Capítulo 23
-Me sorprende a la evolución que ha tenido la posada Alberto.
-Sí Juan Carlos, las estrategias de publicidad han traído a nuevos huéspedes y gracias a sus pagos se han reducido los gastos económicos, más bien estamos ganando.
-Excelente, aquí te traje los documentos de las obras que se están procesando -El arquitecto le entregó una carpeta gruesa llena de papeles.
Alberto se encontraba sentado frente al escritorio y empezó a leer los papeles cuando divisó a una niña pequeña que se asomaba por la puerta.
-¿Papi cuándo vamos para la playa?
-Más tarde princesa -El arquitecto sentó a la niña sobre sus piernas.
-Viniste con tu familia -preguntó Alberto.
-Sí, solo me quedaré un día, tengo mucho trabajo en la oficina, además debido a que permaneces aquí tengo que auxiliarte en atender a los clientes que necesitan una construcción.
-Entiendo Juan Carlos, puede que te sientas presionado por ello, pero trato d
-Alberto qué bueno que veo, tengo varias cosas que conversar contigo -le dijo el abogado al verlo entrar al bufete.-Abogado, yo también tengo cosas que preguntarle -Se sentó en la silla-. ¿Por qué usted le reveló mi falso matrimonio a Gabriela?-Ella estaba triste por ti, solo le hice saber que podía recuperarte.-Pues eso no fue correcto, te pago para que me resuelvas mis problemas legales no para que te involucres en mi vida personal. Para que sepas, yo a Gabriela no la quiero.-Discúlpame por eso, aunque falta poco para tu divorcio, nada vas a perder con que alguien lo sepa.-¿Y si a la final no me divorcio?El abogado lo miró asombrado y confundido.-¿Qué quieres decir Alberto? ¿En qué estás pensando?¿En qué estás pensando? La respuesta era en Marián, tenía la imagen de ella en to
-Buenas tardes señor Alberto, me alegro de que volviera. - dijo Smuel, el asistente de logística cuando el jefe cruzaba la puerta principal.-Yo también estoy contento de regresar ¿y a Marián la has visto?-Veo que está impaciente por ver a su esposa. Temprano pasó por aquí.- Ok, quizá esté en la cocina, le gusta ayudar en esa área.-Todo el mundo se dio cuenta -dijo una cocinera.-¿En serio? Pensé que solo yo lo había intuido - habló la segunda cocinera.-Por qué Marián es así, si yo fuese la esposa de un empresario con dinero le guardaría fidelidad.-Hay mujeres mal agradecidas, ella debería aprovecharlo ya que es una simple pastelera.-Parece que el señor Carrasco ya llegó, él no debería enterarse...La mitad de un chisme entre dos cocineras lleg&o
El sol aclareció la habitación anunciando un nuevo día, Marián abrió los ojos encontrándose arropada sobre la cama, pero no había dormido sola... No recordaba la última noche en que la había pasado también con un hombre; los acontecimientos con su antigua pareja ya lo había tirado a la basura. Ahora Alberto formaba parte de su corazón, de su vida y de su cuerpo. ¿Dónde está? -Se preguntó al no notar su presencia en la habitación, en realidad anhelaba seguir abrazándolo. -No debería verme así -dijo para sí misma encontrándose sin ropa interior y con los cabellos alborotados, se paró rápidamente de la cama y se dispuso a arreglarse. El espejo capturaba su emoción al maquillarse, al ver su reflejo Marián paró su movimiento, soltó el lápiz labial colocándolo sobre la peinadora. -¿Qué estoy haciendo? ¿Será lo correcto? -Miles de dudas le entraron a la cabeza cuando parecía una adolescente emocionada por el chico que le gustaba, su corazón y su mente peleab
¿Qué haremos mañana? -Preguntó Marián cuando se acercaba al balcón agarrada de la mano de su esposo. -¿Qué quieres hacer? ¿Ir a la playa? ¿A la isla? ¿A la montaña? ¿Comer afuera, ¿Ir a la piscina?-No lo sé, sorprendeme -dijo Marián entusiasmada. -Bueno, lo pensaré. La mejor pregunta sería ¿qué haremos ahora? -Alberto la agarró por la cintura y se inclinó para besarla debajo de las estrellas, entre besos y caricias caminaron hacia la cama. -¿Qué sucede? -Preguntó Marián al notar qué Alberto frenó su movimiento. -Me preocupan estos documentos… -Él tomó la carpeta roja que tenía debajo de la almohada- Vienen a buscarlo mañana por la mañana, son muchas páginas, sé que te llevará tiempo leerlo así que… -No te preocupes ¿Dónde firmo? -dijo Marián alcanzando el bolígrafo de la mesa de noche. Alberto procedió a pasar las páginas y colocó la mano sobre la hoja señalando solo el cuadro del espacio de la firma. -Firma aquí, aqu
Marián secó sus lágrimas y entró a la posada, Alberto la miró sonriente. Ella poseía un pantalón corto azul, una blusa sin mangas rosada y una sandalias estampadas de flores, cargaba un bolso de mano naranja. -¿Cómo te fue en la playa Marián? -Le dio un beso en la mejilla. -Bien Alberto, fuimos a Ia Isleta, me acordé de ti, ahí fue donde me salvaste -dijo sonriendo. -¿Tuviste cuidado con la profundidad? No estaba allí para salvarte de nuevo. - ¡Jajaja! Ya lo sé. ¿Y qué hiciste hoy? -Estuve revisando los gastos y ganancias con el administrador, el llegó para tomar las actividades de la asistente, Sara tuvo que regresar a la ciudad. -¿Y nosotros cuando regresaríamos?- Preguntó Marián con la imágen de su hogar en la mente. -La semana que viene probablemente, espero que se concrete la venta estos días. -Ya estoy impaciente por ver a mi madre, aunque extrañaré este lugar -dijo Marián. -Podríamos volver y pasar otras
-¿El señor López dónde está? -Preguntó Alberto al llegar a la habitación.-Se encuentra la playa con su esposa.-Deben venir más tarde entonces. -intuyó Alberto-¿Alberto lo buscas para notificarle que ya no le venderás la posada? ¡Es una locura! -Exclamó Marián.-¿¡Marián acaso todavía no lo comprendes!?- Preguntó alterado.-Te entiendo Alberto, pero solo... que realmente no estoy de acuerdo -Negó con la cabeza.Alberto miraba a Marián desde la puerta del cuarto sacar la ropa del clóset e introducirla en la maleta. -¿Qué haces? -le preguntó-. ¿Te vas?-Sí, me voy, no sé cómo ni cuando, solo que tengo urgencias de regresar a la ciudad.-No dejes que cualquier inconveniente nos aleje, ni interfiera con nuestro amor.Alberto
Marían le pidió a Alberto que apagara el aire acondicionado y bajara los vidrios de las ventanas, quería sentir por última vez la brisa cargada con el olor del mar mientras se alejaban de la posada. Habían pasado cinco semanas maravillosas, en un ambiente agradable, le daba nostalgia retirarse, extrañaría esos hermosos acontecimientos que vivieron visitando las playas, los paseos en lancha y sobre todo agradecida de haber encontrado el amor. Pudo darse cuenta de los sentimientos hacia sus socio y que realmente fueron correspondidos ya que él le juraba que la iba a querer para siempre. Pero, estaba impaciente por volver a la casa de su madre, tomar las riendas de su negocio y expandirse para mejorarse económicamente. Contenta de tener a un hombre a su lado que siempre la iría a apoyar. -Alberto, te noto preocupado. ¿Estás bien? -Le preguntó a su esposo al sentirlo serio sin decir una palabra. Él Volteó a mirarla y le mostró una sonrisa -Estoy bien, solo analiz
-¡Marián! ¿Cómo estás? -Bien ¿y usted señora Magalis? -Le dijo al medio voltear-.¨Es la chismosa del barrio, no tengo tiempo de hablar con ella¨ -pensó- dio unos pasos alejándose, pero aquella la siguió. -Marián, espera un momento por favor... Lamento lo de tu madre de verdad, pero me sorprendía que no aún habías llegado de vacaciones. -¿Mi madre? ¿Que tiene mi madre? Ella está mejor -Aseguró. -¿Está mejor? ¡Ay me alegro! Yo iba a ir a visitarla al hospital, pero no me ha dado tiempo -dijo la vecina- ando ocupada en las ventas por catálogos, tu sabes que de eso yo me mantengo, porque no he podido trabajar por el brazo... -¿¡Visitarla al hospital!? ¿Y eso por qué? -Preguntó ella aterrada. -¿Acaso no sabías? A tu madre se la llevaron de emergencias y está hospitalizada. -¿¡Qué mi madre está hospitalizada!? ¿Cuando? ¿Cómo? ¿Y por qué nadie me avisó? Marían empezó a correr