Cómo cada mañana, en los últimos días, había terminado de hablar por teléfono con Roberto para pasarle mi reporte sobre las últimas actividades que ejecuté y los avances alcanzados, cuánto tocaron a mi puerta, fui a abrir y de nuevo, allí estaba el mensajero.El chico me saludó de forma casual, con sus recurrentes visitas, llegué a pensar que si seguíamos así, seguro que en poco tiempo terminaríamos por hacernos amigos. En esa ocasión, me entregó tres cajas, junto a la infaltable nota.“Querida Katherine.Las últimas semanas contigo han sido una revelación para mí, nunca había tenido que cortejar a una mujer como lo he hecho contigo y eso te ha convertido en alguien especial en mi vida.Por eso, esta noche, quisiera invitarte a una cena familiar.Te espero con ansias, MauroPD. Una limusina pasará por ti a las 22 horas”.¿Una cena familiar? No había vuelto a ver a su hermano Don Marco con su insufrible esposa Julieta, desde la fiesta de su cumpleaños, dónde nos habían presentado.
Estábamos terminando nuestra tercera copa de vino, todavía en el salón y nada que anunciaban la dichosa cena. Por un momento consideré que a esta familia, como que le gustaba embriagarse antes de comer, pero se me había ocurrido una buena manera de utilizar el medicamento que había comprado en la farmacia esa misma tarde y esta era mi oportunidad.Marco estaba a punto de levantarse para servir la siguiente ronda de copas cuando deslicé mi mano sobre su pierna apretándola y lo detuve, él de inmediato dirigió toda su atención a mí.—Cariño, ¿Por qué no me dejas ayudarte?. — Murmuré muy cerca de él.—¿Mmm?. — Mauro me observó confundido.—¿Qué te parece si esta vez voy yo a servir las copas?.Mauro miró de refilón a su hermano, que levantó una ceja en respuesta, parecía que se comunicaban con nada más que la mirada.—¿Estás segura? Eres nuestra invitada y no quisiera incomodarte… — Al parecer no les gustó mucho mi idea, pero tampoco desistiría tan fácilmente.—Por supuesto. — Me lev
En medio de ese enorme bochorno, por un instante, todos voltearon el rostro, pero solo por un instante, porque luego todas las miradas se redirigieron nuevamente sobre la odiosa mujer.Los que la teníamos a Julieta un poco más cerca, pudimos notar cómo un pequeño hilo líquido y oscuro bajaba por sus piernas, Don Marco miró a su mujer de arriba para abajo y al instante la soltó de su agarre. No lo pude evitar, ipso facto, de mi garganta se escapó una sonrisa que traté de contener inmediatamente y que para mi mala suerte todos notaron.—¡FUISTE TÚ, PERRA!. — Gritó Julieta histérica, señalándome, sin moverse de su lugar, todavía sudorosa y tensa, creo que conteniendo el restante de lo que quería salir.—¿Qué?. — Contesté simulando sorpresa.—¡¿QUÉ ME HICISTE?!.Sus lágrimas comenzaron a caer y mantenía los puños cerrados a los costados con fuerza, al tiempo que Don Marco miraba para todos lados, parecía confundido. Acto seguido, Julieta pareció tener un momento de iluminación, sus ojo
Al día siguiente, al hablar con Roberto, le conté algo de lo sucedido, no todo, únicamente lo que me pareció más relevante, no quería preocuparlo al decirle que Mauro ya había mostrado intención de acostarse conmigo, porque seguro me haría volver, ese era el acuerdo al que habíamos llegado, pero no estaba dispuesta a echarme para atrás después de tanto esfuerzo y todo lo logrado.Quizás Roberto sospechaba algo de mi encubrimiento, porque sonaba algo extraño y hacía muchas preguntas, debía recordar que él también me mantenía vigilada, así que no fue mucho lo que pude ocultarle. Pero al final, pude responder sin titubeos y todo salió bien.*Fui a visitar a Don Ivanov. Tenía varios días sin verlo y estábamos terminando de concretar los detalles de nuestro negocio, por el momento, me ofreció una pequeña zona en la que dirigiría algo de tráfico y estafa, nada importante.Muy lógico considerando que era una completa desconocida que de la nada llegó para inmiscuirse en su vida. Aunque, pens
Mi corazón se llenó de ira. Sabía que estos mafiosos eran personas crueles, sin corazón, pero acabar con las vidas de las personas nada más porque no comparten tu opinión, por un pensamiento tan retrógrada, por el simple hecho de no darle a una mujer un cargo de jefe, el cual le pertenece, para mí, eso era ir lejos.—¡¿Qué tiene ese hombre en contra de las mujeres?!. — Expresé con desprecio. — Seguro que para su buena suerte no tuvo una hija.—De hecho, en términos legales, él no tuvo hijos. Todos decían que él o su primera esposa, Genma, era estéril, pero también hay rumores de que Don Marco tuvo una amante con la que tuvo una hija, sin embargo, las expulsó para que nadie se pudiera enterar de la traición hacia su mujer. Además, dicen que él prefería mil veces dejar a Mauro a cargo de la organización, antes que a una hija bastarda.—Eso es… Despiadado. ¿Pero qué pasó con su primera esposa?. — Continúe indagando, muy consciente de que la conversación se había desviado demasiado, au
Fui descubierta, “Es mi fin” pensé mientras le mantenía la mirada ceñuda y fija a Mauro. Él esperó por mi respuesta pacientemente por un momento, pero mi cuerpo empezó a temblar y como estaba pegada a él, lo sintió; por lo que, en respuesta, me apretó más contra su cuerpo.Pareció perder la paciencia y la mano que usaba para sostener mi barbilla se deslizó suavemente hasta mi cuello, tomándolo con vigor para comenzar a apretarlo.—Habla ahora. — Murmuró en mi rostro.Cerré los ojos con fuerza, empecé a contar mentalmente, tratando de controlar mis temblores, no quería demostrarle miedo, no debía mostrarle mi miedo.Mientras contaba, imaginé lo que me esperaba, el seguro y terrible final que Mauro me prepararía, lo que me hizo poner más nerviosa, no me podía concentrar, mi mente me traicionaba justo cuando más la necesitaba.Estuve a punto de estallar en un mar de lágrimas, en darme por vencida, aceptando que Mauro me estrangularía allí mismo, cuando la imagen de Roberto apareció en
Minutos después de que Mauro se hubiera ido de mi apartamento, escuché el teléfono celular sonar. Me levanté del suelo, dónde todavía estaba llorando y pensando que debía hacer y corrí para buscarlo.—¿Roberto?. — Exhale aliviada.—¡¿Mayra?! ¡¿Estás bien?!. — Sonaba preocupado.—Sí, sí, estoy bien. — Respondí de inmediato pensando, “¿Cómo lo supo?”.—Mis hombres me informaron que Mauro se fue a meter en tu apartamento, estuvieron esperando por un rato en los alrededores y él tenía a sus hombres afuera vigilando… — Comenzó a explicar. Recordé que Roberto me cuida desde la distancia, le agradecí mentalmente. — Me preocupé, así que envié a un grupo de mis espías de allá para irrumpir en uno de sus almacenes, acabaron con todo.Esto se estaba saliendo de control, la acción de Roberto podría terminar causando la guerra que por tanto tiempo evitó. —Roberto, ¿Si te descubren?. — Murmuré asustada. Recordando que Mauro salió rápidamente después de que sus hombres lo llamaran.—¡¿Crees
Un sonido que no había escuchado antes, me sorprendió, era el teléfono que estaba instalado en la habitación que repicaba por primera vez. “¿Me llaman de la recepción de hotel?” supuse, pensando que ese aparato era un intercomunicador dentro del hotel, puesto que ese era un teléfono que únicamente había utilizado para pedir algún servicio o comida, jamás imaginé que era una línea telefónica común.—Hola, Kat. — Al descolgar, escuché una gruesa voz, me estremecí.—Oh, Mauro…—Te he echado de menos. — Murmuró.—Solo han pasado un par de días… — Respondí nerviosa.—Aun así… Estoy impaciente, eres la mujer más difícil de… — Imaginé lo que me quería decir y no quise escuchar.—Ehhhh, ¿Ocurrió algo?. — Lo interrumpí inmediatamente.—Te dije que te llamaría, tenemos un asunto pendiente que arreglar. — Sonó molesto, quizás por mi desplante al teléfono, tenía que cambiar mi actitud, aun con el desagrado que me ocasionaban, debía dejar de ser una cobarde y actuar bien, meterme en mi pape