Jazziel
No me terminaba de acostumbrar que Iliana estuviera de vuelta en el grupo como cuando éramos niños o en la universidad. Eran cosas que me hacía creer fervientemente que desperté en otro universo paralelo.Estábamos sentados a la mesa en un almuerzo de despida para que Balth y Cassy se fueran a su luna de miel y, fue ameno y tranquilo, Iliana de nuevo hizo como si yo no existiera para ella está vez vino sola, la niña con la que medio la vi ayer no la acompaña hoy y supongo que era la hija de alguna amiga, sé que ella tiene una media hermana, pero no le gusta hablar de eso y no sé si es su sobrina.—Tenemos un anuncio —dijo Balth poniéndose de pie y ayudando a su recién estrenada esposa a ponerse de pie.—¿Eres gay? —pregunta Elliot con la mano en el corazón.—Ya quisieras tú, querido —se burla el susodicho y todos reímos— bien, a lo que iba. Quería anunciarles que ¡vamos a ser papás!—¡Oh por Dios! —se levanta la amiga de Cassy y los abraza.—Felicidades —fue un coro de felicitaciones para los nuevos padres.Uno a uno nos fuimos levantando para abrazar a la feliz pareja que se veían rebosar de felicidad y sentí un pellizco de envidia en mi corazón.Es hora del postre y a los chicos les falta nada de irse, todos estamos muy contentos por ellos y esta nueva vida en la que se embarcan. Cuando sirven noté que el postre lleva frutos secos, el mesero lo repartió a todos en la mesa, me le quedé viendo a Iliana fijamente, todo mi cuerpo se puso tenso, se iba a llevar una cucharada grande de ese postre a la boca y lo vio bien nuevamente antes de hacerlo y se detuvo.—¿Tiene nueces este postre? —le pregunta al mesero.Pocas veces comía dulce, sabía que era diabética y se regía por las reglas de comer saludable, aparte de eso era alérgica a las nueces.—Si, lleva crema de lima, pistacho y nueces —responde la esposa de Fred por el chico, puesto que la idea del almuerzo fue de Alina.—Soy alérgica a las nueces —comenta viendo el postre con anhelo.Qué bueno que se dio cuenta estaba listo para brincar de la mesa y manotear la cuchara lejos de su alcance, relajé mi apostará y me vi enfrascado en una conversación con los muchachos sobre la bolsa de valores.—Lo lamento, cariño —dijo Alina apenada— puedo mandar a pedir uno sin nueces, si quieres.—No, déjalo —le respondió ella, desestimando la idea— de todas formas, no debería de comer dulces.—¿Segura? Puedo preparar algo saludable en un pis pas— habla contenta Alina, siempre es atenta.—No le den cuerda o no sale de la cocina —comenta Fred, su esposo.—Estoy segura —contesta Ana— soy diabética.Alina mira a Fred con ganas de matarlo, no se podía negar que ellos también hacían una linda pareja, el pensamiento hace que mi mirada se pose en Iliana, siento un golpe en mi costado, me giro y veo a Elliot, tenemos una conversación en silencio y me como una cucharada del postre para evitar su mirada de sabelotodo.—Todo estuvo increíble —comenta Elliot levantándose— pero tengo que irme a Edimburgo.—Yo también debo irme —me levanté junto con él— tengo un viaje que hacer.—En realidad nosotros también debemos irnos, ya quiero disfrutar de la luna de miel, con mi adorada esposa —dijo Balth ayudando a levantar a Cassidy— no es por nada, pero ya quiero tenerla solo para mí.—Genial, pues los llevo— les ofrecí a los chicos.—¿Seguro? —pregunta Cassy.—Claro, igual debo ir al aeropuerto, con gusto los llevo —me encogí de hombros e hice el titánico esfuerzo de no ver a Iliana.Ella ya era cosa del pasado, no tengo porque seguir estando pendiente de ella, cuando obviamente me odia. Aunque si me gustaría saber el motivo de su odio, cuando me fui al extranjero a estudiar una maestría—¡Nos vemos, chicos! —les dije en general y caminé sin ver detrás de mí.—Bien hecho, casi no se notó que la ignoraste —cuchichea Elliot palmeando mi espalda.—No me jodas ¿quieres? —le contesté molesto.—No mates al mensajero —levantó las manos defendiéndose.—Mejor cállate —le comenta Balthy pasando por nuestro lado— no es nuestro problema, Elliot.—Si dejas que siga así, no va a resolver nada, dejará que pasen diez años más.—Es un adulto funcional, sabrá resolverlo— dijo Cassidy— ¿Verdad que sí, Jazz?—No sé de que hablan —me hice el loco y subí a mi auto dando por zanjado el tema.—¿Lo ven? Se los dije, será un puto anciano cuando se de cuenta de lo que hace— se queja Elliot un tanto enojado.—No es tan simple, ni siquiera sé porque me odia —conteste entre dientes mientras me subía a mi auto.Conduje en silencio al aeropuerto mientras veía a Balthy y Cassy lanzarse miradas de amor que me estaban poniendo de mal humor y no entendía porque, yo no quiero eso, el amor solo complica la vida, tal vez si debí aceptar el ofrecimiento de la chica de ayer o tal vez necesite vacaciones.—Cuando vuelvas de tu luna de miel, creo que me tomaré unas vacaciones —lo comenté a Balthy viéndolo por el retrovisor.—Me parece bien, no has tenido vacaciones… creo que nunca has tenido vacaciones —comenta pensativo, viéndose preocupado hundiendo el ceño— hasta Elliot se agarra las vacaciones… para trabajar en la casa, pero lo hace.—Sí, eso es mejor —bufé una risa imaginando a Elliot con traje en su casa, me quedé viendo el camino— pero, si, creo que necesito un descanso.Masajeé mi cuello, siento el peso de los años, ya tenía casi treinta años, y no había dejado de trabajar desde que salí de la universidad, mis padres ganaron la lotería cuando apenas era un adolescente y la vida nos cambió, pero yo no quería regirme por ese dinero, desde pequeño mi padre me enseñó a trabajar para mis cosas, así que disfrutar del dinero de mis padres no estaba en discusión, por mucho que mi madre así lo quisiera, Balthazar y su padre les enseñaron a invertir en la bolsa de valores y ya mi padre no necesita trabajar por una eternidad si así lo quiere.Invoco a mi madre con el pensamiento porque empieza a llamarme, veo el celular y lo vuelvo a meter en mi bolsillo no queriendo hablar con ella, es una buena madre, pero me asfixia cada vez que me pide un nieto o que me case con alguna hija de una de sus amigas, me gusta mi vida así, no quiero que cambie, no necesito que cambie.—Deberías atender eso —me aconseja Cassy— disculpa que me meta.—Mi madre es…—Especial —termina Balthazar por mí, atrayendo a Cassy a sus brazos y nos reímos.Él más que nadie sabe como es mi madre de insufrible, en el mejor de los casos, seguí manejando y todos guardamos silencio.—¿Es posible que para mis vacaciones me quede en tu hacienda? —pregunto cuando ya casi llegamos a nuestro destino.—No hay problema, a Ceci le encanta atendernos cuando vamos a ala hacienda, tal vez cuando volvamos de la luna de miel pasamos por allá de nuevo— explica.—Eso sería fabuloso— Cassy se acomoda más cerca de él.—¿Estás bien, Balthazar? —le pregunté por el espejo retrovisor.—Sí, estoy perfecto —me miente.Con los años he aprendido a conocer a todos estos cabrones, pero lo dejo estar. Tal vez este incubando un virus.Los ayudo con las maletas y los dejo ir mientras Elliot nos alcanza minutos después y ambos volvemos a casa para seguir con nuestra vida.JazzielEstoy sentado en mi escritorio revisando el último proyecto, he trabajado con los ingenieros y estamos entusiasmados con el nuevo modelo de alarmas para negocios y casas.Mi hermana decide ese momento llamarme a mi teléfono personal, estoy tentado a no contestar, pero igual lo hago por si algo le pasa a mi sobrina Nikki.—Hola, hermanito ¿estás desocupado, necesito hablar contigo? —me pregunta sin rodeos.—Jessamine, estoy bien, buenos días ¿cómo va tu vida? —respondí de manera acida, dejando de lado lo que tenía en mis manos.—Es urgente y no estoy para bromitas —la escuchaba bastante sería.Mi hermana es menor que yo por tres años, siempre ha sido la más relajada y responsable, es una liga loca entre mis padres, yo por otro lado soy más o menos parecido a ella, fiestero responsable.—Está bien… ¿qué sucede? —aclaré mi garganta— ¿mamá y papá…?—Están bien, mira estoy cerca de tu trabajo, ¿por qué no mejor nos tomamos un café? —me propone.—Bien, te espero en la cafetería de e
IlianaDos semanas antes.Llego a mi turno como todas las mañanas y me voy directa a mi consultorio, mi enfermera, Trudy me recibe con una cálida sonrisa que yo le correspondo.—Ya llegó su cita de las ocho, doctora —me avisa— Samanta estaba asustada porque usted no viniera hoy. Aunque le aseguré que usted jamás dejaría a sus pacientes.—Gracias, Trudy ya la atiendo —y entré a mi espacio Zen.Me gustaba estar en el hospital, era bastante tranquilo, por ser un pueblo. Pero a veces solo los turistas tienen sus accidentes.Me puse mi bata médica e hice pasar a la primera paciente del día con una sonrisa. A eso del mediodía cuando estaba a punto de irme a descansar un poco a la cafetería y comer un sándwich o comer cualquier otra cosa. Alguien tocó mi puerta.—Pase —contesté al llamado en mi puerta, pensando que podía ser una emergencia de alguna de mis pacientes.Se asomó una cabellera rojiza, era el doctor Alexander Grantham, tenía una sonrisa juguetona bastante contagiosa cuando me vio
JazzielVine a ver Fred para coordinar las bebidas y la música para la boda de Balthazar, queríamos que todo fuera perfecto para nuestro amigo así que en vez de entrar por la puerta delantera me fui por la de emergencia, unos chicos estaban fumando mientras hablaban y reían.—Buenas noches, entraré a darle una sorpresa a mi amigo, guárdenme el secreto.—Te guardo lo que quieras, rubio —me responde una chica con el cabello tan oscuro como la noche.Le guiñé el ojo izquierdo y entré, con una sonrisa pícara en los labios.—Eso tal vez se dañe —dije muy serio señalando el plato que mi amigo preparaba.Fred se giró y me miró asombrado.Él no lo decía, pero lo único que lo relajaba de ser quien es, era la cocina y su adorable esposa.—¡Hermano! —exclama alegre de verme, dejando la paleta de madera en la encimera de la cocina industrial.Todos dejaron de cocinar para mirar nuestra interacción.—¿Cómo ha ido estos días? —pregunté luego de abrazarlo— ¿La luna de miel?—Estuvo grandiosa, regres
6- Jazziel Actualidad Cada vez que pienso en la visita de mi hermana, siento un latente dolor detrás de mis ojos, es como una migraña en constante amenaza por crecer. —Me puedes explicar ¿qué diantres te pasa? —me pregunta Elliot entrando a mi oficina. —Nada —suspire soltando el bolígrafo que tenía en mis manos. ¿A quién engañaba? Estaba leyendo la misma hoja del contrato desde hace media hora, sentía que la cabeza me iba a explotar en cualquier momento. —No eres mujer, no te vas a librar con un simple “nada” —se queja mi mejor amigo. Suspiré y lo miré a los ojos un momento tratando de poner en orden mis ideas. —Tengo un hijo —solté, esperé a ver si reacción y solo buscó la silla frente a él para sentarse. —¿Cómo? —pregunta demasiado sorprendido. —Creo que ya sabes cómo se hacen los bebés, no tengo porqué explicarte cómo se hacen o decirte el cuento de la abejita y la flor —me burlé. —No seas pendejo —soltó con un bufido— ¿Cómo es posible que tengas un hijo, zopenco? Eres e
7 ElliotSalir de la oficina de Jazziel me dejó más confundido que cuando entré a preguntar que le sucedía, parecía que se le venía el mundo encima a mi mejor amigo.Caminé por el corto pasillo hasta llegar a mi oficina cuando me aborda la nueva secretaría con documentos en la mano.—Talia, ¿qué necesitas? —le pregunté amable, antes de que me dijera algo.El puesto que le dimos solo era temporal, queríamos ver si se adaptaba al ritmo o si era remotamente buena como decía su currículo, también tenemos que ver si no la espantamos con nuestras bromas.—Necesito su firma en este documento, doctor —me dice la mujer con un poco de vergüenza, mirando a cualquier lado menos a mí.—Gracias, déjame revisarlo rápido —le comento, mientras entro en mi oficina con ella pisándome los talones.—Sí, doctor —responde eficiente como siempre.Es una chica simpática, su síntesis curricular era impecable y por eso la contraté, también porque no se viste vulgar, esta centrada en su trabajo y no deja que nue
JazzielLlegué a Inverness pocos días después de hablar con Balth y fui a la dirección que aparecía en la tarjeta de crédito.Era muy temprano, tal vez estén durmiendo o no estén.Toqué la puerta un par de veces y esperé con poca paciencia, cuando una niña me abrió la puerta, tenía unos cascos puestos mientras balanceaba la cabeza de un lado a otro escuchando música, al verme en su puerta se veía bastante sorprendida, pero nada más.—Buenos días —fue lo único que atiné a decir.—¿Vendes biblias o algo? —pregunta de forma directa— ya tenemos una, no necesitamos nada más.Sus enormes ojos azules de bebé me tenían un tanto hipnotizado, ojos tan parecidos a…—¿Quien es, niña? —preguntan a lo lejos— debes preguntar, hija —escuché su voz a lo lejos y mi corazón se disparó alocado en mi pecho.La niña frente a mí, a duras pena llegaba a mi pecho, tenía un lindo vestido amarillo, con botas negras y una chaqueta de jean, se veía inocente y relajada. Ajena a los problemas de adultos que tienen
IlianaBoda BalthSemanas antesEstoy muy contenta por mis amigos en serio que sí, pero luego siento en mi estómago al revés al ver a Jazziel.Él era demasiado para tolerar, así que traté de pasar toda la noche lo máximo posible fuera de su alcance, era lo mejor que podía hacer y sin embargo a veces sentía que quería hablar con él, pero ya me rechazó una vez y no lo va a volver a hacer, ya no creo en esa cara de santurrón.Cuando es hora de irme, luego de ese catastrófico baile y el error que tuvimos en la cocina, eso no debería suceder de nuevo y decido buscar a Dalilah para irnos, no quería traerla, pero siempre la tengo un poco aislada del mundo y no me parece justo.Dalilah es una linda señorita de diez años, casi once y es muy perspicaz, inteligente y audaz.—Nena, Vámonos —llegué hasta donde estaba con su amiga Teresa.Teresa y Dalilah iban juntas a todos lados y a mí no me molesta, después de todo es una boda y sabía que podía aburrirse entre tanto adulto.—¿Con quien bailabas
10 IlianaNo podía creerlo, mi peor pesadilla había acabado de consumarse justo en frente de mis ojos. Me sentía en trance mientras cerraba la puerta de mi casa, mi pequeña me miraba confundida.—¿Estás bien, mamá? —me pregunta Dalilah.—Estoy… sí, bien —le afirmé no tan segura de eso como trataba de aparentar y que aparentemente fracasaba.—Madre, no te ves para nada bien —se cruzó de brazos hundiendo el ceño— ese señor… ¿te hizo algo?—¿Jazziel? No, no —entré en negación.Sentía que había hecho algo terrible, pero su rostro confundido me había dejado demasiadas preguntas que no sabía cómo contestar.—Madre, no me mientas —me acusa mi niña molesta, tenía mi temperamento— te ves pálida, ese hombre… ¿Quién es?—Es… es tu padre —confesé.Se me quedó mirando fijamente durante mucho rato.—¿Tú lo llamaste? —me pregunta.Mordí mi labio avergonzada y negué con la cabeza, me negaba a hablar con Jazziel de manera civilizada luego de lo que pasó hace tantos años.—No pude, no me atreví hacerlo