CAPÍTULO 11
Cuando llego a casa, me doy cuenta que mi pobre ángel se quedó dormido esperándome. No puedo seguir llegando tarde, me estoy distanciado de mi hijo, y todo por andar en citas falsas con un tonto engreído que llegó a arruinarme la vida. Suspiro exhausta y me quito los zapatos de tacón. Seguramente Janet su cuidadora lo acostó en la cuna, pero él regresó aquí buscándome. Lo tomo entre mis brazos, acaricio su cabello rubio y me echo con él sobre el amplio sillón. Su aroma a bebé me relaja y poco a poco me voy quedando dormida...

Escucho una vocesita y siento que meten unos deditos en mi nariz, así que abro los ojos y sonrío al ver otros lindos ojos verdes aceituna iguales a los míos. Reímos juntos cuando él se sorprende de verme despierta y lo cargo entre mis brazos, vamos juntos hacia la cocina para hacer el desayuno. Le preparo una rica tortilla de huevo con verduras y jugo de naranja, por mi parte como unos huevos revueltos, una rebanada de aguacate y una taza de café. Siempre me quedo
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