11 AÑOS ATRÁS
Iliana
—No creo que sea buena idea que celebremos mi cumpleaños aquí— me quejé cuando pasamos aduana saliendo del aeropuerto.
—Lo que pasa en Las Vegas se queda en las Vegas— insistió Balthazar— vamos— y siguió caminando sin darme chance a rechistar.
Me arrastró por todo el aeropuerto hasta conseguir un taxi afuera, que fue bastante rápido para mí suerte.
A pesar de ser las diez de la mañana todo estaba abierto y la gente iba y venía en grupos o solitarios con la fiesta grabada en las caras.
—Una vez más voy a preguntar ¿Por qué las Vegas? —preguntó Camilo haciendo muecas con su boca. camilo era mi único aliado.
Fijé mis ojos azules en él antes de que su gemelo idéntico abriera la boca.
—Fue votación y ganamos— agrega Michael, su hermano gemelo.
—No me agrada esto— se queja de vuelta Camilo, siempre tan correcto.
aún me sorprendía lo diferentes que son por dentro ya que por fuera son como dos gotas de aguas.
—Menos mal que votamos y no ganaste o estaríamos jugando bingo en un ancianato— se queja Jazziel.
Desde el día que conocí a Jazziel me flechó sin importar que fuera una niña y Balthazar se dio cuenta cuando nos hicimos amigos, por lo que siempre quiso ayudarme con es, eramos amigos y mi brillante idea fue que Balthazar se hiciera pasar por mi novio para darle celos a Jazz.
Tenía quince años no me juzguen, cabe destacar que en vez de acercarlo a mí se alejó más, así que con el tiempo Balthazar y yo terminamos porque el plan de una niña de 15 años no funcionó.
—Comencemos con una champagne para brindar por la cumpleañera— comenzó Elliot.
—¡Me gusta el espíritu! —le siguió Balthy.
Yo teníamos veintidós años recién cumplido y todos creyeron una aberración que no me haya emborrachado aún así que salió la idea de Las Vegas, hasta Camilo se sorprendió con ese hecho y es el más centrado de todos los chicos.
—¡Por la cumpleañera! —brindaron todos al mismo tiempo.
Y comenzó la fiesta.
Iniciamos en el casino luego de que nos registramos en la recepción, jugamos un rato mientras el ambiente se prendía en el casino del hotel, todos éramos mayores de edad.
No solo se celebraba mi cumpleaños sino también que habíamos pasado el semestre. A mí me faltaba poco para graduarme de medicina cerca de la Universidad de los chicos. Estaba orgullosa de ese futuro que veo brillar delante de mí.
***
Un incesante tono de celular suena una y otra vez y quiero martillear esa cosa para que se calle, no soporto mi dolor de cabeza, siento que hay una manada de gorilas bailando en mi cabeza.
—Apaga eso ¿quieres? —escuché una voz ronca, me mandaron de malas maneras en un irritante siseo.
Esa voz hizo que me levantara de la cama como un resorte, lo que a su vez me hizo marear y desenfocar la vista, quería devolver el contenido de mi estómago, sin pensarlo salí corriendo al váter para hacer lo que mi cuerpo me pedía a gritos. Vomitar.
—¿Estás bien, Ana? —escuché que alguien preguntaba con voz somnolienta.
No quería levantar mi cabeza del váter por seguridad a mi estabilidad mental, no quería afrontar a la persona que tenía en la puerta del baño preguntando si estaba bien. No quería hacer nada.
Tal vez si no respiro puedo morir ahora mismo.
—Estoy bien— logré decir con el poco valor que había reunido.
En algún momento decidí levantar mi cara y afrontar las cosas como son, Jazziel me devolvía la mirada un tanto preocupado, me levanté como spiderman ayudándome de las paredes y fue cuando me di cuenta de nuestro estado de desnudez.
—Estas desnudo— dije a media voz.
—Tú también— me señaló.
Tragué grueso y lo quité de mi camino para pasar, el maldito aparato vuelve al ataque.
el aparato comenzó a sonar con una música diabloca que ya odiaba, lo escuchamos sonar por algún lado en la habitación, comienzo a buscar mi ropa de manera frenética y allí aparece el dichoso celular que no deja de sonar.
—No es mi celular— le informé lanzando el aparato en su dirección, sin importarme si lo agarraba o no.
Jazziel lo agarró con una mano contestando de una vez.
—¿Qué pasó? —pregunta Jazziel del otro lado de la habitación con sus bóxer ya puestos.
Me enfundo en mi vestido y busqué mis pendientes cuando los vi en la mesa de noche junto a la cama, con un papel pisado por dos anillos horrendos y mis pendientes sentí palidecer, en ese momento Jazziel colgó la llamada.
—Era Balthazar me preguntó que si te había visto— me explica.
Pero mi atención estaba en el papel de la mesita, lo tomé con manos temblorosas, me sentí más débil de lo que ya me sentía. Jazziel me arrancó el papel de las manos y lo leyó.
—¡Hijo de puta. Nos casamos, Ana! —sus ojos parecían querer salir de su cabeza.
—Tenemos que anular eso, no puedo estar casada— comencé a negar con la cabeza.
—Pues lo estamos, hay que ver que sigue de aquí— me comenta más tranquilo.
—¿Cómo que, qué sigue, Jaz? —le pregunté atónita— divorciarnos por supuesto.
—¿Quieres divorciarte? —me cuestiona.
—Ni siquiera recuerdo como me casé— le recordé el problema de la situación.
Este hombre estaba destinado a volverme loca.
JazzielBodaEs la boda de uno de mis mejores amigos y es quien menos pensé que se casaría, pero ver a Cassidy y Balthazar juntos me hace ver lo mucho que se quieren, lo mucho que compaginan juntos, creí tener eso en su momento, pero me equivoqué y ya no me fio de nadie, me gusta tener relaciones cortas de fines de semanas o máximo una semana cuando estoy de vacaciones y conozco alguna belleza en mis viajes, pero supongo que la vida es un boomerang y todo regresa en algún momento a tu vidaLo confirmé cuando tuve a Iliana en mis brazos mientras bailábamos, estaba seria y casi no quería verme, pero la música la obligaba a estar pegada a mi cuerpo mientras la guiaba entre la danza ancestral que bailábamos, hasta que le tocaba separarse de mí, aunque sabía que iba a regresar. No me gustó, no quise dejarla ir.«Eres patético, Dunn»—Estás hermosa —le dije tratando de buscar conversación, no funcionó y en cuanto pudo se alejó de mí tan rápido como pudo y yo resople, esa mujer es más difíci
JazzielNo me terminaba de acostumbrar que Iliana estuviera de vuelta en el grupo como cuando éramos niños o en la universidad. Eran cosas que me hacía creer fervientemente que desperté en otro universo paralelo.Estábamos sentados a la mesa en un almuerzo de despida para que Balth y Cassy se fueran a su luna de miel y, fue ameno y tranquilo, Iliana de nuevo hizo como si yo no existiera para ella está vez vino sola, la niña con la que medio la vi ayer no la acompaña hoy y supongo que era la hija de alguna amiga, sé que ella tiene una media hermana, pero no le gusta hablar de eso y no sé si es su sobrina.—Tenemos un anuncio —dijo Balth poniéndose de pie y ayudando a su recién estrenada esposa a ponerse de pie.—¿Eres gay? —pregunta Elliot con la mano en el corazón.—Ya quisieras tú, querido —se burla el susodicho y todos reímos— bien, a lo que iba. Quería anunciarles que ¡vamos a ser papás!—¡Oh por Dios! —se levanta la amiga de Cassy y los abraza.—Felicidades —fue un coro de felici
JazzielEstoy sentado en mi escritorio revisando el último proyecto, he trabajado con los ingenieros y estamos entusiasmados con el nuevo modelo de alarmas para negocios y casas.Mi hermana decide ese momento llamarme a mi teléfono personal, estoy tentado a no contestar, pero igual lo hago por si algo le pasa a mi sobrina Nikki.—Hola, hermanito ¿estás desocupado, necesito hablar contigo? —me pregunta sin rodeos.—Jessamine, estoy bien, buenos días ¿cómo va tu vida? —respondí de manera acida, dejando de lado lo que tenía en mis manos.—Es urgente y no estoy para bromitas —la escuchaba bastante sería.Mi hermana es menor que yo por tres años, siempre ha sido la más relajada y responsable, es una liga loca entre mis padres, yo por otro lado soy más o menos parecido a ella, fiestero responsable.—Está bien… ¿qué sucede? —aclaré mi garganta— ¿mamá y papá…?—Están bien, mira estoy cerca de tu trabajo, ¿por qué no mejor nos tomamos un café? —me propone.—Bien, te espero en la cafetería de e
IlianaDos semanas antes.Llego a mi turno como todas las mañanas y me voy directa a mi consultorio, mi enfermera, Trudy me recibe con una cálida sonrisa que yo le correspondo.—Ya llegó su cita de las ocho, doctora —me avisa— Samanta estaba asustada porque usted no viniera hoy. Aunque le aseguré que usted jamás dejaría a sus pacientes.—Gracias, Trudy ya la atiendo —y entré a mi espacio Zen.Me gustaba estar en el hospital, era bastante tranquilo, por ser un pueblo. Pero a veces solo los turistas tienen sus accidentes.Me puse mi bata médica e hice pasar a la primera paciente del día con una sonrisa. A eso del mediodía cuando estaba a punto de irme a descansar un poco a la cafetería y comer un sándwich o comer cualquier otra cosa. Alguien tocó mi puerta.—Pase —contesté al llamado en mi puerta, pensando que podía ser una emergencia de alguna de mis pacientes.Se asomó una cabellera rojiza, era el doctor Alexander Grantham, tenía una sonrisa juguetona bastante contagiosa cuando me vio
JazzielVine a ver Fred para coordinar las bebidas y la música para la boda de Balthazar, queríamos que todo fuera perfecto para nuestro amigo así que en vez de entrar por la puerta delantera me fui por la de emergencia, unos chicos estaban fumando mientras hablaban y reían.—Buenas noches, entraré a darle una sorpresa a mi amigo, guárdenme el secreto.—Te guardo lo que quieras, rubio —me responde una chica con el cabello tan oscuro como la noche.Le guiñé el ojo izquierdo y entré, con una sonrisa pícara en los labios.—Eso tal vez se dañe —dije muy serio señalando el plato que mi amigo preparaba.Fred se giró y me miró asombrado.Él no lo decía, pero lo único que lo relajaba de ser quien es, era la cocina y su adorable esposa.—¡Hermano! —exclama alegre de verme, dejando la paleta de madera en la encimera de la cocina industrial.Todos dejaron de cocinar para mirar nuestra interacción.—¿Cómo ha ido estos días? —pregunté luego de abrazarlo— ¿La luna de miel?—Estuvo grandiosa, regres
6- Jazziel Actualidad Cada vez que pienso en la visita de mi hermana, siento un latente dolor detrás de mis ojos, es como una migraña en constante amenaza por crecer. —Me puedes explicar ¿qué diantres te pasa? —me pregunta Elliot entrando a mi oficina. —Nada —suspire soltando el bolígrafo que tenía en mis manos. ¿A quién engañaba? Estaba leyendo la misma hoja del contrato desde hace media hora, sentía que la cabeza me iba a explotar en cualquier momento. —No eres mujer, no te vas a librar con un simple “nada” —se queja mi mejor amigo. Suspiré y lo miré a los ojos un momento tratando de poner en orden mis ideas. —Tengo un hijo —solté, esperé a ver si reacción y solo buscó la silla frente a él para sentarse. —¿Cómo? —pregunta demasiado sorprendido. —Creo que ya sabes cómo se hacen los bebés, no tengo porqué explicarte cómo se hacen o decirte el cuento de la abejita y la flor —me burlé. —No seas pendejo —soltó con un bufido— ¿Cómo es posible que tengas un hijo, zopenco? Eres e
7 ElliotSalir de la oficina de Jazziel me dejó más confundido que cuando entré a preguntar que le sucedía, parecía que se le venía el mundo encima a mi mejor amigo.Caminé por el corto pasillo hasta llegar a mi oficina cuando me aborda la nueva secretaría con documentos en la mano.—Talia, ¿qué necesitas? —le pregunté amable, antes de que me dijera algo.El puesto que le dimos solo era temporal, queríamos ver si se adaptaba al ritmo o si era remotamente buena como decía su currículo, también tenemos que ver si no la espantamos con nuestras bromas.—Necesito su firma en este documento, doctor —me dice la mujer con un poco de vergüenza, mirando a cualquier lado menos a mí.—Gracias, déjame revisarlo rápido —le comento, mientras entro en mi oficina con ella pisándome los talones.—Sí, doctor —responde eficiente como siempre.Es una chica simpática, su síntesis curricular era impecable y por eso la contraté, también porque no se viste vulgar, esta centrada en su trabajo y no deja que nue
JazzielLlegué a Inverness pocos días después de hablar con Balth y fui a la dirección que aparecía en la tarjeta de crédito.Era muy temprano, tal vez estén durmiendo o no estén.Toqué la puerta un par de veces y esperé con poca paciencia, cuando una niña me abrió la puerta, tenía unos cascos puestos mientras balanceaba la cabeza de un lado a otro escuchando música, al verme en su puerta se veía bastante sorprendida, pero nada más.—Buenos días —fue lo único que atiné a decir.—¿Vendes biblias o algo? —pregunta de forma directa— ya tenemos una, no necesitamos nada más.Sus enormes ojos azules de bebé me tenían un tanto hipnotizado, ojos tan parecidos a…—¿Quien es, niña? —preguntan a lo lejos— debes preguntar, hija —escuché su voz a lo lejos y mi corazón se disparó alocado en mi pecho.La niña frente a mí, a duras pena llegaba a mi pecho, tenía un lindo vestido amarillo, con botas negras y una chaqueta de jean, se veía inocente y relajada. Ajena a los problemas de adultos que tienen