgona y chismosa, no pasaba nada en la mansión sin que ella se entere y se lo vaya a contar a Marco.Todos nos quedamos observando a la mujer, mostrando sorpresa. Yo debía fingir, porque de hecho, esperaba que ella llegara en cualquier momento. No, es más que eso, contaba con que viniera en ese preciso momento.La mujer se quedó parada en el umbral, esperando que Marco me permitiera pasar, sin inmutarse, mi hermano le hizo una señal con la mano para que entrara. La mujer, c
Relata Mayra:Llegué a mi apartamento al día siguiente por la tarde, la noche fue más larga de lo que esperé, pero Mauro tuvo razón, todo salió bien. Y creo que gracias a nuestras notables actuaciones, nadie sospechó de nosotros.Pensé desde un principio que algo podía fallar, quien iba a decir que sería tan fácil para Mauro convencer a Julieta de engañar a su esposo mafioso dentro de su propia casa, pero en su defensa, el sitio más seguro para ella poder engañarlo era su casa porque cada vez que salía, iba acompañada por un par de gorilones y el único sitio donde ella estaba segura de que no la seguían, era en la mansión.Además, Julieta contaba con que en las noches de póker, Marco no salía de ese cuarto hasta que el último invitado se hubiese retirado, por lo que, en muchos casos, amanecía allí.Sin embargo, Julieta no contaba con que Aura la viese entrar en la habitación de Mauro y estuviera espiando en el pasillo, incluso escuchando tras la puerta toda nuestra discusión antes de
Desperté temprano, me sentí renovada y llena de energía, había descansado suficiente. Pasé toda la tarde anterior durmiendo, desperté para comer y volví tirarme en la cama para dormir hasta el día siguiente.Parecía que por fin, después de tanto tiempo de estrés, había descansado realmente.Mientras tomaba una taza de humeante café, recordé que no me sentí así de descansada desde que acabé con Liam, y ahora que acabé con Julieta, me volvía a suceder. Quizás la idea de venganza de verdad me había envenenado tanto la mente, que no me dejaba descansar hasta que cumplía con mi propósito.Pero el trabajo no había terminado, ya no se trataba de una venganza, ahora debía continuar con mis planes para tener una vida tranquila junto al amor de mi vida, Roberto. Debía acabar con sus enemigos, los que restaban, Mauro y Giovanni.El teléfono de la habitación sonó, me hizo sobresaltar y salir de mis cavilaciones. Fui rápidamente a contestar.—Todo está listo para el funeral, te necesito conmigo.
Mauro estaba de pie, frente a mí, soltando una estruendosa carcajada, mientras que yo estaba sentada tratando de asimilar la situación, me sentía perdida.De pronto, un timbre comenzó a sonar, el teléfono que Mauro tenía en la mano repicaba. Supuse que desde hacía una hora, ya le debieron haber avisado a Roberto que el funeral había terminado y debe haber asumido que a esta hora yo estaría ya en casa.—¡Oh, mira!. — Mauro miró la pantalla, pensaría que aparecería el número registrado, pero el aparato solo mostró un número desconocido. — ¡Debe ser tu querido primo, Roberto!. — Actuó emocionado. Lo miré ceñuda.¿Cómo supo que era Roberto quien me llamaba? ¿Cómo supo que Roberto era mi primo? No podía saber todo eso con solamente tomar mi teléfono desechable, ¿Qué carajos pasaba aquí?.El teléfono volvió a sonar, Roberto insistía. Mauro hizo algo que no esperaba, tendió el teléfono hacia mí. Yo lo miré con recelo, su actitud me pareció más sospechosa.—Toma. — Movió el teléfono fr
Todavía mareada, mientras sentía como Giovanni apretaba el amarre en mis manos, vi a Mauro caminando frente a mí, sacó un pañuelo del bolsillo de su chaqueta y se lo pasó por el rostro.—Es curioso como funciona el destino. — Continúo con su discurso. — Cuando el tipo ese, el tal Scott, nos habló de la mujer que Roberto protegía con uñas y garras, y nos dijo que era una mujer hermosa y fuerte, se me ocurrió una brillante idea que no podía dejar ir: ¡Ella tiene que ser mía!.—¿Qué?.—Mi hermano quería acabar contigo, pero yo pensé en algo mejor, Mayra Valenti sería mía y así crearíamos una coalición. —Estás loco. — Murmuré.—Y en el momento en que Marco muriera, yo me convertiría en el jefe de ambas organizaciones. — Se detuvo frente a mí, sonriendo. — Bueno, el asunto de la muerte de mi hermano ya está arreglado, solo falta una cosa más, casarme contigo y presentarte ante todos como la legítima heredera de los Valenti.—¡Estás loco!. — Grité con más fuerza. Él me ignoró y
Subimos a la limusina, Mauro me lanzó el bolso de mano que había llevado para el funeral y había dejado en el auto.—¡Toma! Arréglate un poco, cambia esa cara, mujer. ¡Es el día de tu boda!. — Ordenó con un deje de sarcasmo.Le volteé los ojos en respuesta, no estaba de humor para ese estúpido comentario, cuando él vio mi expresión y me respondió con una mirada asesina, como una amenaza silenciosa.Me miré en el pequeño espejo, estaba roja e hinchada, con el maquillaje corrido por toda la cara y el labio algo hinchado.—Mauro, pensé que esperaríamos. — Comencé a murmurar. Él me observó con los ojos entrecerrados. — No tengo ni siquiera la documentación para casarme, no puedo hacerlo en este momento.—¡Estás loca! ¿Crees que voy a esperar que algo pase para que arruine mis planes? ¿O qué voy a darle tiempo al idiota de Roberto para que intente algo? Nos casamos ya mismo. — Concluyó con autoridad. — Y por tus papeles no te preocupes, no es algo que, con dinero e influencias, no
Llegamos hasta una de las habitaciones de invitados, era más grande que la que habíamos usado el día de la muerte de Don Marco. Pensé que me lanzaría de un sopetón en la cama, sin embargo, me bajó con mucho cuidado, dejándome frente a él, sin agarrarme o contenerme de alguna manera.Con una sonrisa ladeada y sensual, deslizó con delicadeza una de sus manos en mi rostro.—No te mentí cuando te dije que me agradabas. Me gustas más de lo que me había gustado cualquier otra mujer antes. — Murmuró con su ronca voz. — Si te comportas, las cosas pueden funcionar muy bien entre nosotros.Me quedé paralizada por un instante, ¿A qué jugaba este hombre? Era muy difícil leer sus intenciones con sus repentinos cambios de actitud.—De ahora en adelante, lo mejor es que te acostumbres a obedecerme, porque te espera una larga vida a mi lado y si no cooperas, se puede poner muy difícil para ti.¿Una larga vida a su lado? ¿Qué pretendía? ¿Estaba demente?. Le abofeteé la mano, asqueada con su toq