—No te atrevas.Dijo Héctor al percibir sus intenciones. Se acercó y la tomó del brazo, sin esperar una respuesta o lo que sea, la arrastró de nuevo al restaurante en el que se encontraba el pianista. Ya sentados en la mesa, Héctor la miro fijamente un tiempo. —Tú también volviste ¿Verdad? Bianca, algo incomoda, desvió la mirada. —Aaalgo, así... Héctor frunció el ceño y entrecerró los ojos. —¿Quién eres? Bianca literalmente se mordió la lengua debido a que estuvo a nada de hablar impulsivamente. Héctor sintió un frio hueco en el pecho y estómago mientras silenciosamente tragó. —No importa, no digas nada. Pide lo que quieras. Ella algo desconcertada, lo miro un momento, pero al notar su nerviosismo, su mirada completamente perdida y como temblaba el menú en su mano, decidió hacer lo que le pidió. «Creo que así es mejor, mientras menos personas deba “engañar”, será más tolerable para mí»Ambos comieron en silencio, mientras Héctor con un estado de ánimo caótico. La miraba de r
Marcus subió a su auto a Liliana, pero poco después en el asiento del copiloto Héctor se sentó. —Vamos a mi departamento. Marcus frunció el ceño y lo miro algo extrañado, pero al notar que ambos estaban ebrios y el cómo estaba Oliver, decidió hacer caso. Al llegar al departamento, se dio cuenta de que el olor de Liliana seguía ahí, aunque era un poco diferente a como era antes. Pero...—¿No se suponía que ustedes vivían en una casa?Héctor solo suspiro y entro a su habitación con Liliana. —Usa la habitación de allá, no molestes hoy. Un poco ofendido por ser utilizado, Marcus hizo un puchero, pero obedeció a regañadientes. Héctor acomodó a Liliana en la cama y se dispuso a ir a la ducha, pero justo cuando estaba por dirigirse a la puerta del baño ella se levantó. Debido a los días de exceso de trabajo, Bianca bebía hasta la madrugada y se bañaba para despertar por lo menos un poco limpia al día siguiente. Sin prestar atención a Héctor, comenzó a desnudarse mientras caminaba al
Ya era medio día cuando por fin se detuvieron. Después de asearse Marcus renuente tuvo que ir a trabajar. Y Héctor llamo a Barbara. —Estamos en mi departamento, más tarde iremos al laboratorio, necesito ponerme al tanto de varias cosas. *************Mientras tanto, en una pequeña casa en un lugar desconocido y desolado. Ethan estaba sentado en medio de un amplio patio. Los días desde que llego se volvieron eternos, nada de lo que creía “real” ya lo era, e incluso, los recuerdos que quería borrar desde hacía mucho tiempo, volvían a regresar como si fueran un sueño cruel. No era la mrimera vez, que se encontraba de la misma manera. —¿Qué estará haciendo Iris en estos momentos...?Con un gran suspiro y como si fuera un anciano, se quedó ahí viendo a la nada como ya tenía varios días haciéndolo. Su corazón en un instante, apuñalado por el recuerdo de una persona, la cuál estaba dispuesto ha hacer las peores cosas por volver a ver, casi sangro su pecho, al profundizar cada vez más en
Oliver después de tres días, se despertó en su cama. Se encontraba en un desastre y, debido a que no había tocado su comida y prohibió las entradas innecesarias, solo frunció el ceño cuando vio el desastre en la habitación. Los recuerdos terribles, el dolor y el remordimiento no lo dejaban en paz. No sabía por lo que Liliana había pasado realmente, pero si lo que Marcus había dicho era verdad, él era el menos indicado para para reclamar un lugar junto a ella. No podía acudir por consuelo a las drogas o el alcohol, su constitución de dominante era tan resistente, que incluso una cantidad casi mortal, era erradicada de su sistema rápidamente. —Soy patético. Con una sonrisa de auto lamentación, comenzó a vestirse para ir a la empresa. Las chicas que no habían podido ver a su hermoso jefe en mucho tiempo, casi soltaban jadeos cínicos de sorpresa al verlo. Era hermoso, de eso no había duda, sin embargo, su tés y rostro melancólico les arrugaba el corazón. Ernest se sorprendió al verlo
Fue lavada, arreglada y llevada a una lujosa sala llena de personas, su suave y ligero vestido de seda, dejaba poco o casi nada a la imaginación. Su esbelto y hermoso cuerpo parecía una obra de arte, del cual varios, se lamieron los labios mientras la admiraban. Fue repugnante, pero no podía hacer nada para escapar de esas horribles miradas. Con miedo persistente y una inquietud aterradora, sus peores miedos se volvieron realidad esa noche...A cambio de mantener a los niños bajo el “cuidado” de los Barner, Barbara le ofreció al coleccionista a Liliana. No solo fue utilizada para engendrar varios niños más, sino que, dado que, por fortuna o desgracia para ella, todos los hijos que podía dar a luz, eran dominantes, se volvió cada vez más codiciada. Y la esperanza sobre los demás niños se volvió cada vez más grande. Desafortunadamente, desde que ella cayó en “custodia” jamás fue capaz de ver a alguno de sus hijos, en el momento en que nacían, eran entregados a sus padres, alias, comp
Aunque probablemente, no tenía la más mínima intención de cumplirlo, esperaba y rezaba con fervor, para que todo pudiera continuar con calma. Mientras pudiera alejar todos los peligros y su esposa pudiera vivir en paz, todo lo demás, salía...—Rajash —¿He?Preguntó Oliver tontamente.—Su nombre es Rajash Abadi, él es hermano mayor de mi padre, y mi tío. Oliver rechinó los dientes y lo miro como si fuera una escoria inmunda. Aunque ya lo esperaba, era obvio que no lo vería de esa manera y se quedaría sentado simplemente. Con algo de irritación a la que ya estaba acostumbrado, suspiró y se acercó al sofá. —Él y yo, no tenemos nada que ver, e incluso, de no ser porque somos familiares, ni siquiera sabríamos sobre la existencia del otro. Oliver frunció el ceño y esperó a que continuara.—Ufff, nunca creí que llegaría a decirle esto a alguien más que no fuera de mi circulo. Mi nombre completo es: Marcus Goldsmith Abadi. Oliver suspiró profundamente mientras apretaba los puños y escuch
Héctor se dio cuenta de su distracción y por un momento sintió unos celos terribles. «¡Seguramente es por ese idiota!»Rechinó los dientes y controlando hasta la más mínima célula de su cuerpo, suspiro por lo bajó y sonrió nuevamente. —¿Quieres... Verlo?Ella abrió los ojos con sorpresa debido a sus palabras, pero al ver su reacción y el hecho de que no podía ocultar su boca torcida y ese ceño fruncido mientras parecía que estaba soportando unas ganas inmensas de ir al baño. No se pudo controlar. —¡Pffff! ¡Jajajajaja!Atónito él y las personas de los alrededores los miraron sorprendidos. —Qué mujer tan hermosa... Se escuchó un leve murmullo por ahí. El rechinó nuevamente los dientes y la llevó de la mano lejos del lugar. —¿Soy gracioso...? Estaba por seguir quejándose y regañarla enserio, pero su voz melodiosa y que le hacía cosquillas en el pecho se volvió a escuchar. —¡Sí! ¡Jajajaja! ¡Debiste ver tu cara! Jajajaja, parecía que tenías indigestión. Por un momento se quedó de
Marcus, ese momento, hizo todo lo humanamente posible por buscar a Ethan nuevamente. Serían cerca de tres semanas y no había absolutamente nada de él. Héctor se rehusó a hablar de él, y sus hombres eran tan herméticos, que estuvo cerca de darles un incentivo por su lealtad. De todas las cosas que se les pudo decir, solo eran buenos para tomar lo que se les “donaba”. Pero mientras él se desesperaba por respuestas, el susodicho estaba inmerso en otra cosa. —Ella será mi esposa legalmente, pero tú, eres el verdadero dueño de mi corazón, ¿Lo entiendes? Ethan completamente fuera de sí, con los ojos completamente enrojecidos, golpeó su mano y lo miró con odio. Kyle, suspiró profundamente y bajó la mirada. Sabía que no sería algo facil de digerir, pero si no lo hacía, él estaría en verdadero peligro. Iris serviría como un "señuelo" a fin de cuentas, si ella llegara a morir, mataría dos pájaros de un tiro. Aunque obviamente, "él" jamás debía enterarse. Los días pasaron, y el Ethan