CAPÍTULO XXIV.Se sentía mal, entre saber que podían hacerle algo y la mald*ta condición en que se hallaba, era frustrante saber que no tenía una sola oportunidad frente a esas dos personas.Escuchó cómo toda la paciencia que tenían al principio se agotaba, ahora golpeaban la puerta de manera insistente, aunque realmente eso no lograría hacerla salir.Estaba preparándose mentalmente para lo peor cuando la puerta al fin fue abierta de manera abrupta logrando hacer que ella pegara un grito.
CAPÍTULO XXV ...................... — ¡Andrés! Espérame.... Decía la niña intentando trepar el árbol donde se encontraba el gato del niño atrapado en la rama más alta. — Baja de aquí Eli, puedes caerte, yo puedo bajarlo. El niño estaba cerca de tomar al pequeño gato asustado, salió corriendo de la casa debido a que un perro apareció en el patio, mismo que ya sé había escapado de ser atrapado por la perrera. — ¡Lo tengo! Al tomarlo una de las ramas en las que estaba parado se rompió, provocando que le cayera a la niña que no se había percatado del peligro. — ¡Cui
CAPÍTULO XXVIDOS DÍAS DESPUÉSElla miraba hacia la calle repleta de personas a travez de la ventana del auto en movimiento, observando la manera en que caían las gotas de lluvia sin orden alguno, e igualmente compadeciendose de aquellas personas necias, que, a pesar de haber visto o escuchado el pronóstico del clima el día anterior salieron a la calle sin un paraguas. Asimilando su vida a todas esas pobres almas necias.Según el testimonio de Andrés, ella era culpable de la muerte de su prometida quien estaba embarazada de él. Era la palabra de un gran empresario, contrala suya, una gran desconocida.A pesar de haber penado en opciones para su beneficio, no halló ninguna, tampoco tenía la manera de sacar o conseguir la evidencia que
CAPÍTULO XXVII — ¡SOFÍA ES INOCENTE! Ella no tiene nada que ver con esa mujer y mucho menos cometió aquél crimen del que tanto la haces culpable. Andrés había lanzado el primer golpe al escuchar que su mejor amigo amaba a Sofía y que haría todo lo posible para que ella saliera de la cárcel, una inmensa sensación de molestia surgió dentro de él. A pesar de ser verdad lo que su amigo había dicho, aquello sobre ver las fotos de otra persona en lugar de la mujer fallecida, lo único que pudo escuchar fue - Yo la amo y haré todo porque ella esté bien - — Ella jamás va a amarte, su corazón ya tiene dueño y ese soy yo — se jactó Andrés a quien su sonrisa maliciosa no le duró mucho debido a que aca
CAPÍTULO XXVIII— ¿Me creerán que no deseo morir sin conocer a mi pequeño o pequeña?Todos dentro de la habitación asintieron y se fueron a excepción de Sandro.— Entiendo, esa será tu decisión final, deberé conseguir que el director del penal me otorgue un permiso especial.Ella sabía quien era el director y de ninguna manera procedería sin una petición por parte de Andrés.— Sandro, sé que lo siguiente que diré no te agradará demasiado, pero esa es la única manera de poder salir de ese lugar y pasar lo que resta de embarazo aquí en el hospital.Al parecer tenía noción de algo y no le agradaba mucho tener que oírlo.— La única persona que podrá ayudar es Andrés, s
CAPÍTULO XXIX Los días pasaban rápido, el tiempo no se detenía al igual que su embarazo, su bebé estaba haciéndole bastante daño pues ya no podía mantenerse de pie sin sentir que su columna se partía en dos. El dolor en su espalda ya era insoportable al igual que las arcadas, náuseas y vómitos todo el día. Su delgadez era demasiado evidente, pues su clavícula constataba prueba de ello. — Veo que hoy no te has sentido tan mal, estoy aquí para decirte que el Sandro estuvo aquí de nuevo para verte, como se lo prohibieron y cambiaron su visita para dentro de una semana, tuvo que irse. Aunque no sin antes darme esto para ti. Dice que te ama. Sofía quien había tenido un día bastante tranquilo a comparación de los anteriores estaba muy feliz al saber de nu
CAPÍTULO XXX EN LA ACTUALIDAD — Pa… El chico abría con dificultad los ojos. — Papá…. No tenía ganas de levantarse así que se volvió a cubrir el cuerpo con la sabana que previamente le habían quitado. — ¡Papá Sandro! Debes despertar, hoy es el festival. <
CAPÍTULO XXXI Este se sorprendió por lo que dijo mientras el otro estiraba su mano en dirección a la niña intenando tocarla, era la viva imagen de ella, de su aún esposa. No podía asimilar lo que veía, dudó por un momento si debía preguntar nuevamente. — Ni se te ocurra poner tus sucias y asquerosas manos en Eliza, ella no merece esto. Se apartó rápidamente de Andrés, quien se había quedado sin palabras, atónito al verla. Sandro caminó de regreso al auto apretando con demasiada fuerza el cuerpo pequeño y frágil de Eliza, mientras esta veía como de los ojos del hombre aún de pie junto la banca no paraban de brotar lágrimas. — Pa…papi, e…estas lastimándome — dijo esta. Sand