Cuando llego a casa, me doy cuenta que mi pobre ángel se quedó dormido esperándome. No puedo seguir llegando tarde, me estoy distanciado de mi hijo, y todo por andar en citas falsas con un tonto engreído que llegó a arruinarme la vida. Suspiro exhausta y me quito los zapatos de tacón. Seguramente Janet su cuidadora lo acostó en la cuna, pero él regresó aquí buscándome. Lo tomo entre mis brazos, acaricio su cabello rubio y me echo con él sobre el amplio sillón. Su aroma a bebé me relaja y poco a poco me voy quedando dormida...Escucho una vocesita y siento que meten unos deditos en mi nariz, así que abro los ojos y sonrío al ver otros lindos ojos verdes aceituna iguales a los míos. Reímos juntos cuando él se sorprende de verme despierta y lo cargo entre mis brazos, vamos juntos hacia la cocina para hacer el desayuno. Le preparo una rica tortilla de huevo con verduras y jugo de naranja, por mi parte como unos huevos revueltos, una rebanada de aguacate y una taza de café. Siempre me quedo
Jhonson suspira lentamente.—Ese nombre ya está tomado, es mío. Escoge otro, pequeño... —propone.—Luke, ¿eshtá bien ese? —Erick responde.—Claro que sí, campeón. Vamos a dar un paseo con Luke, ya verás que será divertido...Ambos pasan por mi lado con el perro y me dejan sola, soy completamente ignorada. Pero, ¿qué sucede aquí? Jamás pensé que se llevarían tan bien desde el primer momento, imaginé que se iban a detestar a muerte o algo parecido. Esto no estaba en mis planes. Muchas dudas y preguntas surgen en mi cabeza, aunque, prefiero no hacerles mucho caso. Los sigo en silencio y a distancia, viendo a ambos charlar como si fueran dos amigos de toda la vida que se han reunido luego de mucho tiempo. Mi bebé no es tan parlanchin, o bueno, eso creía hace tres minutos atrás. Juegan en el jardín con el perrito, corriendo y saltando. Jhonson parece un pequeño también, y eso me inquieta porque no sabía que le gustaran los niños. Parece un tipo malo y amargado, aunque ya veo que las aparien
Me detengo frente a la ducha y dejo el agua correr. Erick está dormido en mi cama, así que tengo algún tiempo para mí sola antes de irme a dormir... El aroma de su piel no se borra de mi memoria, aún puedo sentir su lengua y labios sobre mi cuerpo, besando y saboreando. Siento mi cabeza confundida y deseos de ir a buscarlo para terminar lo que empezó, pero, obviamente no sería capaz de hacer algo así, soy tímida en el ámbito sexual.Mi corazón sigue latiendo con frenesí, no puedo sacar a ese hombre de mi mente. ¿Qué tiene él que no han tenido otros? ¿Por qué no puedo ignorarlo y pensar en otra cosa? Esto no está bien, para nada.Me quedo de pie disfrutando del agua tibia, mis manos viajan hasta mis senos y el recuerdo de Jhonson lamiendo mis pezones vuelve a mí, provocando que acabe dándome placer para calmar la ansiedad que me dejó al marcharse a su habitación. Me pregunto si también pensará en mí, si se estará tocando al igual que yo. No... ¿Qué estoy haciendo?Tomo la toalla y me s
Como mi último trozo de uva y me levanto para cargar a mi hijo, quien no quiere comer nada e insiste con la idea de andar cargado entre mis brazos. Jhonson me observa muy atento, no me despega el ojo desde que nos sentamos a la mesa muy temprano.—Iré a llevarlo a su escuelita y de ahí voy al trabajo. —Intento despedirme de esa forma. Jhonson mueve la cabeza en negativa y se levanta de su asiento.—No es necesario, yo los llevaré. Andando...Se adelanta con llaves en mano y Erick corre detrás de él, emocionado. Lo alcanza rápidamente y Jhonson lo acomoda en la silla del auto, después me abre la puerta del copiloto y antes de entrar se acerca a mi oído mientras mueve mi cabello hacia atrás. Me armo de valor para mirarlo a esos profundos ojos miel que brillan de una forma intensa al verme. —¿Por qué me rehuyes? —susurra.—No lo hago. Es solo que... Me siento un poco extraña... —Coloca su dedo sobre mis labios.—Shh... No pienses en esas cosas, ¿está bien preciosa? —Busca mis ojos una
Observo el cielo a lo lejos, el sol ya se está escondiendo. El auto anda con prisa por la autopista, mis pensamientos no se acallan y parecen querer torturarme al recordar una y otra vez el anuncio de nuestra boda en un canal de televisión al que asistimos media hora atrás. Todos hablan de nosotros, quieren saber cómo fue que una modelo desconocida consiguió enamorar el corazón de un hombre tan exitoso y millonario como Jhonson. Incluso muchos dicen que soy una interesada y mil estupideces más, y encima, se han atrevido a preguntarle qué se sentía ser el futuro padrastro de un niño. No dejo de darle vueltas en mi cabeza a todo esto. —Meryl, ¿te sientes bien? —Jhonson me pregunta. —Sí... —respondo con cansancio y no lo miro. Él suspira. —Ya llevas días comportándote de una forma extraña. ¿Hice algo mal? Sé que busca mis ojos, pero yo no puedo verlo aunque me muera por hacerlo. —No es nada, no te preocupes. Desvío la mirada hacia mis zapatos, pero él mueve mi rostro hacia el suyo
Espabilo varias veces y respiro profundo.—¿Eres tú? —susurro, sintiendo mucha contrariedad y sorpresa que se convierten en mucho enojo—. ¿Apenas te dignas a hablarme? Y pensar todo lo que he pasado por ti... —Hija, yo sé que debemos tener una larga conversación. Has entendido mal las cosas y lamento no haberte buscado antes para aclararlo, pero... Niego con la cabeza y e interrumpo aquella voz grave y rasposa.—No, déjame en paz, ya no quiero saber nada más de ti. Me arruinaste la vida, estoy metida en problemas por buscarte. ¡Ya pagué tu deuda, ahora desaparece y no vuelvas a llamarme nunca más!—Escucha hija... Has caído en una trampa, todo se trata de una venganza en mi contra, no te dejes envolver y por favor, no firmes ese contrato y vete lejos con tu hijo. Frunzo el ceño y siento un estupor que calienta mi rostro al darme cuenta que se refiere al matrimonio con Jhonson. —Ya es demasiado tarde... —susurro antes de cortar la llamada. ¿Por qué tiene conocimiento sobre ese cont
Al llegar a Givenchy, un séquito de mujeres se abalanza sobre nosotras, no saben ni donde sentarmos y nos ofrecen todo tipo de bebidas, aceptamos un té verde y nos acomodamos en un suave sillón. Donna y yo nos miramos las caras, con un poco de suspicacia. —El vestido que pidieron ya está listo, solo necesitamos ultimar unos detalles. Sigan, por aquí... La seguimos en silencio, frunciendo el ceño. Me prueban un vestido blanco de escote cuadrado y mangas tres cuartos, adornado con pequeñas perlas y cristales, un velo corto de encaje y todo un juego completo de joyas con diamantes y oro. Cuando vemos la cola del vestido quedamos con la boca abierta, nos dicen que mide dieciocho metros de largo. Es el vestido de novia soñado, no tiene comparación con ningún otro, no tiene nada que envidiarle al de una reina o princesa. Es simplemente sobrio, imponente, elegante, sumamente llamativo y sobre todo, costosísimo. Lo que hasta ahora no comprendo, es por qué Jhonson escogió el vestido y mand
Jhonson y yo nos detenemos en seco al ver todos esos hombres interponerse en nuestro camino.—¿Sabes quiénes son? —Aprieto su mano y le pregunto aquello, con cierto temblor en la voz.Parecen asaltantes o algo similar, pero no quiero juzgar tan rápido. —Quédate tranquila... —susurra.Los cinco hombres nos observan con atención y después de unos cortos segundos regresan a su camioneta dando largos pasos, marchándose con prisa y a gran velocidad.¿Qué fue eso? Pestañeo varias veces, me encuentro muy confundida y asustada.Veo a Jhonson fruncir el ceño y suspirar pesadamente.—Vamos... —Me toma de la mano con fuerza y entramos a la agencia.Vamos hacia el sexto piso, donde se encuentra el encargado de todas las cámaras de seguridad. Jhonson habla con él acerca de investigar ese auto que entró y salió de manera sospechosa. Me despido de ellos porque voy a llegar retrasada a mi última sesión del mes, más tarde Jhonson me dirá qué fue lo que sucedió con ese tema. Ahora debo correr o llegar