Al poco tiempo mis dudas van desapareciendo y Fabrizio se va ganando mi confianza y cuando llega el momento de dejarlo frente al prisionero, el rouge parece aterrado, pero el vampiro está totalmente calmado. Se le acerca y lo ve a los ojos y el rogue no puede resistirse a su influjo. —¿Cuál es tu
Tatiana Pasé horas cabizbaja y rogué para que me dejaran ir al trabajo y despedirme. No quería dejar a Gaby así como así. También estaba Mariela, Martín, las demás chicas. Todos ellos habían sido una parte muy importante de mi vida, yo no quería irme sin decir nada, sin verlos una vez más. Por su
—Ustedes… también son víctima… y ahora estamos aquí…— digo y ella asiente. —Yo tengo que huir y avisar al grupo con el que ando, tenemos que huir de aquí para que ellos no nos tomen. Se van a aprovechar de nosotros y si les provoca… nos mata o nos venden… como creo que quieren hacer conmigo— dice
Tatiana Por un momento me quedé ahí en la oscuridad sola, hasta que escuché pasos que venían hacia mí y temí que fueran los vampiros de nuevo. ¡Por la diosa no por favor! Pero cuál fue mi sorpresa, cuando vi que se asomaba una cara conocida, parecía aterrado y cuando me vio corrí hacia mí, y no
—Te refieres a los humanos que hemos estado apresando…— —Sí, te dije que teníamos que sacarlos poco a poco del pueblo, pero lo que no te comenté era qué hacíamos con ellos. Los vampiros han estado ayudando a venderlos…tienen una red con un negocio importante— dice Marcos y mi corazón casi se sale,
Sebastián Me ha dejado, es lo primero que pienso. Lo reconozco. Por supuesto que no creo que ella le hiciera daño a su hermana, ni que Marina la dejaría ir así como así, pero el miedo que me invade es tan irreal que soy capaz de pensar en cualquier cosa. —¡Todos! ¡ ayuda! ¡ ahora mismo! ¡David
—¿Secuestran humanos?— pregunto. —Humanos… y otras criaturas…— dice de manera misteriosa y no da más detalles de a quién busca o su relación con ellos, lo que me queda claro es que estamos ambos en el mismo lado. —Alfa mire... la granja— me susurra David y por supuesto ya sabíamos que todo esto q
Sebastián —¡Alfa! ¡Por favor! ¡Es solo un chico humano!— me decían. —¡Mire cómo está él!— me gritaban mis guerreros mientras yo veía al muchacho humano prácticamente desmayado. Quería acabarlo, quería golpearlo, ¿Cómo se atrevía a estar con mi mate? ¡Tener su aroma! —¡Lo voy a acabar!— gritab