— Es tu decisión pequeña, pero seas humana, hombre lobo, vampiro o bruja el vínculo te llegará y te golpeará tarde o temprano— — ¿Entonces no tengo remedio? ¿No tengo opción?— pregunto y ella no se molesta conmigo que siquiera considere dejar a su nieto, ni tampoco me ve como una tonta, sino que
Sebastián — ¿Seguro que estás bien Sebastián?— me pregunta Xavier. Ya hasta había evitado verme en el espejo. El reflejo simplemente me recordaba que había sido yo quien le había hecho daño a ella, yo le había hecho daño a mi mate; la única cosa que un hombre lobo no debería hacer. Pero si me ve
— Ellos pueden ser la solución de nuestra especie— le digo y él asiente. — Los humanos crean el balance. Pensé que porque no tenían poderes… pero si lo tienen, solo que es diferente al nuestro. Ya se lo he dicho, realmente es un Alfa muy poderoso, y puede serlo aún más. Quizás las dificultades qu
Sebastián — Connor... soñé contigo... soñé que venías a sacarme de esa pesadilla. Me salvaste…— dice ella acariciando el pelaje de mi lobo. Se ve mucho mejor, y con todo y eso dista de ser la Tatiana de siempre. Realmente le ha afectado estar aquí mucho más de lo que yo pude anticipar. Le ha d
— Aquí dice que Sebastián está revisando el tema. Que sabe que Mariela había tenido planes de irse, pero que finalmente no los ha ejecutado— leía en voz alta y se queda preocupada. Connor se acerca y se coloca en su regazo. — Sé que... él está haciendo todo para resolver tantos problemas. Eso sol
Tatiana — ¡Realmente ha sido un milagro! Y agradecemos a la diosa tenerte aquí de nuevo — decían mis niños abrazándome y llenándome de besos.. — El médico dice que has pasado por mucho y que quizás lo que te sucedió, fue debido al estrés y la tensión, y que tu cuerpo humano no es como el de nos
Cuando ya es casi medianoche no tengo ni siquiera que abrir los ojos para saber qué Connor está cerca, y cuando se sube a mi cama yo lo estoy esperando. — Volviste...siempre vas a estar aquí conmigo ¿Verdad?— digo besando su cabeza y él parece contento. Él se acurruca a mí, obligándome a dormir, y
Sebastián — ¿Cómo? ¿Qué… quieres decir con eso? ¿Quieres que me vaya de la manada?— pregunta ella con expresión desconsolada. — Yo no debí traerte aquí, has sufrido demasiado y yo...— digo apurado. — ¿Me estás echando de nuevo?— pregunta con ojos llorosos. ¡No, no! ¿Cómo puede pensar algo as