—Algunos creen que es el alfa quien le da el poder a la Luna, pero es la Luna anterior que se lo entrega a la nueva. Y yo te lo he dado a ti pequeña— dice solemne. —Pero... eso quiere decir que ahora tú... — digo angustiada entendiendo lo que ha sucedido. —Tú eres la Luna ahora, y toda la protec
Sebastián —Está todo en orden Alfa... — dice David. —Por primera vez tengo esperanza de que esto... puede resultar— digo confiado. Habíamos utilizado a Martín, quien debía decir que había seguido las reglas a cabalidad. Se veía agotado y muy nervioso. En pocos días ya se había acercado Antoni
—Contrólate Alfa... o tu madre muere…— —No se te ocurriría…— digo y siento como Connor grita en mi cabeza. —Tu madre ha perdido todo poder de Luna, ¿crees que no lo hemos sentido? Por lo tanto, vas a ser exactamente lo que yo te diga, si quieres ver a tu mami viva. Y dile también eso a todo lo q
Tatiana La nota era bastante extraña y Nancy me pedía que no le dijera a nadie, que no podían confiar en los guerreros y que encontrara la manera de salir de casa. Tenía incluso su firma y hablaba de que ahora yo era la Luna y este era mi deber. Parecía todo muy exacto y ella siempre había sido u
—¿Janet?— dice él y siento como ella está atrás de mí sujetándome. —Lo siento hermano… la necesito— dice ella y vacía un envase de gas en la cara de David, quien se va debilitando hasta caer de rodillas. —No Janet… no hagas esto…— dice él antes de caer desmayado. Yo no puedo creer lo que sucede.
Tatiana Catalina es obvio que no está aquí por casualidad y vino totalmente preparada para la ocasión. Cuando ella da un paso hacia adelante, caminando cual modelo, puedo ver que está con un vestido fantástico, muy revelador, que muestra todas sus curvas perfectas, una cintura pequeña, con el omb
—¡Estúpida humana! Ya bastantes problemas me has dado— decía deteniéndose y levantándome por el cuello mientras yo pataleaba, mis pies en el aire. Luego ella me golpeaba en el estómago y yo caía de rodillas sintiendo un dolor tremendo. —¡Eso es lo que te sucede si no te comportas! ¿Acaso no quiere
Sebastián Todo esto había sido mi culpa. Yo no había tenido la fuerza para poner mano dura con mi propio padre y he aquí las consecuencias, estaba tomando una autoridad que ya no era de él y me estaba tratando peor que a un enemigo. —¿Qué has hecho con la manada?— pregunto. La casa de la manad