—¡Estúpida humana! Ya bastantes problemas me has dado— decía deteniéndose y levantándome por el cuello mientras yo pataleaba, mis pies en el aire. Luego ella me golpeaba en el estómago y yo caía de rodillas sintiendo un dolor tremendo. —¡Eso es lo que te sucede si no te comportas! ¿Acaso no quiere
Sebastián Todo esto había sido mi culpa. Yo no había tenido la fuerza para poner mano dura con mi propio padre y he aquí las consecuencias, estaba tomando una autoridad que ya no era de él y me estaba tratando peor que a un enemigo. —¿Qué has hecho con la manada?— pregunto. La casa de la manad
—Vas a hacer lo que yo te diga... mocoso. Ahora llévenselo…— dice él y yo siento como me arrastran y me llevan a otra habitación. Al cabo de un tiempo, de la nada aparece Janet. —Janet…— —Shhhh yo puedo ayudarte. Pero tienes que venir conmigo y marcarme. Si yo soy tu mate... no te van a poder uni
Tatiana Yo sentía que me moría por dentro, el dolor que experimentaba era atroz, mi pecho estaba sofocado, mi cuerpo temblaba. Era desolación, temor, desesperación y un dolor angustiante. La escena parecía sacada de una película de terror, o para ser más exactos, parecían haber utilizado mis peor
Pienso en todos nuestros enemigos, su padre, Janet. Estamos solo él y yo y no hay nadie más. Y empiezo a entender el caos. —No te pido que me creas ahora... me mata que me odies. Y, sin embargo, en este preciso momento tienes todo el derecho de hacerlo. Si yo te hubiese encontrado en la misma situa
Tatiana —¡Tenemos que perderlos de vista!— gritaba Henry. —¡Tras ellos! ¡Se la llevan a ella! ¡Síganlos!— escuchaba voces fuertes que poco a poco se iban perdiendo, hasta que solo quedaran los sonidos del bosque. Yo sentía la adrenalina golpeando mis venas, había pasado las peores horas, tenía
—Mi mate fue tan valiente…— dice ella viéndolo con amor. —Pero ahora están a salvo y ya buscaremos una solución…— digo mientras ella llora y me cuenta lo que sucedió con Martín, el trato con Sebas todo, lo que ya me había dicho Henry. —Hay algo más…— dice ella y tiembla. —Vimos algo terrible,
Tatiana —¿Mate? ¿Cómo que mate?— preguntaba yo absorta, mientras que mi amiga parecía simplemente haberse quedado infartada. Mi hermano estaba como loco, agitado como toro, queriéndose lanzar encima de ella y yo agradecía que al menos estaba vestido. —Ella es mi mate... mi mate única y verdade