Al pasar dos meses desde que le vio el rostro a Alberto por primera vez…
Marián entró a la pastelería; el reloj analógico de pared marcaba a las 11:45 de la mañana, retiro su mirada de la hora para dirigirse a Cristina que la observaba fijamente y preocupada.
La mirada de su prima indicaba que no le iba a prestar la mayor importancia a su vestimenta. Llevaba puesto un vestido verde de seda que dejaba ver sus tobillos, le combinaba perfectamente con los tacones negros que calzaba en sus pies. El rostro estaba totalmente maquillado y el peinado semi recogido terminaba de darle el toque de elegancia. Solo su madre había notado su belleza; el ahora esposo no le había prestado atención a su apariencia.
-¿Te casaste?
-Sí -le afirmó- vengo del registro civil -La expresión de Marián no era la de una mujer feliz, llevaba la amargura de una
-Señor, ¿encontró a la persona que falta para autorizar las ventas de las propiedades?Alberto guardo silencio mientras miraba la gran cantidad de documentos en su escritorio, no quería que más nadie se enterara de que tenía una socia y ya había llegado el problema a los oídos del administrador. El que menos debía saber; si ocurría el caso debía obligarse a incluir a la socia en la nómina y empezar a pagarle un sueldo como si formara parte de su compañía… Debía evitarlo a toda costa.-Sí, no te preocupes, solo es una confusión -le aseguró.-¡Cómo no me voy a preocupar Alberto! Si las ventas de las propiedades están paradas y este mes no nos ha entrado dinero, debemos pagarles a los empleados y necesitamos el material para empezar a construir la fábrica.-Todo eso lo sé señor Parra -di
Alberto bajó la velocidad de sus emociones, al darse cuenta de que ella se cerró herméticamente.-Tranquila, te depositaré algo a final de semana.Al escuchar esto Marián sintió un alivio que la hizo des tensionar su cuerpo, pero seguía con las cejas ceñidas por el siguiente comentario de él.-Pero solo por caridad y será solamente algo, no lo meteré en la cuenta de lo que te debo.El auto frenó y Marián abrió la puerta de la camioneta para dirigirse a su auto rojo que lo tenía estacionado al frente, pero al bajarse se acercó a Alberto, no para despedirse, sino para expresarle algo que le estaba rondando en la cabeza desde el día anterior.-Puedes darme dinero ahora para alquilar una habitación.-¿Y eso por qué? -Alberto la miró con extrañeza, se imaginó l
La maleta rodaba por el piso del pasillo hasta llegar al ascensor, las piernas le temblaban de los nervios, no podía creer lo que había decidido “Hola Alberto aceptaré la habitación en tu apartamento” “bien te mando la dirección”. Recordó la respuesta de él por mensaje de texto. Los cinco minutos subiendo les fueron eternos cuando le aconsejaba a su mente que se tranquilizara, que solo era por unos días hasta que encontrara donde ubicarse. Intentó relajarse cuando tocó el timbre del apartamento-. “No te va a pasar nada malo Marián” en el fondo él puede tener un buen corazón -se dijo ella misma.-¡Hola esposa mía! Pasa.-Buenas noches -dijo al quedarse un minuto en la puerta, dudando si entrar o no, estaba seria, no le había caído en gracia el saludo de Alberto.-Adelante, pasa -insistió él, hizo u
-Señor Carrasco, Qué bueno que llegó, lo están esperando en el salón de conferencia.-¿Ahí quién me espera? -Le preguntó a su secretaria, no recordaba haber convocado a alguien para tratar un tema específico.-Los jefes del departamento solicitaron una reunión con usted urgente.-Subiré mediatamente -le dijo Alberto con pasos apresurados- ¿habrá pasado algo? Pero hasta ahora he tenido todo bajo control.Abrió suavemente la puerta y cómo le había mencionado Fabricia, los cuatro gerentes de los diferentes departamento estaban sentados alrededor de la mesa cuadrada, no entendía por qué sentía nervios al entrar, si él era el dueño y jefe de todo, no había nada que temer.-Buenos días, disculpen la tardanza, pero para mí fue imprevista esta reunión.-Disculpe se&ntild
La música sonaba en alto volumen cuando Marián se acercó a mirar la decoración, un arco de globo decoraba la entrada de la puerta del salón, azul, negro y blanco eran los colores de la temática.-¡Quedó hermosa la torta Marian! ¡Eres una muy buena repostera! ¿Cuánto te debo?-No se preocupe señora Ofelia, será mi regalo de cumpleaños para su hijo.-Muchas gracias linda... ¿Y tu esposo no vino contigo? -Le dijo mientras miraba a su alrededor, al ver si había un hombre al que no le había visto la cara antes.-No, él no pudo venir, está trabajando -lo dijo para disimular, en realidad no lo había invitado, y deseaba que nadie lo conociera, no iba a fingir amor delante de sus conocidos.-Qué lástima, esperaba verlo.-En otro momento lo conocerás… ¿Y el cumpleañero
Un mensaje de texto produjo que Alberto acudiera con urgencias a la oficina de su abogado. Al verlo llegar sin avisar supo inmediatamente el motivo de su presencia.-Como lo leíste Alberto, el terreno de la posada está a nombre del señor Leander Ramos.-¿El padre de Marián? -Preguntó Alberto sorprendido, al ver al abogado afirmar con la cabeza él siguió añadiendo- Pero yo mismo mandé a establecer la posada ahí porque me permitieron la autorización, las hectáreas estaban registradas a nombre de “Empresas Bosques”.-Al parecer, aquel hombre las traspasó a la empresa, pero el terreno propio siguió quedando a nombre de él.-Es decir que… -Alberto se quedó pensando en lo que pudo haber ocurrido.-Construiste en el terreno de otra persona -aseguró el abogado.Alberto tuvo que sentarse para contener la cal
-¡Celos! ¡Jamás! No podrían ser celos los que me hicieron correr el otro día del apartamento de Alberto -lo dijo Frenando el auto en el estacionamiento, tuvo que volver, por su mente se dibujaba toda la conversación que había tenido con su abogado el día anterior "debes averiguar todo sobre él.-Tengo hambre -dijo al descifrar lo que le apetecía su estómago, no había probado nada desde el mediodía y hacía rato que había caído la tarde. Al disponerse a preparar la cena observó que la casa estaba un poco sucia, podría ser cierto que él necesitaba una ama de llaves, se notaba que no tenía tiempo para limpiar.El olor a Pollo inundaba toda la casa sorprendiendo a Alberto que entró desprevenido a su apartamento, al ver a Marián sentada en el sofá viendo la televisión exclamó con extrañeza:
Al calzarse los zapatos negros de vestir Alberto se preguntaba si su compañera ya se había levantado, ya él estaba arreglado y no quería impacientarse por tener que esperarla, aunque de ahora en adelante tenía que portarse bien con ella, si la hacía molestar nuevamente podría ocurrir que fracasaran sus planes... Alberto observó su rostro indignado a través del espejo, jamás había necesitado tanto de una mujer después de su madre y le urgía que Marián lo apoyara. Introdujo su billetera en la parte trasera de su pantalón y salió de su cuarto.-Buenos días Alberto.-Buenos días Marián -dijo sorprendido al verla arreglada metida en la cocina- ¿cocinaste?-Sí, ya está listo el desayuno, ¿tenemos unos minutos para comer o estás apurado?-Adelante, aún hay tiempo