10 IlianaNo podía creerlo, mi peor pesadilla había acabado de consumarse justo en frente de mis ojos. Me sentía en trance mientras cerraba la puerta de mi casa, mi pequeña me miraba confundida.—¿Estás bien, mamá? —me pregunta Dalilah.—Estoy… sí, bien —le afirmé no tan segura de eso como trataba de aparentar y que aparentemente fracasaba.—Madre, no te ves para nada bien —se cruzó de brazos hundiendo el ceño— ese señor… ¿te hizo algo?—¿Jazziel? No, no —entré en negación.Sentía que había hecho algo terrible, pero su rostro confundido me había dejado demasiadas preguntas que no sabía cómo contestar.—Madre, no me mientas —me acusa mi niña molesta, tenía mi temperamento— te ves pálida, ese hombre… ¿Quién es?—Es… es tu padre —confesé.Se me quedó mirando fijamente durante mucho rato.—¿Tú lo llamaste? —me pregunta.Mordí mi labio avergonzada y negué con la cabeza, me negaba a hablar con Jazziel de manera civilizada luego de lo que pasó hace tantos años.—No pude, no me atreví hacerlo
11 ElliotMe fui al hospital al día siguiente con uno de mis típicos trajes, al menos esta vez pude ir en la camioneta que Balthazar le había comprado a Cassy hace unos meses atrás y pude tener mejor movilidad, no como en la maquina de la muerte donde esa chica me montó.En cuanto llegué vi el tranquilo lugar con ojo crítico, necesitaba que alguien me guiara y me mostrara los aparatos que se supone que compraron con nuestro dinero y por supuesto las facturas y su contabilidad.Esto me llevara mínimo una semana, eso si ellos no me lo ponen difícil.—¿Doctor Elliot McNeill? —pregunta una mujer llegando a donde estoy.—Así es —extendí mi mano para presentarme.—Jinty Mondragón —me acepta la mano— nos alegra que nos visite desde Edimburgo, doctor McNeill.—Gracias, Multinacional Lennox quiere hacer un tour por todas los lugares que hacemos donaciones —mentí a la perfección, la vi tragar grueso y asentir.—Soy la secretaria del director general —me dice su puesto mientras empezamos a camin
Iliana—No voy a usarlo —le comenté a mi hija.—¿Cómo no? Es un regalo hermoso —me indica de manera soñadora.—El tuyo lo es, pero este no es mi estilo, además ya había escogido que ponerme ¿Recuerdas? —le pregunté a sabiendas que ella lo sabía perfectamente.—Entonces también me pongo lo que compramos —argumenta creyéndose muy lista.—Jazziel solo envío un vestido para mí para que no te sintieras mal —mentí.—¿Crees que me quiera? —me interroga.—No lo sé, pequeña puedes preguntárselo en la cena —razoné sin querer mentirle.No iba a salvarle el culo a ese hombre, Dalilah tiene diez años y es bastante madura, así esto la lastime yo siempre estaré para ella.—Muy bien, ponte lo que quieras —mi pequeña cambió de tema— yo me pondré lo que más me gusteSalió de la habitación sin esperar a que yo refute eso.Saqué el vestido que había elegido en la tienda y lo puse al lado del que Jazziel había enviado.«No es para nada mi estilo, pero está muy hermoso» pensé con pesar.Lo guardé y me puse
13 ElliotLa veía entre divertido y curioso, no entendía porque me decía estas cosas. Fue su hermano el que la mandó a espiarme.—Vamos, así me espías de cerca y no andas subiéndote en lugares peligrosos, no me lo perdonaría —puse dramáticamente mi mano en el corazón.—¿Ves? Ya me agradas más. Solo falta que te gusten las motos —me dijo en tono de burla.—No, gracias me gusta mi vida como está.—¿Cómo está? —indaga curiosa.—Vivo, respirando —le expliqué.Me quité mis lentes y tomé mi chaqueta del respaldo de la silla para poder irnos a comer, puse mi mano en su espalda y la guíe fuera del lugar. La escuché reír todo el camino fuera del hospital lo que me sacó a mí una sonrisa.—¿Dónde quieres comer? —le pregunté cuando nos subimos en mi auto.—Donde quieras, no soy exigente —se encogió de hombros.—Bien, vamos —decidí brevemente adonde iríamos y escribí un rápido mensaje para ir con el Duque. Extrañaba la comida de su esposa.Manejé por un rato saliendo de Inverness y llegando poco m
Iliana. La cena pasó sin ningún incidente y estaba comenzando a relajarme en lo que iba de noche, bebí solo una copa de vino porque mañana trabajaba y llegué al restaurante manejando, mi hija quiso ir de nuevo con Jazziel en el auto, así que manejé siguiéndoles en un estado de estupor. Aun me parecía increíble ver a Jazziel con Dalilah en una relación cordial. Llegamos a casa sin ninguna alteración en la vía y saqué mis llaves para entrar y por fin tratar de pensar en que vendría a partir de ahora. Los vi a los dos sonrientes y mi corazón se saltó un latido al ver esas sonrisas tan iguales. Definitivamente lo que se hereda no se hurta. —Gracias por aceptar mi invitación a cenar —dijo Jazziel a Dalilah, llegando al porche donde me encontraba ya con las llaves en la mano— ¿la pasaste bien? —pregunta algo dudoso viendo a Dalilah a los ojos. Lo veo rascarse la nuca nervioso y me causó algo de gracia ese hecho, quiero que trabaje por el cariño de mi hija, mi hija merece lo mejor y él
JazzielEstaba decidido a retomar el tiempo con mi hija, era tarde para verla caminar por primera vez, su primera sonrisa o sus primeras palabras, pero estaba a tiempo para empezar a formar parte de su vida.No sé de dónde sacó Iliana que yo sabía sobre su embarazo, de ser así jamás me hubiera ido de viaje con Elliot a hacer ese máster.—¿Estás bien? —pregunta Nicolás viéndome pensativo en la cocina.—La verdad es que no lo sé —admití, suspiré y me giré para verlo— compraré una casa aquí.—Wao… eso es… —se queda callado pensativo— ¿bueno?—Tengo una hija de diez años —confesé.Era la tercera persona a la que le contaba esto, la primera fue Elliot, la segunda mi hermana y la tercera un extraño.Sabía que Nicolas es un amigo para Balthazar, pero no para mí. No es propio de mí, andar contando mis cosas a todo mundo.—¡Vaya! —silbó impresionado de mis palabras— eso si que es inesperado, pensé que solo venías de vacaciones.—Nunca había tomado vacaciones desde que comencé a trabajar para B
16 Jazziel—Sí, Ana ¿de qué hablo? —le pregunté a Iliana.La reté con la mirada a que contestara mientras veía a Alex enojado cada vez más y más.—Jazziel, por favor —dijo entre dientes enojada— era lo que intentaba decirte, Alex —está vez habló dirigiéndose al tal Alexander— Dalilah y yo pasaremos un temporada viviendo con Jazziel.—¡¿Qué?! —grita el pobre de alexander poniéndose rojo— no puedes estar hablando en serio, Iliana.—Estoy hablando muy en serio, Alexander sucedieron cosas en el pasado que alejaron a Dalilah de su padre, le comenté a la niña sobre vivir con su padre un tiempo para recuperar el tiempo perdido y le pareció una maravillosa idea —me miró al decir eso— no voy a quitarle eso a la niña.Sentí alivio de que Dalilah no se negara a ir conmigo a vivir y así mi plan de recuperar a madre e hija no sería tan difícil para mí.—Bueno, deja que la niña se vaya sola —refuta Alexander perdiendo los modales— no tienes porqué irte con este —me mira de manera despectiva.Mi son
17 IlianaNo sabía bien a lo que estaba accediendo, pero Dalilah estaba tan contenta de vivir las dos con Jazziel que no quise romper su ilusión.Pensé en la solución de Alexander, pero no quería estar demasiado tiempo lejos de Dalilah.Luego de que Alexander se fuera de mi casa, Jazz y yo nos quedamos viendo un tiempo y para romper el incomodo silencio tomé las llaves de mi auto.—La niña sale en media hora, vamos —le insté— me gusta llegar antes de que terminé para ver lo último de su entrenamiento.—Es una chica muy fuerte y lista —acotó Jazziel.—Lo es, me alegra que lo notes —admití.—La has criado muy bien —su rostro solemne y sus palabras calentaron algo dentro de mi pecho.Algo que pensé que había muerto hace ya mucho tiempo y, aunque no quiero sentirme así no puedo evitarlo.—Gracias —respondí sencillamente.Salimos de mi casa y subí a mí auto y me quedé viéndolo de manera extraña cuando lo vi hacer exactamente lo mismo.—¿Qué? No me veas así, es mejor ir contigo a buscar a l