Un mes había pasado desde que Eve se mudó con Rob a Manhattan.Después de los problemas iniciales y la actitud que tuvo su esposo tuvo, poco a poco la rutina se fue instaurando y las cosas mejoraron.Lo que sea que tenía a Rob en tensión como si estuviera a la espera de algo, con el paso de los días fue disminuyendo su preocupación y casi regresó a ser el mismo hombre que había conocido en Attica.Al principio, no quería ni oír hablar de llevar a su hijo a una escuela, quería todo el tiempo tenerlo en la casa vigilado, pero Mathew necesitaba el contacto con otros niños y Eve acabó por convencerlo.A ella también le preocupaba mucho, pero hasta el momento los periodistas no habían logrado tomarle una foto ni sacar su rostro, así que era poco probable que Gael se enterara de que ella seguía con vida.Las medidas de seguridad a las que los tenía sometidos, si bien en principio fueron agobiantes, con el paso de los días Eve se acostumbró a que las pocas veces que salía siempre debía ir ac
Cuando Eve le pidió un momento para tomar su bolso y asearse un poco antes de salir, Harrison sintió el peso de la culpa por haberle mentido.Se notaba que ella todavía no había superado muchas cosas y que sería un largo trayecto hasta que lo hiciera, pero Rob decía que lo que menos tenía era tiempo y deseaba acabar con Gael cuanto antes y para eso debía atraerlo.Una parte de él estaba de acuerdo con su primo y otra tenía miedo por él y por su familia.Se quitó la culpa de la mente y escribió un mensaje: «El pajarito ya va para el nido, ocúpate del resto». ***Eve se sentía como una extraña en aquel estudio de grabación. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que había cantado de esa forma que casi no reconocía su propia voz.El primer día tardó más de una hora en lograr abrir la boca frente al micrófono. Tener a la gente tras aquel cristal dándole ánimos provocaba todo lo contrario, había demasiados desconocidos y
El día del cumpleaños de Rob llegó y Eve estaba muy nerviosa.Tenía un presentimiento extraño, algo que no comprendía, una sensación que le provocaba estar siempre en tensión, pero creía que era por todos los preparativos y por salir tanto de su zona de confort.Harrison le había prometido que prepararía la grabación que había hecho en los estudios para su esposo y que no hacía falta que ella se ocupara de nada. Según él, todo estaría listo para esa noche, pero esa mañana, el primo de Rob, apareció temprano en su casa y le dijo que debía ir con él para que comenzaran a preparar todo.Todo era muy extraño, su esposo había salido pronto esa mañana sin despedirse de ella y se había llevado a Mathew. La noche anterior le había dicho que iba a tomarse el día de descanso por su cumpleaños y pasarlo en familia, pero no esperó que ella no estuviera incluida en esos planes.Rob tampoco parecía estar muy familiar, si bien esa noche había parecido estar mucho más intenso que de costumbre, que de
En cuanto puso un pie en aquel escenario, Eve no sabía qué esperar, pero pronto, el miedo que había sentido lo dejó a un lado para hacer feliz a su esposo. Nadie iba a golpearla en cuanto la escuchara cantar, ni iban a amenazarla con matarla si se le ocurría hacerlo, no habría pistolas apuntando a su frente, ni dolor. Eve sabía que ya no debía tener miedo por más que todo estuviera oscuro y las únicas luces procedieran del escenario.En alguna parte de esa oscuridad estaba Rob. Agradeció en su mente a Harrison por lo bien que lo planeó para que ella no tuviera miedo y lo estropeara todo.Estaba tan nerviosa que dudó que la voz escapara de su garganta, pero estaba decidida a hacerlo.Vio aparecer una silueta que se acercaba y se encontró con la mirada de su esposo y la de su hijo.Ambos la veían con tanto orgullo, con tanto amor, que Eve se colocó en el centro del escenario y no dudó en concentrarse en su actuación.La música comenzó a sonar como en aquella vida pasada que de vez en cu
—Qué bonito cantas, mami —fueron las palabras que su hijo pronunció antes de cerrar los ojos para quedarse dormido con una sonrisa.El momento en que más habló y fue una noche que podía describir como las peores de su vida. Eve había vivido muchas noches, días, meses, incluso años que podían catalogarse de mucho peores, pero de Gael, en cuanto el velo del enamoramiento cayó, supo qué podía esperar de él.Esa noche, se sintió traicionada como nunca antes por alguien a quien amaba y en el que había puesto su confianza a ciegas y, lo peor, es que ya no sabía qué esperar de Rob.—Cariño, vamos a hablar, ¿sí? —Rob la interceptó en cuanto salió de la habitación de su hijo.Por más que todo le pidiera agarrar sus pocas pertenencias y marcharse de allí, no estaba sola como para lanzarse en mitad de la noche con un niño de cinco años a la aventura. Puede que Rob la hubiera traicionado, pero sabía que al menos físicamente no corrían peligro en sus manos.—Estoy de acuerdo con que hablemos —dijo
Gael miró al hombre que yacía en el suelo arrodillado frente a él.Tenía las manos y las piernas atadas y suplicaba por su vida en un gasto de energía innecesario porque no habría piedad para él.—¿Pensabas que podías robarme a mí? —preguntó en un tono burlón y aprovechó para patearle de nuevo las costillas.El hombre se arqueó hacia el frente por el dolor y un fino hilo de sangre decoró la comisura de los labios.—No, je-jefe, le ju-juro que no. Ha sido un error, yo nunca podría robarle y menos traicionarlo —tartamudeó el hombre y comenzó a llorar como una niña asustada.Si algo le molestaba a Gael, además de los traidores, era esa gente que se atrevía a intentar socavar su autoridad y no reconocía lo que había hecho.—Qué pocos huevos tienes, pendejo. Además de traidor, puto —gruñó y volvió a golpearlo—. De nada te servirán tus súplicas y menos que me mientas. Si me hubieras dicho la verdad desde el comienzo te daría una muerte rápida, pero ahora…Gael sujetó con fuerza la pistola d
Gael siendo como era un hombre despiadado y siniestro, no podía conformarse con mandar a sus hombres para atrapar a su exesposa. Él quería ser el primero en ver su rostro horrorizado cuando cayera en sus manos, porque iba a caer.Evelyn debía sentirse muy segura ahora, tanto que hasta había tenido el descaro de volver a cantar. Lo estaba provocando y él le iba a dar lo que tanto quería.Iba a castigarla a ella y al estúpido niño que intentó hacer pasar como suyo. Ahora ya sabía de quién era, había estado investigando y ese hombre con el que se había casado era el verdadero padre del chamaco.Le hervía la sangre por no haberlo matado apenas nació. La muy furcia tuvo el descaro de serle infiel y creerse que se iría de rositas, pues estaba equivocada. Le iba a dejar claro que siempre sería suya y que si quería liberarse solo lo conseguiría con la muerte. Evelyn y ese chamaco del demonio debían pagarle por haberlo dejado en ridículo escapando de esa manera.Nunca pudo averiguar quién la
Aquello comenzaba a tornarse como una despedida y no podía soportarlo, si él no hablara, si discutían, tal vez Rob en lugar de decir algo que le llegara hasta el alma, le diría algo hiriente de lo que agarrarse si ocurría algo horrible.—No quiero escuchar nada, tú, estúpido hombre, dejarás que la policía haga su trabajo y no me dejarás sola. Porque si me dejas sola aquí y te vas, te juro que no te voy a perdonar nunca. —Para ese momento, ya las lágrimas corrían libremente por sus mejillas.Rob se las limpió con los pulgares y la miró con tanto amor que solo provocó que las ganas de llorar fueran mayores.—Quiero que sepas que nunca fue mi intención dañarte, lo único que quería era que pudieras dejar de vivir sin miedo y cometí el error de no preguntar si era lo que querías. Ahora no puedo cambiar el pasado, pero sí puedo hacer todo lo que esté en mi mano para que te veas libre.—Pueden disfrazar a un policía de ti.Los labios de Rob se apoderaron de los suyos con tanto impulso que pa