-Me gusta cómo está quedando, muy ejecutivo, y su personal trabaja rápido –expresó el señor Braulio al entrar al restaurante en proceso de decoración. -Me alegro de que le guste, hacemos el mejor trabajo –dijo Marián.-El fin de semana estará listo, estamos afinando los detalles.-Perfecto, estaré preparando el pago de la última parte, de igual modo podrían quedarse hasta la semana entrante, mi hija está de viaje y al regresar quiero darle la sorpresa y me gustaría que ustedes estuviesen presentes.-Debemos volver lo más pronto posible señor Braulio, tenemos otros proyectos de construcción por allá que esperan por nosotros.-¿En serio? -Preguntó Marián en voz baja sorprendiéndole esa noticia.-Qué lástima, quería que Rocío te conociera y recordara a Marián. Se llevaría una gran alegría al saber que ustedes fueron los encargados de la construcción de esta hermosa propiedad.-También nos hubiese encantado verla, de igual modo usted le comentará de nosotros e igualmente se alegrará.-Es
Capítulo 87-¿Quién será? ¿Elena que se regresó por algo? –Se preguntó y lentamente se acercó a la puerta, afinó su oído para escuchar algo más a través de las paredes, y la voz familiar le indicó de quien se trataba.-¡Marián! ¿Estás dormida?-¿Si se supone que estoy dormida me despertarás con tus gritos? –Preguntó de forma enojada abriendo la puerta con suavidad.-Bonito pijama –le dijo Alberto al apreciar el short y la blusa de satén sexi que dejaba visualizar la silueta de la ropa interior.-Si viniste a verme en ropa de dormir ya cumpliste tu objetivo, puedes irte –expresó Marián con seriedad. Pero en el fondo le agradó verlo.-No me corras bonita, te traje algo –dijo mostrándole un empaque.-¿Algo de donde estuviste saliendo con tus secretarias? Quizá no me interese –expresó, no quería dejar expresar los celos, pero se le salieron.-Ah ¿te enteraste? No es que salí con ellas, fui su chofer, el que manejada e
-¿Por qué los hombres son así? -Dijo Marián al aire para que la escuchara la secretaria, eran las únicas personas que permanecían en el lugar, los caballeros acababan de salir.-¿Quién Alberto? –Él es muy arrogante- si no fuera por la buena paga ya yo me hubiese retirado de aquí.-¿En serio? ¿Por él? –Interrogó Marián extrañada.-Si el sueldo fuera bajo porqué soportaría que me trataran mal.-¿Te trata mal?-Marián igualmente los jefes son así, si no estuvieras empezando en el cargo te darías cuenta que hasta tu misma tratarías a tus empleados de manera fuerte y autoritaria. Y yo entiendo eso, si las cosas salen mal a causa del personal es responsabilidad tuya.-Ya veo, pero hay maneras más amables de solicitar las cosas. Alberto me está exigiendo algo el cual no tenía ni idea, y eso no es justo.-Lo justo es que tu como supervisora y jefa debes estar al tanto de todo, así no corresponda tu trabajo y por eso es tu culpa si no sabes algo, tienes que estar de cabeza en el ambiente –Acon
El mesero llegó con los platos a la mesa donde solo se ubicaban Alberto y Marián. -Guao ¿y estos chefs? –Preguntó. Marián se extrañó de que acababan de entregar el lugar el día anterior y ya estaba activo. -Son contratados, igual que yo –expresó el mesero. Solo soy estudiante que pagaron por esta noche. -Ya me lo imaginé –el señor Braulio es creativo. -Quise hacerles este obsequio- Intervino él al escucharlo, se acercó un poco a su mesa- Una fiesta para todo su personal que trabajaron muy duro. Me hubiese gustado que mi hija estuviese presente, pero ustedes se trasladarán mañana, así que no quise dejar pasar esta oportunidad. -De verdad les agradezco a todos y sé que Rocío estará feliz. Sobre todo, con los socios –La señora Marta levantó una copa de vino- ¡Brindemos por los socios! -¿Nosotros? –Marián abrió los ojos grandemente de la impresión. Para ella fue solo un apoyo, de igual modo los clientes estaban agradecidos. -Gracias a usted, señor Braulio, por escoger a empresas Bo
Marián salió del aeropuerto en compañía de Alberto y el resto del personal. Llevaba al niño en los brazos y un asistente le cargaba la maleta. Ella veía a su esposo hablar por teléfono y esperó que se desocupara para preguntarle. -¿Qué haremos ahora? -Me van a traer el auto, te llevaría, pero debo hacer unas diligencias, te llamaré un taxi. -¿Vendrás a mi casa? -Un día de estos. -Pensé que viviríamos juntos Alberto. -Esa es la idea, pero hay que organizarnos bien –dijo Alberto y le hizo señas al asistente que introdujera la maleta de Marián en el taxi que acababa de llegar. -Alberto siempre está ocupado, nunca tiene tiempo para mí, verá que cuando él se decida vivir conmigo ya no voy a querer- dijo para sí misma. -¡Marián, me alegra verte! -Hola madre –dijo al entrar a su casa- le entregó el niño a la mamá- también me contenta estar aquí. -Ay pobrecito, Leander está sudadito. Como te llevaste a ese niño poray, me lo hubieras dejado. -Alejarlo de su madre y destetarlo a los
La mano de Marián sostenía el tetero para que el bebé tomara cuando llamaron a su puerta. Su cuerpo se congeló al ver el rostro de la visitante. -¿Rocío? –Interrogó quedándose sin palabras, la verdadera pregunta era, ¿qué hacía ahí? ¿Sera para algo bueno o habrá sucedido algo malo? -¿Cómo estás Marián?, ¿Puedo pasar? –Preguntó Rocío al ver que Marián la miraba seria como si fuera una desconocida. -Adelánte… ¿qué quieres? ¿Vienes a reclamarme algo o a burlarte de mí? –Preguntó Marián luego de que llegaron a la sala de su casa. -Ninguna de las dos, primero quiero pedirte disculpa por cómo te traté en el pueblo, en realidad si estaba rencorosa por lo que tuve con Cristina y lo tomé contigo. Fue la impresión que me dio al verte y lo tomé de esa manera. -Cristina me explicó lo de ustedes, que ella tenía un novio y tú la acusaste de que te lo había robado, siendo mentira, él y tú ya habían terminado- dijo Marián con seriedad. -Sí, en realidad eso lo superé, me pasó en la adolescencia,
Sus pies daban pasos despacio, las manos sudorosas y el cosquilleo en el estómago combinaban la expresión de los nervios, estaba emocionada y era el momento de compartir la gran noticia con su madre, llegó a la habitación y empujó la puerta con suavidad. Estaba ella, allí sentada con el celular en la mano mirando a través de la pantalla. Marián se paralizó y sus párpados se abrieron grandemente por la impresión, al ver la tela de seda blanca que colgaba con destellos brillantes y terciopelo por la orilla de la cama hasta reposar en el suelo.-¡Mamá! ¿Lo compraste?Ella la miró y como si la hubiese atrapado con algo indebido, soltó el celular y recogió el vestido para doblarlo con un poco de incomodidad –Ah sí. Espero que no te moleste, bueno me lo dieron a crédito, era el único que quedaba y… de igual forma lo puedo devolver si no lo llegas a usar –la señora expresó agachando la cabeza.-No mamá, espera –Marián se adentró a la habitación y se sentó en la cama a su lado- mira –mostró s
Sus tacones volvieron a pisar las calles de su ciudad de nacimiento después de dos años, le alegraba escuchar nuevamente el lenguaje verbal de sus raíces en las voces de los que le rodeaban. Había estado encantada de conocer nuevos lugares y de que la empresa haya llegado tan lejos a ofrecer sus servicios. Marián observó a Alberto que cargaba a su hijo de cinco años e hizo una expresión de incomodidad.-¿Que sucede? –Le preguntó Alberto caminando a su lado.-Nada, solo que, lamento que tuvieras que rechazar los proyectos de construcciones en París solo por mí.-No te preocupes, ya era hora de volver, seguiremos trabajando en esta zona y tendremos la estabilidad familiar que deseas.-Me alegro que pienses así, había asumido que nos separaríamos por un tiempo.-Eso no va a suceder, debemos apoyarnos en todo y aún más en tu estado.Al escuchar estas palabras de su esposo Marián sintió una corriente de nervios.-No estoy enferma, estoy bien –expresó ella para que él le siguiera la corrien