Suspiro agotada y me llevo las manos a la cabeza, dejo caer el móvil y no sé qué cosas más. Dios mío... ¿hasta dónde llegará esto? Miles de ideas se me pasan por la cabeza, pero las desecho de una vez. Si yo hubiera sabido que de todas maneras las circunstancias iban a terminarme arrastrando hasta Jhonson Wayne, no se me habría dado por escapar ayer. De ese contrato depende mi vida y la de esa persona que tantos problemas me ha traído, mi padre ausente. Debo pagar los cincuenta mil restantes para que no le arrebaten la vida, no me importa si tengo que venderme como una mujer que siempre soñó con ser modelo, no me importa lo que tenga que hacer. No lo pienso de nuevo y tomo el móvil, busco la tarjeta entre mis pertenencias, con las manos temblorosas marco el número telefónico y espero pacientemente una respuesta. —¿Hola? —Es su voz, inconfundible. Me quedo callada algunos segundos, dudo. —H-hola... Soy Meryl Sanders y... —Me interrumpe. —Hoy a las dos de la tarde en mi oficin
Despierto debido al ruidoso sonido del teléfono que hay en mi mesita de noche, cuido que Erick no se vaya a despertar, no durmió muy bien en toda la madrugada por culpa de una fiebre repentina. No deberían estar llamando desde recepción a estas horas. Maldigo un par de veces antes de levantarme y responder con un tono de voz odioso mientras veo que ni siquiera son las seis de la mañana. —¿Hola? —Buen día señorita Sanders. Disculpe las molestias a estas horas, pero es que aquí se encuentra una mujer que alega ser su asistente personal. ¿La dejo pasar? Abro los ojos de golpe y miro mi teléfono móvil con nerviosismo. ¿Y si es una trampa? ¿Y si viene a hacerme daño ese malvado? —¿Señorita...? —El recepcionista insiste. Suspiro exhausta y respondo: —Yo bajaré, dile que espere. Dejo el teléfono en su sitio para después ponerme un abrigo largo y peinar un poco mi cabello. No sé si me veo horrible a pleno amanecer. Antes de salir observo mi móvil de nuevo, así que me decido por revisarl
Por más que trato de sostenerme no consigo muy bien el equilibrio, me siento muy nerviosa y mareada. Estos zapatos de tacón tampoco me ayudan. Pero bueno, ese no es el caso, ahora debo tener confianza. Espero que todo esto que estoy haciendo no sea en vano y pueda salvar la vida de esa persona que ni siquiera se merece que yo arriesgue mi pellejo, pero aún así lo hago, y todo por conocerlo. —Señorita... ¿Se siente bien? —Donna toma mi mano—. Está fría. —Estoy bien, entremos. Distraigo mis pensamientos y entro a la sala de juntas. Es un lugar amplio y muy elegante. Lo más importante, es que está lleno de caras desconocidas y refinadas. —Tengan muy buenas tardes —saludo a todos lo más cordial que puedo. —Buenas tardes... Pase, sea bienvenida señorita Sanders, la estábamos esperando. Una mujer alta y de cabello oscuro me recibe amablemente. Tomo asiento donde me lo indican, al lado de tres personas, habemos siete en total. —Mucho gusto señorita Sanders, soy Maia, la encarga d
Firmo el contrato con rabia contenida y dejo la pluma a un lado.—Muy bien, ya está. ¿Desea algo más? —Disimulo el enojo con una sonrisa fingida.Él me observa atento, como si no quisiera perderse ninguno de mis gestos.—Sí, va a mudarse conmigo después del desfile de lanzamiento. Una vez instalada en mi casa, tendrá que seguir las reglas y mantenerse alejada de mí, porque no quiero ver a cada momento la mujer que me trajo problemas. Sin embargo, en público tendremos que portarmos muy cariñosos. ¿Entendido Sanders?Asiento, muy despacio.—¿Cuándo se hará la boda? —pregunto, sintiendo una incomodidad terrible.—Dentro de un mes. Será una gran boda, tendremos muchísimos invitados. Mis asistentes se encargarán de todo... —responde, muy despreocupado.Me parece increíble que alguien hable así, como si una boda fuera cualquier cosa y fingir amor fuera tan sencillo.—Veo que usted es un hombre muy frío. Es impresionante la manera tan superficial con la que se expresa. Para usted la única man
Esa sonrisa fabricada me enerva, me produce más rabia. Es tan falso, hermético, odioso y tan perfecto como un maniquí.—Son unas cuantas fotos Sanders, no voy a comerte... —susurra, mientras posa falsamente ante las cámaras.Sonrío haciendo mucho esfuerzo, con una mano aprieto la tela de mi largo vestido negro, conteniendo el enojo. Sin embargo, conseguimos unas fotos que supongo, quedaron muy bonitas. Es un maldito engreído...Regresamos tomados del brazo y riendo como si fuéramos amigos, pero la realidad es muy diferente. Al llegar al camerino, nos separamos con rabia y cada uno toma su camino. Todos se dan cuenta que ocurre algo extraño entre nosotros. No podemos disimular el odio por mucho tiempo, no es fácil.Voy hacia el vestidor y me pongo mi ropa deportiva, lavo mi rostro en el cuarto de baño y tomo un gran sorbo de agua. Las prácticas han terminado, mañana es el gran día. Doblo el pasillo y me tropiezo con alguien, mi botella cae sobre mis pechos y termino empapada de agua. Al
Llevo las manos a mis caderas. —A ver... Te salvé de esos locos metiches... Y además, esto será un escándalo y ya ni siquiera te preguntarán por tu padre. Desvié la atención, es todo. Deberías agradecerme. —Me encojo de hombros. Él se queda pensativo. —Hmm tienes razón. Hablando de todo esto... mañana debemos reunirnos para charlar sobre el anuncio de la relación y la boda. Ya sabes, hay que oficializar frente a los medios. Me llevo la mano a la barbilla y finjo sopesar. —Sí gustas podemos planear todo por teléfono, muy a tu estilo y sin sentimientos. Eleva las cejas mostrando sorpresa, pero rápidamente recupera la compostura y sonríe, mira hacia el cielo. —Sanders, Sanders... —canturrea divertido. —¿Si? —respondo de igual manera. Jhonson niega con la cabeza y sonríe levemente. Sus expresiones son un tanto extrañas, me pregunto qué idea estará rondando su cabeza. —Nada de preguntas, ni opiniones, tampoco me hables como si fuera tu amigo. Vas a hacer todo como yo te lo indique
Aprieto el asa de mi cartera mientras me encamino hacia su oficina. Ya es un poco tarde por la noche. Quería llegar a casa para dormir a mi pequeño, pero eso no pudo ser posible, ya que hoy fue un día muy ajetreado y largo. Ya se quedó dormido, eso me dijo su cuidadora. Toco dos veces y entro cuando Jhonson me pide que lo haga.—Buenas noches... —Mi voz suena agotada.Él levanta la mirada y se pone de pie. —Buenas noches. ¿Cansada? —pregunta aquello, mientras toma asiento junto a mí en el sillón.—Mucho. Y cuéntame, ¿para que me pediste que viniera?Se levanta y me muestra una botella.—¿Vino?—Está bien...Toma dos copas y sirve un poco en cada una.Me pregunto qué será lo que trama, normalmente no es tan amable.Bebo un poco de la deliciosa bebida, me ha venido de maravilla para este cansancio. Al beber el último sorbo, lo pillo observándome un poco extraño.—¿Qué? —Me encojo de hombros—. Tenía sed...—Seguro... —responde esbozando una pequeña sonrisa y aparta la mirada.A veces me
¿Qué es eso que él tiene?, no lo sé, pero es extraño. A veces lo odio, a veces me gusta. Esta ambigüedad es un poco preocupante. No está nada bien que cada vez que toma mi mano sienta mariposas en el estómago y mi mente imagine cosas que no deberían ser posibles. Todo esto me está confundiendo, no sé si pueda continuar fingiendo hasta la boda, quizá todo esto se convierta en realidad y no quiero que sea así. Sé que arruiné su reputación y envolví su nombre en un escándalo mediático que sólo podría ser olvidado con una boda aún más mediática. Es una loca idea, pero podría dar un buen resultado si se hace bien. Sin embargo, mi vida y mis planes se están desviando por completo. Me siento frustrada y de manos atadas al depender de las decisiones de un hombre extraño y al que prácticamente no conozco. Jugueteo con el anillo que hay en mi dedo anular, estoy muy incómoda. No quiero estar aquí.De repente se instala el silencio, es como si no hubiera ningún tema del cual hablar ni nada que t