Días después.Aline acababa de ser dada de alta, por lo que comenzaría a trabajar en la clínica, solo mientras de manera formal, llegaba alguien para reemplazarla. Durante los días que permanecería en el pueblo, decidió que era momento de despedirse de la gente, especialmente de doña Inés, la persona que más la había socorrido.Aunque no les decía que se iría por cuestiones de seguridad, les estaba dando un pequeño presente a las personas que asistían a la clínica. Justo en ese momento ingresó doña Inés.—Me dijeron que habías vuelto —refirió, sin poder ocultar su tristeza.—Sí, deseo apoyar al doctor Martín lo más que pueda —mencionó y la tomó de la mano, para que tomaran asiento—, deseo agradecerle todo lo que hizo por nosotras. —Sonrió con cariño.—No tienes nada que agradecer —respondió—, todo lo que hice, fue con mucho cariño, siempre supe que eras una gran persona y te veías tan sola, que me partía el corazón, me alegra mucho que recuperarás todo lo que te pertenece —mencionó—.
Días después.Aline se encontraba trabajando en la clínica del hospital, por cuestiones de seguridad, prosiguió trabajando como enfermera, con la población. Finalizaba de atender a los hijos de una familia muy allegada a doña Inés, entregándole algunos medicamentos, cuando un hombre se puso de pie de la sala de espera y para ingresar a consulta.La chica lo guio hasta su consultorio y le indicó que tomara asiento.— ¿Cuál es su nombre?, ¿Qué necesita? —la joven preguntó.—Soy Joel, siento un fuerte dolor en el estómago — refirió.La chica prosiguió para la revisión, luego de unos minutos, observó al hombre, pensativa.—Voy a necesitar que el doctor Martín lo revise, para que corrobore mi diagnóstico — indicó.El hombre ladeó los labios y se puso de pie, miró su móvil y ladeó los labios.— Ya no es necesario —respondió y sonrió.— ¿Por qué no? —preguntó con extrañeza.— Porque ya me siento bien —mencionó—, es un milagro —expresó y carcajeó.Aline caminó hacia la puerta, sintiendo un f
Arnulfo estacionó la hummer derrapando las llantas, y salió en compañía de Ernesto corriendo con rapidez. Pasaron por la zona acordonada del lugar e ingresaron a la sala, justo donde se encontraba el agente David.Ernesto recorrió con su mirada el interior del lugar, entonces sus ojos se abrieron de par en par al observar una gran mancha de sangre sobre las baldosas. Se llevó las manos al cabello y tiró de él.—Esto no puede estar sucediendo —dijo con horror—, no la puedo perder otra vez —expresó con voz inestable.Arnulfo se acercó a él y lo tomó por los brazos.—Te doy mi palabra que ella volverá —indicó—, aunque no podemos prever cada movimiento de la delincuencia, te aseguro que con Aline tomé las medidas necesarias —manifestó.—Confío en ti —expresó con la mirada cristalizada—, protegiste a mi hermana de aquel sujeto y sé que ahora lo harás con mi mujer —mencionó—, solo no me dejes fuera de esto, deseo estar en todo momento presente —solicitó.Arnulfo se aclaró la garganta.—No p
Aline permanecía sentada en el suelo, recargada a la puerta de la cabina de baño. Su corazón palpitaba con fuerza, temiendo que ese hombre fuera a despertar.—Por favor que Arnulfo me encuentre —susurró orando—, no me dejes a manos de estos miserables —dijo sabiendo que si lograba salir del lugar, lo más seguro es que esos hombres terminarían con su vida.Conforme transcurría el tiempo, la noche cayó, entonces comenzó a escuchar voces del exterior. Tembló al pensar que alguno de esos sujetos, se fuera a acercar a la cabaña, buscando a Ezequiel, y que lo encontraran tirado, inconsciente.De pronto un par de quejidos se empezaron a escuchar, haciendo que Aline se estremeciera al saber que Ezequiel estaba despertando.—¡No puede ser! —murmuró bajito.Ezequiel se flexionó, sosteniéndose por uno de sus brazos, emitió un quejido y luego se llevó las manos a la cabeza, al sentir que iba a estallar, de dolor.—¿Qué dem0nios me ocurrió? —cuestionó y sintió un líquido entre sus dedos, enfocó s
Un grupo de hombres salieron de entre las cabañas y comenzaron a disparar, la gente del teniente se movilizó ocultándose detrás de una camioneta. Colocaron su equipo especial de visión nocturna y lograron ver a los enemigos.—Necesito disparos certeros —Arnulfo ordenó desde su comunicados—. Logro ver a tres sujetos entre las cabañas.—Tengo en la mira a uno —David dijo.—También yo —René indicó—, no se tienten el corazón con estos malnacidos —Arnulfo ordenó.Segundos después, un disparo certero hizo que cayeran, quedando eliminados. El tercer sujeto al observar lo sucedido, corrió, por lo que Dalil fue tras él, y le disparó.—Objetivo eliminado —mencionó, pueden continuar.***Mientras tanto en la cabaña.— ¿A dónde crees que vas? Aline se estremeció al reconocer la voz de Mara, hablándole con gran hostilidad. Mara la sujetó con fuerza por uno de los brazos y la miró con resentimiento.— Él te quería a ti y no a mí —mencionó—, si tú hubieras llegado primero, yo no estaría aquí —refir
Horas más tarde.Arnulfo se dirigió hacia la salida del pueblo, e ingresó precisamente a la casa que había rentado el mismo Ezequiel, en donde supuestamente vivió Mara con José, el lugar era perfecto para que nadie los molestara, ya que no había viviendas colindantes, y estaban rodeados por los inmensos pinos.Justo cuando entró escuchó un par de quejidos, por lo que enseguida se encaminó hacia el patio.—¿Qué sucede? —el Fiscal cuestionó y ladeó los labios. —¿Acaso no tratan bien a nuestras visitas? —preguntó y elevó su mentón con orgullo.—Parece que no le gustan nuestras atenciones —Dalil respondió. Arnulfo dio firmes pasos por el jardín, observó varias vigas atravesadas sobre los muros, entonces caminó hacia los hombres que habían detenido, los cuales estaban atados de manos y colgados sobre unos grandes ganchos.—¿Cuál es tu nombre? —preguntó a uno de ellos, al detenerse frente a él.El sujeto lo observó con frialdad y no respondió.—Parece que necesita modales —Arnulfo refirió
Luego de instalarse, Alondra subió al roof garden, observó la gran cantidad de plantas que había en interior y recordó lo mucho que le fascinaba subir a ver el atardecer ahí, y disfrutar de lo hermoso que mantenían el área.Tomó asiento sobre una de las tumbonas y destapó una cerveza, sujetó uno de los sandwiches de atún que había preparado su amiga y dip un pequeño mordisco.—Te quedó muy bueno —mencionó.Azul sonrió.—Vienes hambrienta —respondió—, porque nada se compara a tus deliciosos platillos —manifestó.—Has mejorado —Alondra respondió—, tiene tu toque. —Volvió a morderlo y miró a su amiga, se veía mucho mejor, luego de haber pasado por un fuerte trastorno alimenticio.—Me esfuerzo, ya no te tengo para que me prepares de comer —bromeó.—Antes de hablar de lo ocurrido con Daniel, hay algo importante que tienes que saber —expresó y la miró con dulzura.—¿De qué se trata? —Azul respondió, llevándose el último bocado.Alondra esperó a que acabara de comer y beber su cerveza.—Erne
Aline estaba sentada a lado de Alondra y de Azul, las tres charlaban poniéndose al día de sus vidas, como cuando se reunían en la mansión de los Alvarado y pasaban horas hablando y riendo.Arnulfo y Farah bailaban al ritmo de «Brindo by Mario Bautista & Banda El Recodo», ambos reían divertidos al intentar bailar al ritmo de la banda. El Fiscal giró su rostro y observó que su madre iba ingresando, acompañada de un hombre. —¿Con quién viene acompañada mi mamá? —preguntó.Farah presionó sus labios y evitó mofarse.—¿No te dijo que vendría acompañada? —cuestionó.—No, ya la conoces, es una mujer independiente, además de distinguida y sofisticada —refirió sonriente.Ambos se dirigieron hacia la mesa en donde charlaban Álvaro, Ernesto, Daniel y Kenia, quien no soltaba al atractivo abogado y justo su madre tomaba asiento con su misterioso acompañante.En ese momento Alondra, Aline y Azul, se acercaron por la misma curiosidad de todos. Doña Ofe sonrió y colocó una mano en la pierna de su ac