Sebastián —¿Cómo está? ¿Cómo se siente?—, me preguntaron los hermanos mientras yo la dejaba dormir a ella. —Ha sido… un shock. Ella adora esos animales y ha sido una escena espantosa... — —Lo siento Alfa… estábamos ocultándolo cuando…— —Lo entiendo…. ¿No encontraron nada extraño en las cercan
—Ahora suenas como tu madre... — —Pues es una mujer inteligente, quizás deberías escucharla más a menudo— Me mantengo en contacto con los hermanos y Noemí, así como a todos los guerreros que están dispuestos a vigilar y proteger a mi mate. Pero eso no es suficiente, y no se puede comparar a estar
Tatiana Mi vida había tenido un comienzo complicado, pero ya había llegado la tranquilidad. Tenía mis pocas cosas, pero eran mías. Tenía mis rutinas, unas más agradables que otras. Yo distaba de ser aquella chica que entraba a escondida a las habitaciones en la casa de la manada, para hacer la l
—¿Qué quieres decir?— —Creo que quizás sería bueno cerrar el restaurante por un tiempo…— —No… no puede ser... — digo con pánico, ella toma mis manos. —Es por el bien de todos, Tati. Si algo les pasara yo... no sé qué haría. Sabes que ustedes son como mi familia. Y por favor no te preocupes por
Sebastián Por la diosa... este hombre no entiende. El chico del bar me mira aterrado y tiembla en mis manos. Me doy cuenta de que debo lucir terrible. —Tú...esos hombres…— —Ya te lo dije, aléjate de mi camino y no te metas en lo que no te interesa— digo pasando de largo —Pero lo que está pasa
—Ohhhh Noemí…— dice angustiada y vamos de un lado a otro llevando agua caliente y paños. Henry se va a ir recuperando poco a poco, pero Noemí necesita más cuidados. —Nos atacaron de improviso, eran rouges y otros lobos... y no estaban solos… tenían vampiros… hablaron del concilio— dice Henry. —D
Tatiana Ya está. Todo esto me estaba volviendo loca. La noticia de Gaby de que posiblemente iba a cerrar el restaurante, los hombres lobos gritándome cosas mientras les servía sus cervezas, y aún peor… ver a mi hermano herido. Esto era demasiado para mí. Y luego Noemí sangrando, mi casa, mi ho
—¿Y qué vas a decir? Tú mismo me echaste Sebastián... tú me echaste como si no fuera nada, ¿y ahora vas a volver conmigo tomado de la mano? ¿Diciendo que yo voy a ser su… su Luna? ¿O es que otra mujer va a ser Luna?— pregunto y él me mira desesperado. —¡Jamás podría ser otra! ¡Tú eres la única Tat