—Te refieres a los humanos que hemos estado apresando…— —Sí, te dije que teníamos que sacarlos poco a poco del pueblo, pero lo que no te comenté era qué hacíamos con ellos. Los vampiros han estado ayudando a venderlos…tienen una red con un negocio importante— dice Marcos y mi corazón casi se sale,
Sebastián Me ha dejado, es lo primero que pienso. Lo reconozco. Por supuesto que no creo que ella le hiciera daño a su hermana, ni que Marina la dejaría ir así como así, pero el miedo que me invade es tan irreal que soy capaz de pensar en cualquier cosa. —¡Todos! ¡ ayuda! ¡ ahora mismo! ¡David
—¿Secuestran humanos?— pregunto. —Humanos… y otras criaturas…— dice de manera misteriosa y no da más detalles de a quién busca o su relación con ellos, lo que me queda claro es que estamos ambos en el mismo lado. —Alfa mire... la granja— me susurra David y por supuesto ya sabíamos que todo esto q
Sebastián —¡Alfa! ¡Por favor! ¡Es solo un chico humano!— me decían. —¡Mire cómo está él!— me gritaban mis guerreros mientras yo veía al muchacho humano prácticamente desmayado. Quería acabarlo, quería golpearlo, ¿Cómo se atrevía a estar con mi mate? ¡Tener su aroma! —¡Lo voy a acabar!— gritab
—Es solo que todo el mundo pareciera llevarse bien con ella, excepto yo…— digo y soy plenamente consciente de que me escucho como un malcriado. El humano no es malo del todo, pero no puedo controlarme. —Creo que es porque todos tienen un pasado diferente con Tatiana y a la vez... ellos tampoco tien
Tatiana Me levantaba y no sabía donde estaba. Después de tantos años… no estaba en casa. Mi casa. Estaba en un lugar completamente extraño, y muy alejada del resto de la manada, tampoco es que era feo o desagradable ni nada de eso, era más bien una linda casita cerca de donde vivían la mayoría d
—¿Sabes? Desde el momento en que lo vi... sentía que mi corazón se iba a salir de mi pecho…¡Fue el mejor momento de mi vida! Sentía que todo mi cuerpo me impulsaba a estar cerca de él y mi loba solo quería gritar una cosa, ¡Mate! ¡Mate!— dice ella y suelta una carcajada. —Y ahora no puedo separarm
Sebastián Esto era todo el día, un minuto tras otro. —¿Qué hacemos aquí? ¡Necesito ver a mate! ¡La necesitamos!— gritaba Connor. —Tenemos que dejar que ella se acostumbre a estar aquí. Tú y yo sabemos que ella no está feliz de haber vuelto y tenemos que trabajar para que ella se sienta segura y