—¿Quieren probar de lo que tengo para ustedes bestias anormales?— pregunta él, cuando uno de los rogues se le viene encima y caen al suelo, él lo toca con la pistola eléctrica y el lobo chilla y cae jadeando a un lado. Es claro que ha probado su punto y ahora el resto de los lobos lo ve de lejos,
Tatiana —Me dijo claramente que me alejara de ti, que si me veía de nuevo, iba a acabar conmigo. Y yo pensé que solo era un hombre celoso, uno que quiere acostarse contigo, tener un revolcón con una virgen. Pero no. Varias veces lo observé entrando, esperándote, y luego se quedaba a dormir contigo…
—Ustedes tienen sus mates, y él los está manipulando con eso. Los trata como sus esclavos, sus mascotas— digo y ellos se agitan, gruñen y aúllan. —Conocí a Joanna y a sus compañeros rogues…muchos están de nuestro lado porque nuestro enemigo es el mismo. Aquel que no nos deja estar con nuestros mat
Sebastián —¡Realmente está aquí...mate! ¡Mate!— grita Connor desesperado. —Si está aquí... debe haber venido con apoyo, quizás hayan venido otros alfas. Sigamos buscando en el territorio— digo y empezamos a movernos, atentos a lo que podemos encontrar. Cuando vemos un grupo de autos que se aprox
—¡Nunca! ¡Jamás! ¡Y por sobre mi cadáver ella será la mate de otro hombre y mucho menos de Marco!— grito y quisiera tirar toda la casa abajo. Sigo escuchando los gritos de Noemí afuera, intentando buscar una salida. Los hermanos gruñen empujando las ventanas. —Bueno…entonces supongo que nuestro tra
Fabrizio —Esto es extraño... juro que me da mala espina— me decía Andrea mientras habíamos decidido ir de regreso a Medianoche. Y tenía razón, honestamente no sabía que esperar, tenía miedo de haber llegado tarde, pero no hay peor camino que el que no se hace. El tiempo me había enseñado que tener
—Gracias por venir a ayudarnos, Fabrizio…— me dice contenta mientras la señora me mira aún con sospecha. —Traje aliados, guerreros leales de la manada Sombra de la Noche ¿Tienen información de que está sucediendo en Medianoche?— pregunto. Andrea y Leonardo ya están llamando y conduciendo a su gente
Sebastián Era una catástrofe. Veíamos la casa de mis padres totalmente hecha pedazos y aun el fuego se mantenía vivo alzándose al cielo, nos quedábamos jadeando en el pasto, sin poder creer lo que había sucedido. —No sé si el Alfa haya entendido sus errores, pero a último momento… estuvo de t