Cuando ya es casi medianoche no tengo ni siquiera que abrir los ojos para saber qué Connor está cerca, y cuando se sube a mi cama yo lo estoy esperando. — Volviste...siempre vas a estar aquí conmigo ¿Verdad?— digo besando su cabeza y él parece contento. Él se acurruca a mí, obligándome a dormir, y
Sebastián — ¿Cómo? ¿Qué… quieres decir con eso? ¿Quieres que me vaya de la manada?— pregunta ella con expresión desconsolada. — Yo no debí traerte aquí, has sufrido demasiado y yo...— digo apurado. — ¿Me estás echando de nuevo?— pregunta con ojos llorosos. ¡No, no! ¿Cómo puede pensar algo as
Ella golpea las ventanas gritándonos desesperada, sus ojos llenos de miedo, y nuestros atacantes aparecen frente a nosotros. Ya no eran solo vampiros, ni rouges, sino directamente la manada Razzio, algunos con sus lobos y otros, descaradamente atacándonos en su forma humana con pistolas, lo que so
Tatiana Era como si se hubiese desatado el infierno, nos habían encontrado prácticamente ahí, cerca de la frontera, no tenía sentido lo que había ocurrido. Parecían que nos habían encontrado en el momento justo. Xavier y Fabrizio peleaban contra hombres lobos y otros vampiros, mi hermano estaba h
— Es hora de ver que tiene tan especial esta estúpida humana, ¿por qué todos te desean?— preguntaba ella y veía que tenía los ojos rojos, la piel casi gris y el cabello era una mata de mechones negros. — ¡Déjame!— yo gritaba cuando ella se acercó a mí y me levantó por la camiseta. Yo pataleaba, i
Sebastián — ¿David? ¡Gracias a la diosa! No sabes lo feliz que me hace escuchar tu voz— — ¡Oh Alfa! Juro que temíamos lo peor luego de no saber de ustedes, pero Fabrizio y Xavier insistían en que ustedes habían escapado e iban a estar bien— me cuenta David a través de nuestro vínculo mental. — ¿
Encontramos la cabaña y si bien es precaria, al menos tienes una cama, y varias mantas. Revisamos todo y me preocupo del frío. — No podemos prender un fuego aquí…— digo pensativo. — Estoy bien créeme…— dice ella. — Voy a dar una vuelta y luego vengo contigo, ¿está bien?— y salgo a dar una ins
Sebastián Esta cabaña perdida era la felicidad, tener a mi mate deseándome, llamándome su alfa, su mate… era el paraíso. Su piel estaba tibia y yo solo podía pensar en tenerla. Estábamos en el medio de la nada, perseguidos, enemigos por doquier, nos salvamos por los pelos… y yo solo pensaba en qu