-¿El señor López dónde está? -Preguntó Alberto al llegar a la habitación.
-Se encuentra la playa con su esposa.
-Deben venir más tarde entonces. -intuyó Alberto
-¿Alberto lo buscas para notificarle que ya no le venderás la posada? ¡Es una locura! -Exclamó Marián.
-¿¡Marián acaso todavía no lo comprendes!?- Preguntó alterado.
-Te entiendo Alberto, pero solo... que realmente no estoy de acuerdo -Negó con la cabeza.
Alberto miraba a Marián desde la puerta del cuarto sacar la ropa del clóset e introducirla en la maleta. -¿Qué haces? -le preguntó-. ¿Te vas?
-Sí, me voy, no sé cómo ni cuando, solo que tengo urgencias de regresar a la ciudad.
-No dejes que cualquier inconveniente nos aleje, ni interfiera con nuestro amor.
Alberto
Marían le pidió a Alberto que apagara el aire acondicionado y bajara los vidrios de las ventanas, quería sentir por última vez la brisa cargada con el olor del mar mientras se alejaban de la posada. Habían pasado cinco semanas maravillosas, en un ambiente agradable, le daba nostalgia retirarse, extrañaría esos hermosos acontecimientos que vivieron visitando las playas, los paseos en lancha y sobre todo agradecida de haber encontrado el amor. Pudo darse cuenta de los sentimientos hacia sus socio y que realmente fueron correspondidos ya que él le juraba que la iba a querer para siempre. Pero, estaba impaciente por volver a la casa de su madre, tomar las riendas de su negocio y expandirse para mejorarse económicamente. Contenta de tener a un hombre a su lado que siempre la iría a apoyar. -Alberto, te noto preocupado. ¿Estás bien? -Le preguntó a su esposo al sentirlo serio sin decir una palabra. Él Volteó a mirarla y le mostró una sonrisa -Estoy bien, solo analiz
-¡Marián! ¿Cómo estás? -Bien ¿y usted señora Magalis? -Le dijo al medio voltear-.¨Es la chismosa del barrio, no tengo tiempo de hablar con ella¨ -pensó- dio unos pasos alejándose, pero aquella la siguió. -Marián, espera un momento por favor... Lamento lo de tu madre de verdad, pero me sorprendía que no aún habías llegado de vacaciones. -¿Mi madre? ¿Que tiene mi madre? Ella está mejor -Aseguró. -¿Está mejor? ¡Ay me alegro! Yo iba a ir a visitarla al hospital, pero no me ha dado tiempo -dijo la vecina- ando ocupada en las ventas por catálogos, tu sabes que de eso yo me mantengo, porque no he podido trabajar por el brazo... -¿¡Visitarla al hospital!? ¿Y eso por qué? -Preguntó ella aterrada. -¿Acaso no sabías? A tu madre se la llevaron de emergencias y está hospitalizada. -¿¡Qué mi madre está hospitalizada!? ¿Cuando? ¿Cómo? ¿Y por qué nadie me avisó? Marían empezó a correr
Las lágrimas salían de los ojos y recorrían el rostro hasta mojar su cuello. Se quedó estática al observar a su madre en camilla que la dirigían hasta la sala de operaciones. Unas manos varoniles tocaron su hombro que la hizo voltear repentinamente. -No te preocupes, no es una operación delicada, saldrá bien. -¿El tumor era maligno Doctor? ¿No le sirvieron los tratamientos? -Preguntó Marián mirándole el rostro al hombre de bata blanca, para persivir la certeza de su próxima respuesta. -Al contrario, si le funcionaron y ahora podemos extirparlos, no afectará al resto de su cuerpo. -¿Y será una operación dolorosa? -Seguía Marián interrogando . -La anestesia impedirá que sienta dolor, pero como toda operación persivirá mas adelante la incomodidad. -¿Y después?... ¿Qué sucederá después doctor? ¿Quedará padeciendo? -Le preguntaba impaciente- ¿O se recuperará totalmente? -Esa será la idea, que no sufra por ese problema.
-¿Se refiere a Leander Jesús Ramos, mi papá o habla de otra persona? -Preguntó Marián al señor que acababa de conocer. -Hablo de mi amigo a quién le compré Empresas Bosques para Alberto, su nombre es Leonardo Manuel Ramos. -¿¿¿Leonardo??? ¡Él no es mi padre! Marián se dio la vuelta y salió apresuradamente de la casa. -¿Cómo? -Preguntó Alberto extrañado después de seguirla hasta donde estaba estacionado su auto-. ¿Tu padre no es el mismo que me vendió la empresa? ¿Quién es entonces Marián? -¡Vamonos! Alberto miró a Marián seria, parada al lado de la puerta sin contestarle la pregunta. -desbloqueó las cerraduras y la vió subirse al auto al mismo tiempo que él. -¿Sabes quién es Marián?... Igual tiene tu apellido, debe ser pariente tuyo -dijo Alberto luego de arrancar. -Claro, tengo pocos recuerdos de él. Pero sé que es mi tío -respondió ella con cara de preocupación. -¿Era hermano de tu papá y tenía poder so
-Buenos días Marián. ¿Cuándo vas a abrir la pastelería? extraño tus galletas con chispas de chocolate. -Hola vecina, en estos días, estoy esperando que me traigan materiales -No le mintió, en realidad no tenía ingredientes, pero no le estaba diciendo la verdad. Debía resolver los conflictos con su socio antes de dedicarse a su negocio. El mensaje de Alberto en la noche anterior llegó a su recuerdo. ¨Te voy a pasar buscando mañana temprano, vamos a concretar la venta de la posada con el señor López¨. -¡Por fin se va a cerrar ese trato! Y yo y pronto tendré mi dinero y podré dedicarme a mi negocio. Marián vestida elegante para la reunión miraba la hora en su reloj analógico de pulsera; estaba parada en una esquina y empezó a dar pasos de un lugar a otro de la impaciencia. Mientras continuaba analizando. Al parecer pospondrán el divorcio, Alberto seguía muy enamorado de ella, pero Marián aun tenía dudas en la cabeza sobre esa relaci
-¿Y si yo estoy equivocada? -Se preguntó Marián bajando por el ascensor- ¿Y si el plano se trata de otro terreno? ¿O papá lo vendendió? Despúes de crear un escándalo en casa de su socio ella sintió dudas sobre sus palabras. -Creo que debo cerciorarme primero antes de dar falsos comentarios. -¿¿¿Que??? ¿Cómo que mi madre no está? Le dimos de alta esta mañana y en el mismo momento se la llevaron, me imaginaba que había sido usted. -No, a mí ni siquiera me habían avisado. Marián salió del hospital después de hablar con el doctor y agarró un taxi hacia su casa. Abrió la puerta principal y colocó el bolso pesado en el suelo, se traía hasta la última prenda que había dejado en casa de Alberto, con el objetivo de no volver a quedarse allá hasta confiar en él nuevamente. -¡Mamá! -Gritó mientras caminaba alrededor de la casa; Entró a la habitación de su madre-... ¡No está!- Exclamó y tomó su celular para hacer una llamada. Si a su madre le habían dado de alta lo más correcto era qu
-Hasta luego, me saludas a tu esposa.-Con gusto -Se despidió de la asistente antes de salir de la empresa. - a Marián tengo días que no la veo, desde que salió molesta de mi apartamento el otro día. hasta se llevó todo lo que era de ella... no contesta mis llamadas.Alberto estacionó el auto frente a un puesto de hamburguesas.-Me da dos hamburguesas y un batido -Sin bajarse las tomó de la mano del vendedor y canceló con efectivo -. Voy a tener que aprender a cocinar para no seguir comprando comida. Esto no es saludable, aunque tengo esperanza que ella regrese se contentará cuando lé de la noticia, tendré que ir hasta su casa mañana si no logro comunicarme con ella hoy.Llegó al edificio y subió por el ascensor, algo lo sorprendió al llegar a su apartamento.-¡Marián, estás aquí! Me hubieses esperado adentro -dij
-¡Siguiente! Esa frase la espabiló e hizo que quitara la vista de su celular y mirara hacia la puerta, los nervios le aumentaron al ver salir a una joven del consultorio con la barriga abultada. Marián se levantó de la sala de espera. -Buenos días, dígame. Las palabras de la doctora le hicieron surgir una nube de emociones mentales... ¿que hacía ella allí?... -¨Solo una consulta Marián, solo es una consulta¨ -Debió de haber realizado una prueba casera, pero esperaba obtener los resultados negativos de la profesional para estar tranquila. -Quiero realizar una prueba de embarazo, me he vsentido mal estos días, probablemente sea otra cosa y tenga que ir a ver a otro especialista. -Ok, vamos a pasar para el área de chequeo -le respondió la doctora. Minutos más tarde Marián exclamó alteradamente... -¿¿¿¡¡¡Como!!!??? ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! ¡No puede ser! Rogaba al cielo que no fuese verdad lo que escucharon sus oído