¿Qué había dicho mal? ¿No era eso lo que ella quería oír?Rob no comprendía nada, ya no estaba seguro de sí ella quería dejarlo por Billy, si quería confesarle lo de su falsa identidad, o si simplemente estaba buscando una excusa para anular el compromiso.Él ya no estaba seguro de nada, pero aun así intentó abrazarla, pero ella lo detuvo colocándole la mano en el pecho.Que no le permitiera acercarse le provocó un dolor intenso.—Eso es lo que más miedo me da—dijo ella con la voz rota—. Que llegue el momento en el que debas hacer algo así y si llega a suceder quiero que te lleves a Mathew, lo ocultes y te olvides de mí. No quiero que me protejas, a mí no, yo asumiré las consecuencias y todo estará bien si los dos pueden continuar su vida.Rob sintió que sus neuronas no debieron sobrevivir al accidente porque no comprendía nada.¿De qué demonios estaba hablando? Ahora no quería que la protegiera, pero bien que buscaba a Billy para que lo hiciera.Hasta que ató cabos y dijo:—¿Lo que m
—¡Dijiste que ella no iba a contarte! —se quejó Harrison cuando le pidió centrar la investigación en el exmarido de Eve y no en ella—. ¡¿No podías haberle preguntado antes?! Solo me haces trabajar por amor al arte. Ya tengo a todo el mundo centrado en tu prometida.—Te pago para que trabajes, así que no te quejes y mejor ponte manos a la obra para que pueda saber lo más posible sobre ese hombre. También quiero a Eve y a Mathew todo el tiempo vigilados, no escatimes en seguridad. Que no respiren sin que haya alguien vigilándolos todo el tiempo.Quizá estaba un poco paranoico. Eve se las había apañado muy bien esos dos últimos años sola, pero él tenía un plan.No iba a permitir que su futura esposa viviera con miedo, si para que ella pudiera vivir en paz tenía que ayudar a atrapar a ese hombre lo haría.—Rob, ese hombre no es un delincuente cualquiera, es uno de los narcotraficantes más buscados y si antes te dije que eso de la maldición de los Ellison es una tontería, ahora te digo que
Por unos momentos las nubes grises que parecían amenazar con una tormenta se habían disipado y los suaves rayos del sol del atardecer cayeron sobre sus cabezas. Todo estaba preparado, Rob al pasar por su lado le pellizcó el trasero y le guiñó un ojo antes de irse a posicionar a su lugar.Al parecer eso de ver a la novia antes de la boda a él poco le importaba, porque había dejado muy claro que no quería perderla de vista ni un solo segundo.Mathew estaba a su lado, su hijito vestía igual a su padre, parecía un pequeño hombrecito elegante y llevaba sobre un cojín negro las alianzas de boda.—Vamos, peque, sin esos anillos mamá y papá no podrán casarse. Tú eres el superhéroe de este día —le susurró Adeline a su hijo que se veía algo nervioso por tener a tantos desconocidos a su alrededor.—Pero si no quieres hacerlo no pasa nada —se apresuró a decir Eve, pero su hijo la miró por unos segundos, asintió con la cabeza muy serio y solo dijo:—Puedo.El sol comenzaba a descender en el horizo
La devastación que dejó tras de sí el feroz tornado era desgarradora.Casas reducidas a escombros, árboles arrancados de raíz, vehículos destrozados y un paisaje que parecía haber sido arrasado por un monstruo invisible.A ella no le había tocado sufrir algo así en su corto tiempo viviendo en Kansas, pero las personas que residían allí veían todo aquello como algo común. En aquel momento le había tocado a Attica y para aumentar más los rumores sobre esa odiosa maldición, de nuevo los mayores daños se los llevó la propiedad de Billy y no solo eso, otra vez había perdido a un ser querido.Todos se unieron a dar su apoyo al vaquero y lo ayudaron para que, cuanto antes, se pudiera celebrar la ceremonia de despedida de Samanta.Por una vez, el pueblo pareció unirse para ayudar y no para criticar a las espaldas de los demás.Aunque los chismes no faltaban.Frases como: «Te dije que iba a quedar viudo de nuevo, por fin está desocupado para volver a casarse, o conmigo que no cuenten por más q
Eve sabía que Rob era un hombre muy importante, pero jamás pensó que tanto, el despliegue de seguridad que tenía a su alrededor era demasiado.Dudada que el mismo presidente del gobierno llevara tanta seguridad a su lado. En ese momento, comprendió por qué Adeline le dijo que ahora sí estaría protegida de verdad y no en Attica con sus pobres conocimientos de defensa.Su amiga y Lucas se habían negado a seguirla porque sus jefes le habían dejado claro que, desde que Eve saliera de Attica, ya no les correspondía a ellos velar por su seguridad, pero que siempre estarían para Mathew y para ella cuando los necesitara.Adeline le había ocultado información, estaba segura. Ella sabía algo que no le había dicho, pero no tuvo tiempo de seguir interrogándola. La vio hablar con Rob antes de que emprendieran el viaje, pero su esposo solo dijo que se estaban despidiendo.¿Despidiendo? Ella sabía lo que había visto, Adeline le había pasado un arma a escondidas y Rob la había guardado en el interior
Rob podía notar que Eve estaba deseando que se quedaran solos para saltarle al cuello.Había aprendido a conocerla.Él no había corrido la voz de su llegada, sin duda era parte del plan de los detectives de la Interpol para acelerar el caso. Lo supo en cuanto le mandaron un mensaje diciéndole que hablara con la prensa.Querían meter a Gael entre rejas y él… Él lo quería muerto, meterlo en la cárcel no era suficiente para pagar por lo que le había hecho a su esposa e hijo.Cuando vio a los periodistas supo que debía comenzar a provocar la curiosidad por Eve, pero él todo el tiempo se colocó de tal forma que los ocultaba tras su cuerpo. No habían logrado verla, no sabían quién era, los medios se volverían locos por intentar saber quién era la valiente mujer que se había casado con el Ellison maldito.Su esposa estaba enfadada y él también lo estaba consigo mismo por hacerla sentir un pequeño ratón de laboratorio que permanecía en observación.—¡¿Cómo se te ocurre hacer algo así?! —gritó
Un mes había pasado desde que Eve se mudó con Rob a Manhattan.Después de los problemas iniciales y la actitud que tuvo su esposo tuvo, poco a poco la rutina se fue instaurando y las cosas mejoraron.Lo que sea que tenía a Rob en tensión como si estuviera a la espera de algo, con el paso de los días fue disminuyendo su preocupación y casi regresó a ser el mismo hombre que había conocido en Attica.Al principio, no quería ni oír hablar de llevar a su hijo a una escuela, quería todo el tiempo tenerlo en la casa vigilado, pero Mathew necesitaba el contacto con otros niños y Eve acabó por convencerlo.A ella también le preocupaba mucho, pero hasta el momento los periodistas no habían logrado tomarle una foto ni sacar su rostro, así que era poco probable que Gael se enterara de que ella seguía con vida.Las medidas de seguridad a las que los tenía sometidos, si bien en principio fueron agobiantes, con el paso de los días Eve se acostumbró a que las pocas veces que salía siempre debía ir ac
Cuando Eve le pidió un momento para tomar su bolso y asearse un poco antes de salir, Harrison sintió el peso de la culpa por haberle mentido.Se notaba que ella todavía no había superado muchas cosas y que sería un largo trayecto hasta que lo hiciera, pero Rob decía que lo que menos tenía era tiempo y deseaba acabar con Gael cuanto antes y para eso debía atraerlo.Una parte de él estaba de acuerdo con su primo y otra tenía miedo por él y por su familia.Se quitó la culpa de la mente y escribió un mensaje: «El pajarito ya va para el nido, ocúpate del resto». ***Eve se sentía como una extraña en aquel estudio de grabación. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que había cantado de esa forma que casi no reconocía su propia voz.El primer día tardó más de una hora en lograr abrir la boca frente al micrófono. Tener a la gente tras aquel cristal dándole ánimos provocaba todo lo contrario, había demasiados desconocidos y