Relata Mayra:Llegué a mi apartamento al día siguiente por la tarde, la noche fue más larga de lo que esperé, pero Mauro tuvo razón, todo salió bien. Y creo que gracias a nuestras notables actuaciones, nadie sospechó de nosotros.Pensé desde un principio que algo podía fallar, quien iba a decir que sería tan fácil para Mauro convencer a Julieta de engañar a su esposo mafioso dentro de su propia casa, pero en su defensa, el sitio más seguro para ella poder engañarlo era su casa porque cada vez que salía, iba acompañada por un par de gorilones y el único sitio donde ella estaba segura de que no la seguían, era en la mansión.Además, Julieta contaba con que en las noches de póker, Marco no salía de ese cuarto hasta que el último invitado se hubiese retirado, por lo que, en muchos casos, amanecía allí.Sin embargo, Julieta no contaba con que Aura la viese entrar en la habitación de Mauro y estuviera espiando en el pasillo, incluso escuchando tras la puerta toda nuestra discusión antes de
Desperté temprano, me sentí renovada y llena de energía, había descansado suficiente. Pasé toda la tarde anterior durmiendo, desperté para comer y volví tirarme en la cama para dormir hasta el día siguiente.Parecía que por fin, después de tanto tiempo de estrés, había descansado realmente.Mientras tomaba una taza de humeante café, recordé que no me sentí así de descansada desde que acabé con Liam, y ahora que acabé con Julieta, me volvía a suceder. Quizás la idea de venganza de verdad me había envenenado tanto la mente, que no me dejaba descansar hasta que cumplía con mi propósito.Pero el trabajo no había terminado, ya no se trataba de una venganza, ahora debía continuar con mis planes para tener una vida tranquila junto al amor de mi vida, Roberto. Debía acabar con sus enemigos, los que restaban, Mauro y Giovanni.El teléfono de la habitación sonó, me hizo sobresaltar y salir de mis cavilaciones. Fui rápidamente a contestar.—Todo está listo para el funeral, te necesito conmigo.
Mauro estaba de pie, frente a mí, soltando una estruendosa carcajada, mientras que yo estaba sentada tratando de asimilar la situación, me sentía perdida.De pronto, un timbre comenzó a sonar, el teléfono que Mauro tenía en la mano repicaba. Supuse que desde hacía una hora, ya le debieron haber avisado a Roberto que el funeral había terminado y debe haber asumido que a esta hora yo estaría ya en casa.—¡Oh, mira!. — Mauro miró la pantalla, pensaría que aparecería el número registrado, pero el aparato solo mostró un número desconocido. — ¡Debe ser tu querido primo, Roberto!. — Actuó emocionado. Lo miré ceñuda.¿Cómo supo que era Roberto quien me llamaba? ¿Cómo supo que Roberto era mi primo? No podía saber todo eso con solamente tomar mi teléfono desechable, ¿Qué carajos pasaba aquí?.El teléfono volvió a sonar, Roberto insistía. Mauro hizo algo que no esperaba, tendió el teléfono hacia mí. Yo lo miré con recelo, su actitud me pareció más sospechosa.—Toma. — Movió el teléfono fr
Todavía mareada, mientras sentía como Giovanni apretaba el amarre en mis manos, vi a Mauro caminando frente a mí, sacó un pañuelo del bolsillo de su chaqueta y se lo pasó por el rostro.—Es curioso como funciona el destino. — Continúo con su discurso. — Cuando el tipo ese, el tal Scott, nos habló de la mujer que Roberto protegía con uñas y garras, y nos dijo que era una mujer hermosa y fuerte, se me ocurrió una brillante idea que no podía dejar ir: ¡Ella tiene que ser mía!.—¿Qué?.—Mi hermano quería acabar contigo, pero yo pensé en algo mejor, Mayra Valenti sería mía y así crearíamos una coalición. —Estás loco. — Murmuré.—Y en el momento en que Marco muriera, yo me convertiría en el jefe de ambas organizaciones. — Se detuvo frente a mí, sonriendo. — Bueno, el asunto de la muerte de mi hermano ya está arreglado, solo falta una cosa más, casarme contigo y presentarte ante todos como la legítima heredera de los Valenti.—¡Estás loco!. — Grité con más fuerza. Él me ignoró y
Subimos a la limusina, Mauro me lanzó el bolso de mano que había llevado para el funeral y había dejado en el auto.—¡Toma! Arréglate un poco, cambia esa cara, mujer. ¡Es el día de tu boda!. — Ordenó con un deje de sarcasmo.Le volteé los ojos en respuesta, no estaba de humor para ese estúpido comentario, cuando él vio mi expresión y me respondió con una mirada asesina, como una amenaza silenciosa.Me miré en el pequeño espejo, estaba roja e hinchada, con el maquillaje corrido por toda la cara y el labio algo hinchado.—Mauro, pensé que esperaríamos. — Comencé a murmurar. Él me observó con los ojos entrecerrados. — No tengo ni siquiera la documentación para casarme, no puedo hacerlo en este momento.—¡Estás loca! ¿Crees que voy a esperar que algo pase para que arruine mis planes? ¿O qué voy a darle tiempo al idiota de Roberto para que intente algo? Nos casamos ya mismo. — Concluyó con autoridad. — Y por tus papeles no te preocupes, no es algo que, con dinero e influencias, no
Llegamos hasta una de las habitaciones de invitados, era más grande que la que habíamos usado el día de la muerte de Don Marco. Pensé que me lanzaría de un sopetón en la cama, sin embargo, me bajó con mucho cuidado, dejándome frente a él, sin agarrarme o contenerme de alguna manera.Con una sonrisa ladeada y sensual, deslizó con delicadeza una de sus manos en mi rostro.—No te mentí cuando te dije que me agradabas. Me gustas más de lo que me había gustado cualquier otra mujer antes. — Murmuró con su ronca voz. — Si te comportas, las cosas pueden funcionar muy bien entre nosotros.Me quedé paralizada por un instante, ¿A qué jugaba este hombre? Era muy difícil leer sus intenciones con sus repentinos cambios de actitud.—De ahora en adelante, lo mejor es que te acostumbres a obedecerme, porque te espera una larga vida a mi lado y si no cooperas, se puede poner muy difícil para ti.¿Una larga vida a su lado? ¿Qué pretendía? ¿Estaba demente?. Le abofeteé la mano, asqueada con su toq
La puerta de la habitación se abrió, entró una mujer del servicio abriendo las ventanas, por lo que la luz del sol me cegó.Abrí los ojos con dificultad y a un lado de mi cama vi a Mauro de pie, con una enorme bolsa en la mano que lanzó sobre la cama.—Levanté, tienes que prepararte para tu boda. — Anunció con socarronería para luego retirarse.La mujer que seguía en la habitación, me animó para levantarme, ella me iba a ayudar a prepararme.Habían pasado dos semanas, las cuales fueron una eternidad en mi propio infierno personal.Estaba tan cansada psicológicamente, que no rechiste, no luche, no me quejé. Parecía un robot, hacía todo de manera automática, siguiendo las indicaciones de la mujer que me ayudaba.Cuando estuve lista, me asome por la ventana, vi el paisaje, vi el sol en lo alto del cielo, vi algunos pajaritos volar, “Si, hoy es un lindo día para morir” me dije a mí misma.Había tomado una decisión, me había resignado a qué mi destino sería morir ese día, pero me e
Segundos después, se escucharon disparos, muchos disparos, no sabía lo que ocurría, no podía ver nada. Con el corazón a millón, me lancé muy pegada tras la pared y a un lado de mí, estaba Mauro, lanzando tiros al aire, porque estaba segura de que él tampoco veía nada.—¡M@ldito bastardo! ¡De dónde sacó todo ese equipo y a tanta gente!. — Gruñó Mauro mientras seguía resonando su arma.Me asomé nuevamente desde un lado de la pared, la niebla se empezaba a dispersar, aunque todavía era algo espesa, ahora dejaba ver siluetas y destellos.Esperé un momento, todavía tras de Mauro que seguía disparando, la visión mejoró y pude entender lo que sucedía.Un grupo de hombres vestidos de negro, con chalecos antibalas, armas de alto calibre, pasa montañas, visores especiales para ver a través de la niebla y con linternas, iban entrando y arrasando con todo, como si exterminaran una plaga de cucarachas.Parecían un escuadrón de SWAT, igual a los que se ven en las películas.Abrí los ojos, mu