Arnulfo estacionó la hummer derrapando las llantas, y salió en compañía de Ernesto corriendo con rapidez. Pasaron por la zona acordonada del lugar e ingresaron a la sala, justo donde se encontraba el agente David.Ernesto recorrió con su mirada el interior del lugar, entonces sus ojos se abrieron de par en par al observar una gran mancha de sangre sobre las baldosas. Se llevó las manos al cabello y tiró de él.—Esto no puede estar sucediendo —dijo con horror—, no la puedo perder otra vez —expresó con voz inestable.Arnulfo se acercó a él y lo tomó por los brazos.—Te doy mi palabra que ella volverá —indicó—, aunque no podemos prever cada movimiento de la delincuencia, te aseguro que con Aline tomé las medidas necesarias —manifestó.—Confío en ti —expresó con la mirada cristalizada—, protegiste a mi hermana de aquel sujeto y sé que ahora lo harás con mi mujer —mencionó—, solo no me dejes fuera de esto, deseo estar en todo momento presente —solicitó.Arnulfo se aclaró la garganta.—No p
Aline permanecía sentada en el suelo, recargada a la puerta de la cabina de baño. Su corazón palpitaba con fuerza, temiendo que ese hombre fuera a despertar.—Por favor que Arnulfo me encuentre —susurró orando—, no me dejes a manos de estos miserables —dijo sabiendo que si lograba salir del lugar, lo más seguro es que esos hombres terminarían con su vida.Conforme transcurría el tiempo, la noche cayó, entonces comenzó a escuchar voces del exterior. Tembló al pensar que alguno de esos sujetos, se fuera a acercar a la cabaña, buscando a Ezequiel, y que lo encontraran tirado, inconsciente.De pronto un par de quejidos se empezaron a escuchar, haciendo que Aline se estremeciera al saber que Ezequiel estaba despertando.—¡No puede ser! —murmuró bajito.Ezequiel se flexionó, sosteniéndose por uno de sus brazos, emitió un quejido y luego se llevó las manos a la cabeza, al sentir que iba a estallar, de dolor.—¿Qué dem0nios me ocurrió? —cuestionó y sintió un líquido entre sus dedos, enfocó s
Un grupo de hombres salieron de entre las cabañas y comenzaron a disparar, la gente del teniente se movilizó ocultándose detrás de una camioneta. Colocaron su equipo especial de visión nocturna y lograron ver a los enemigos.—Necesito disparos certeros —Arnulfo ordenó desde su comunicados—. Logro ver a tres sujetos entre las cabañas.—Tengo en la mira a uno —David dijo.—También yo —René indicó—, no se tienten el corazón con estos malnacidos —Arnulfo ordenó.Segundos después, un disparo certero hizo que cayeran, quedando eliminados. El tercer sujeto al observar lo sucedido, corrió, por lo que Dalil fue tras él, y le disparó.—Objetivo eliminado —mencionó, pueden continuar.***Mientras tanto en la cabaña.— ¿A dónde crees que vas? Aline se estremeció al reconocer la voz de Mara, hablándole con gran hostilidad. Mara la sujetó con fuerza por uno de los brazos y la miró con resentimiento.— Él te quería a ti y no a mí —mencionó—, si tú hubieras llegado primero, yo no estaría aquí —refir
Horas más tarde.Arnulfo se dirigió hacia la salida del pueblo, e ingresó precisamente a la casa que había rentado el mismo Ezequiel, en donde supuestamente vivió Mara con José, el lugar era perfecto para que nadie los molestara, ya que no había viviendas colindantes, y estaban rodeados por los inmensos pinos.Justo cuando entró escuchó un par de quejidos, por lo que enseguida se encaminó hacia el patio.—¿Qué sucede? —el Fiscal cuestionó y ladeó los labios. —¿Acaso no tratan bien a nuestras visitas? —preguntó y elevó su mentón con orgullo.—Parece que no le gustan nuestras atenciones —Dalil respondió. Arnulfo dio firmes pasos por el jardín, observó varias vigas atravesadas sobre los muros, entonces caminó hacia los hombres que habían detenido, los cuales estaban atados de manos y colgados sobre unos grandes ganchos.—¿Cuál es tu nombre? —preguntó a uno de ellos, al detenerse frente a él.El sujeto lo observó con frialdad y no respondió.—Parece que necesita modales —Arnulfo refirió
Luego de instalarse, Alondra subió al roof garden, observó la gran cantidad de plantas que había en interior y recordó lo mucho que le fascinaba subir a ver el atardecer ahí, y disfrutar de lo hermoso que mantenían el área.Tomó asiento sobre una de las tumbonas y destapó una cerveza, sujetó uno de los sandwiches de atún que había preparado su amiga y dip un pequeño mordisco.—Te quedó muy bueno —mencionó.Azul sonrió.—Vienes hambrienta —respondió—, porque nada se compara a tus deliciosos platillos —manifestó.—Has mejorado —Alondra respondió—, tiene tu toque. —Volvió a morderlo y miró a su amiga, se veía mucho mejor, luego de haber pasado por un fuerte trastorno alimenticio.—Me esfuerzo, ya no te tengo para que me prepares de comer —bromeó.—Antes de hablar de lo ocurrido con Daniel, hay algo importante que tienes que saber —expresó y la miró con dulzura.—¿De qué se trata? —Azul respondió, llevándose el último bocado.Alondra esperó a que acabara de comer y beber su cerveza.—Erne
Aline estaba sentada a lado de Alondra y de Azul, las tres charlaban poniéndose al día de sus vidas, como cuando se reunían en la mansión de los Alvarado y pasaban horas hablando y riendo.Arnulfo y Farah bailaban al ritmo de «Brindo by Mario Bautista & Banda El Recodo», ambos reían divertidos al intentar bailar al ritmo de la banda. El Fiscal giró su rostro y observó que su madre iba ingresando, acompañada de un hombre. —¿Con quién viene acompañada mi mamá? —preguntó.Farah presionó sus labios y evitó mofarse.—¿No te dijo que vendría acompañada? —cuestionó.—No, ya la conoces, es una mujer independiente, además de distinguida y sofisticada —refirió sonriente.Ambos se dirigieron hacia la mesa en donde charlaban Álvaro, Ernesto, Daniel y Kenia, quien no soltaba al atractivo abogado y justo su madre tomaba asiento con su misterioso acompañante.En ese momento Alondra, Aline y Azul, se acercaron por la misma curiosidad de todos. Doña Ofe sonrió y colocó una mano en la pierna de su ac
Ernesto tomó del estuche el hermoso anillo en oro blanco, todo el aro, estaba rodeado de pequeños diamantes incrustados, siendo coronado por un gran piedra, de hermosa luminosidad. que resplandeció al tomarlo para colocarlo en el dedo anular de Aline.Ernesto dio un par de giros sosteniéndola, entre sus firmes brazos, acercó sus labios los de ella y la besó con fervor, entonces continuó cantando la última frase:«Pasarán más de mil años, muchos más, yo no sé si tenga amor la eternidad, pero allá, tal como aquí, en la boca llevarás…Sabor a mí».Aline presionó con fuerza sus labios y suspiró profundo, disfrutando de escucharlo cantar solo para ella.—¿Qué dices? —Ernesto cuestionó, mirándolo a los ojos atento.Aline limpió su mirada cristalina y sonrió.—He esperado mucho tiempo por esto —respondió—. Claro que aceptó —respondió con voz ahogada.Ernesto se aclaró la garganta.—Debí pedírtelo hace mucho tiempo —dijo él—, sabes que mi situación económica no era tan estable, deseaba ofrecer
Cuernavaca, Morelos. Semanas después. La ciudad de la eterna primavera, había sido elegida, por Ernesto y Aline, para contraer nupcias, por lo que doña Ofelia Arriaga viuda de Alvarado, se encargó de complacer detalle a detalle a la pareja; sin embargo, agregó detalles, no escatimando en gastos. Disfrutó del hermoso camino acompañado de grandes hileras de las mejores rosas de la ciudad, en color rosado, lila, y nubes blancas, a los costados; además, de faroles con velas alumbrando el sendero para llegar hasta el altar que esperaba a que la hermosa novia atravesara por ahí. En horas más tarde, cuando el ocaso comenzó a caer, Ernesto ingresó al altar, acompañado de Farah, su madre. El joven admiró el enorme arco repleto de ramajes verdes y flores en los mismos tonos que los arreglos del camino al altar. —Siento que todo me tiembla —susurró a su mamá. —Es normal, solo se vive una vez en la vida algo como esto —refirió Farah. —Me muero de ganas por convertirme en su marido —murmuró