—No lo sé, hace demasiado tiempo que no tengo una, pero incluso sin recordar bien diría que se hace con la persona con la que vas a salir.Eve sabía que le estaba echando un sermón, como siempre intentaba crear una barrera entre ellos. Era la segunda vez que la tomaba de la mano y en esa ocasión no era porque la quisiera apartar de Billy.Además, ¿por qué le importaba tanto a él si estaba o no con Billy?—Entonces habrá que solucionar eso, ¿no crees? —Creyó ver un brillo en su mirada, a pesar de la oscuridad, que hizo que su corazón palpitara muy rápido.—¿A qué te refieres? —balbuceó, nerviosa y a la vez esperanzada.Debía golpear a esa parte de su cerebro que se empeñaba en crear historias de amor con ese hombre.Él sonrió y no tuvo suficiente con ponerla a temblar de anticipación con esa deslumbrante sonrisa, que acarició su mano con el pulgar. ¡Qué bien le quedaba esa sonrisa y que amargado era siempre!Ambos eran un par de amargados, quizá hacían buena pareja y Billy tenía razón.
Eve y cualquier bebida con algo de alcohol no se llevaban bien o quizá eran las ganas de vivir un poco lo que se le había subido a la cabeza.Las dos únicas veces que bebía en su vida y acababa en compañía del mismo hombre. El destino le estaba hablando para gritarle que Rob era una muy mala influencia para ella, pero se estaba riendo como hacía mucho que no lo hacía y lo más extraño era que lo hacía con su jefe.—Eso tengo que verlo —le dijo Eve cuando Rob le contó que iba a aprovechar su estancia en Attica para la cría de sementales y para aprender a domarlos.Ella había visto a Billy hacerlo, era uno de los mejores de la región y era todo un espectáculo verlo subido a un caballo salvaje y volverlo manso.Pero solo de imaginar a Rob sin camisa, sudoroso, bajo el sol… ¿Por qué le había quitado la ropa en sus pensamientos?Los motivos poco importaban, pero solo de pensarlo se le aceleraba el pulso.—Lo verás porque pienso hacerlo, ya que admiras tanto a ese vaquero te demostraré que y
Rob cerró los ojos cuando ella se abrazó a él y escondió el rostro en su cuello. Podía sentir su respiración sobre la piel y su cuerpo relajado contra el suyo.Por primera vez, Eve estaba siendo ella misma o al menos así lo sentía. Había bajado las barreras y él hizo lo mismo. La música poco importaba, o las voces de la gente, en aquel momento solo existían ellos dos y aquello tan intenso que sentía en su pecho.Rob dejó una mano sobre su cintura de forma posesiva y con la otra acarició su espalda. Las hebras de su cabello se rozaron con sus dedos y sin pensarlo deslizó su mano para acariciárselo. Cuando la antigua Evangelina regresara volvería a esconder aquella melena que tanto le gustaba, así que debía aprovechar mientras pudiera.—Rob —la escuchó pronunciar su nombre junto a su oído provocando que todas sus terminaciones nerviosas se alteraran.Esa mujer solo tenía que decir su nombre y ya lo tenía firme y dispuesto. Aguantó las respiración e intentó separarse un poco de ella para
Apenas Rob se fue, Eve se metió al baño para darse una ducha.Tal vez de esa forma enfriaba sus ideas y se olvidaba de ese absurdo pensamiento de ir tras él. Quizá fueron las palabras de Billy o sus propios deseos, pero en esa ocasión no fue capaz de meterse en la cama y obligarse a dormir sabiendo que Rob estaba al otro lado de esa pared.La ducha no cambió sus pensamientos, tampoco alivió el deseo que sentía por estar de nuevo en sus brazos. El miedo no había desaparecido, estaba aterrada por las consecuencias que aquello pudiera tener, pero era solo una noche.¿Qué daño le haría poder conservar ese recuerdo? Al menos así no podría decir nunca que lo dejó ir sin haber probado un poquito de felicidad.Con el cabello húmedo y sin que las pocas cervezas interfirieran ya en sus pensamientos, se miró al espejo. Abrió la toalla y vio su cuerpo desnudo.No se sentía cómoda con lo que veía, había dejado de ser así gracias a los muchos insultos de Gael y todavía esas secuelas estaban present
Todo el mundo quería que viviera, pues ella se veía muy viva como para que le repitieran eso una y otra vez. Al menos, lo estaba mucho más que hace unos años atrás, en aquellos momentos daba pena ajena y pena a sí misma.Había pasado de ser poco más que una muerta que caminaba a salir adelante sola, pero eso parecía que nadie lo veía. Al parecer, todos sus esfuerzos no eran suficientes para ser tomados en cuenta.Un ruido en la habitación de Rob la puso alerta, fue como si hubieran golpeado algo.¿Se habría hecho daño?, pensó y esa idea comenzó a germinar en su mente.Sujetó la toalla contra su cuerpo y corrió hacia la puerta, pero se detuvo antes de agarrar el pomo.—Ya es un adulto —susurró—. Si se ha golpeado con algo podrá solucionarlo sin necesidad de que yo vaya a comprobar si está bien.«Y si se cayó y se golpeó en la nuca, o en la sien, eso es peligroso», de nuevo su mente comenzó a incitarla y movió la cabeza como si eso lograra que esas ideas se fueran.Se estaba saboteando
—Ahora eso ya no importa —logró decir antes de que el valor se le escapara, tiró de él para que volviera a acercar sus labios y lo besó para que la hiciera olvidar cualquier pensamiento negativo.Sus manos le ardían por tocarlo, le dolían con la sola idea de no tenerlas sobre esa piel dorada. Sintió bajo sus dedos la fuerza de sus músculos cuando se aferró a sus bíceps y los recorrió con lentitud, aquellos brazos serían su perdición, porque con solo verlos quería ser protegida por ellos.Lo acarició como si en cada milímetro de su carne hubiera letras en braille que ella quisiera descifrar y leer. Lo sintió morderle el labio inferior cuando no pudo evitar bajar las manos y recorrerle los músculos del abdomen, delineándolos con sus dedos hasta llegar hasta el objeto de su deseo.La timidez quedó apartada a algún lado fuera de su mente, en aquel momento solo existía él y el deseo que sentía.—Dios, Eve, ni se te ocurra tocarme en este momento porque estoy al límite —jadeó Rob sobre sus
Eve despertó en la madrugada, aún no había salido el sol y sentía el brazo de Rob en su cintura. La sujetaba de forma posesiva y fue como revivir el pasado.La última vez que despertó con él, ella había huido y en esa ocasión iba a hacer lo mismo. Saldría de la cama con cuidado y regresaría a su propia cama. No quería que su hijo la viera salir de la habitación de su jefe en la mañana porque todavía tenía mucho que pensar sobre lo ocurrido.¿Qué iba a hacer? Tal vez se estaba haciendo castillos en el aire solo porque se había enamorado de él. Puede que aquello solo fuera el juego de una noche y nada más. Y si él quisiera más tampoco podía dárselo, así que de cualquier forma su corazón iba a quedar arruinado y tendría que hacerse a la idea cuanto antes.Se escabulló de la habitación y corrió a la suya mientras la casa estaba en silencio. Sería incapaz de seguir durmiendo, así que decidió darse una ducha y como los nervios le impedían quedarse quieta, decidió ir a la cocina y adelantar
—¡Mathew! —gritó Eve y empujó a Rob con fuerza para que se apartara. Ese hombre la mantenía sujeta como un pulpo—. Yo estaba, estaba…No se le ocurría ni una buena excusa. ¿Qué podía decir? ¿Qué estaba inspeccionándolo con la lengua?—Mirándole si tenía las muelas picadas, es más que obvio. Yo lo veo clarísimo, quien piense mal es que tiene la mente sucia y no creo que un niño tan pequeño la tenga así —dijo Adeline al entrar en la cocina y la miró con una sonrisa—. Mathew se despertó y quería verte, no sabía que estabas justo ejerciendo de dentista sin título.Eve miró a su amiga como si quisiera asesinarla con lentitud y volvió su atención a Mathew que se había quedado mirando a Rob como si lo estudiara. Su hijo parecía que quería decir algo y en ocasiones apretaba los ojos como si intentara que las palabras salieran.Ella se arrodilló en el suelo frente a él y le agarró los bracitos con cariño.—Mamá escuchará cuando estés preparado para hablar, ahora o cuando tú lo quieras, no es n