La devastación que dejó tras de sí el feroz tornado era desgarradora.Casas reducidas a escombros, árboles arrancados de raíz, vehículos destrozados y un paisaje que parecía haber sido arrasado por un monstruo invisible.A ella no le había tocado sufrir algo así en su corto tiempo viviendo en Kansas, pero las personas que residían allí veían todo aquello como algo común. En aquel momento le había tocado a Attica y para aumentar más los rumores sobre esa odiosa maldición, de nuevo los mayores daños se los llevó la propiedad de Billy y no solo eso, otra vez había perdido a un ser querido.Todos se unieron a dar su apoyo al vaquero y lo ayudaron para que, cuanto antes, se pudiera celebrar la ceremonia de despedida de Samanta.Por una vez, el pueblo pareció unirse para ayudar y no para criticar a las espaldas de los demás.Aunque los chismes no faltaban.Frases como: «Te dije que iba a quedar viudo de nuevo, por fin está desocupado para volver a casarse, o conmigo que no cuenten por más q
Eve sabía que Rob era un hombre muy importante, pero jamás pensó que tanto, el despliegue de seguridad que tenía a su alrededor era demasiado.Dudada que el mismo presidente del gobierno llevara tanta seguridad a su lado. En ese momento, comprendió por qué Adeline le dijo que ahora sí estaría protegida de verdad y no en Attica con sus pobres conocimientos de defensa.Su amiga y Lucas se habían negado a seguirla porque sus jefes le habían dejado claro que, desde que Eve saliera de Attica, ya no les correspondía a ellos velar por su seguridad, pero que siempre estarían para Mathew y para ella cuando los necesitara.Adeline le había ocultado información, estaba segura. Ella sabía algo que no le había dicho, pero no tuvo tiempo de seguir interrogándola. La vio hablar con Rob antes de que emprendieran el viaje, pero su esposo solo dijo que se estaban despidiendo.¿Despidiendo? Ella sabía lo que había visto, Adeline le había pasado un arma a escondidas y Rob la había guardado en el interior
Rob podía notar que Eve estaba deseando que se quedaran solos para saltarle al cuello.Había aprendido a conocerla.Él no había corrido la voz de su llegada, sin duda era parte del plan de los detectives de la Interpol para acelerar el caso. Lo supo en cuanto le mandaron un mensaje diciéndole que hablara con la prensa.Querían meter a Gael entre rejas y él… Él lo quería muerto, meterlo en la cárcel no era suficiente para pagar por lo que le había hecho a su esposa e hijo.Cuando vio a los periodistas supo que debía comenzar a provocar la curiosidad por Eve, pero él todo el tiempo se colocó de tal forma que los ocultaba tras su cuerpo. No habían logrado verla, no sabían quién era, los medios se volverían locos por intentar saber quién era la valiente mujer que se había casado con el Ellison maldito.Su esposa estaba enfadada y él también lo estaba consigo mismo por hacerla sentir un pequeño ratón de laboratorio que permanecía en observación.—¡¿Cómo se te ocurre hacer algo así?! —gritó
Un mes había pasado desde que Eve se mudó con Rob a Manhattan.Después de los problemas iniciales y la actitud que tuvo su esposo tuvo, poco a poco la rutina se fue instaurando y las cosas mejoraron.Lo que sea que tenía a Rob en tensión como si estuviera a la espera de algo, con el paso de los días fue disminuyendo su preocupación y casi regresó a ser el mismo hombre que había conocido en Attica.Al principio, no quería ni oír hablar de llevar a su hijo a una escuela, quería todo el tiempo tenerlo en la casa vigilado, pero Mathew necesitaba el contacto con otros niños y Eve acabó por convencerlo.A ella también le preocupaba mucho, pero hasta el momento los periodistas no habían logrado tomarle una foto ni sacar su rostro, así que era poco probable que Gael se enterara de que ella seguía con vida.Las medidas de seguridad a las que los tenía sometidos, si bien en principio fueron agobiantes, con el paso de los días Eve se acostumbró a que las pocas veces que salía siempre debía ir ac
Cuando Eve le pidió un momento para tomar su bolso y asearse un poco antes de salir, Harrison sintió el peso de la culpa por haberle mentido.Se notaba que ella todavía no había superado muchas cosas y que sería un largo trayecto hasta que lo hiciera, pero Rob decía que lo que menos tenía era tiempo y deseaba acabar con Gael cuanto antes y para eso debía atraerlo.Una parte de él estaba de acuerdo con su primo y otra tenía miedo por él y por su familia.Se quitó la culpa de la mente y escribió un mensaje: «El pajarito ya va para el nido, ocúpate del resto». ***Eve se sentía como una extraña en aquel estudio de grabación. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que había cantado de esa forma que casi no reconocía su propia voz.El primer día tardó más de una hora en lograr abrir la boca frente al micrófono. Tener a la gente tras aquel cristal dándole ánimos provocaba todo lo contrario, había demasiados desconocidos y
El día del cumpleaños de Rob llegó y Eve estaba muy nerviosa.Tenía un presentimiento extraño, algo que no comprendía, una sensación que le provocaba estar siempre en tensión, pero creía que era por todos los preparativos y por salir tanto de su zona de confort.Harrison le había prometido que prepararía la grabación que había hecho en los estudios para su esposo y que no hacía falta que ella se ocupara de nada. Según él, todo estaría listo para esa noche, pero esa mañana, el primo de Rob, apareció temprano en su casa y le dijo que debía ir con él para que comenzaran a preparar todo.Todo era muy extraño, su esposo había salido pronto esa mañana sin despedirse de ella y se había llevado a Mathew. La noche anterior le había dicho que iba a tomarse el día de descanso por su cumpleaños y pasarlo en familia, pero no esperó que ella no estuviera incluida en esos planes.Rob tampoco parecía estar muy familiar, si bien esa noche había parecido estar mucho más intenso que de costumbre, que de
En cuanto puso un pie en aquel escenario, Eve no sabía qué esperar, pero pronto, el miedo que había sentido lo dejó a un lado para hacer feliz a su esposo. Nadie iba a golpearla en cuanto la escuchara cantar, ni iban a amenazarla con matarla si se le ocurría hacerlo, no habría pistolas apuntando a su frente, ni dolor. Eve sabía que ya no debía tener miedo por más que todo estuviera oscuro y las únicas luces procedieran del escenario.En alguna parte de esa oscuridad estaba Rob. Agradeció en su mente a Harrison por lo bien que lo planeó para que ella no tuviera miedo y lo estropeara todo.Estaba tan nerviosa que dudó que la voz escapara de su garganta, pero estaba decidida a hacerlo.Vio aparecer una silueta que se acercaba y se encontró con la mirada de su esposo y la de su hijo.Ambos la veían con tanto orgullo, con tanto amor, que Eve se colocó en el centro del escenario y no dudó en concentrarse en su actuación.La música comenzó a sonar como en aquella vida pasada que de vez en cu
—Qué bonito cantas, mami —fueron las palabras que su hijo pronunció antes de cerrar los ojos para quedarse dormido con una sonrisa.El momento en que más habló y fue una noche que podía describir como las peores de su vida. Eve había vivido muchas noches, días, meses, incluso años que podían catalogarse de mucho peores, pero de Gael, en cuanto el velo del enamoramiento cayó, supo qué podía esperar de él.Esa noche, se sintió traicionada como nunca antes por alguien a quien amaba y en el que había puesto su confianza a ciegas y, lo peor, es que ya no sabía qué esperar de Rob.—Cariño, vamos a hablar, ¿sí? —Rob la interceptó en cuanto salió de la habitación de su hijo.Por más que todo le pidiera agarrar sus pocas pertenencias y marcharse de allí, no estaba sola como para lanzarse en mitad de la noche con un niño de cinco años a la aventura. Puede que Rob la hubiera traicionado, pero sabía que al menos físicamente no corrían peligro en sus manos.—Estoy de acuerdo con que hablemos —dijo