Aunque Denzel tenía que volver a DAZCO en pocos días, al enterarse que Estella debía permanecer allí por un mes más, decidió alargar su estadía en Ontario. Al principio no le faltaron excusas y trabajar de manera remota no era complicado; incluso hizo que su asistente viajara hasta allí, sirviéndole de enlace con la oficina una vez que instaló una estación de trabajo en su suite presidencial.
Hecho esto, el pobre asistente se marchó de regreso al país, sabiendo que en aproximadamente una semana tendría que regresar.
La primera excusa que usó Denzel fue saber más sobre el proyecto clínico, así que agendó varias reuniones con el equipo, las autoridades universitarias y el comité observador. Todo se desarrolló del modo correcto, muy profesional y eficiente; incluso en varias de las reuniones participaron Zack y Allen vía
La primera semana en Ontario pasó y las reuniones con el equipo ya no fueron necesarias, incluso alguien sugirió que podían continuar a futuro contactándose por video llamada; algo que todos aprobaron por consideración al CEO Tayler.Sin embargo, el único que tenía que volver era Denzel y dicha consideración no la encontró nada amable; pero aun así, tuvo que sonreír y agradecer, repitiéndoles que no era necesario llegar a eso, porque indistintamente, no regresaría todavía a su país.Al final de la última reunión —la siguiente fue pautada para dos semanas en el futuro— Estella no se levantó de su asiento para seguir al grupo, Denzel lo notó y esperó también; cuando la última persona en salir cerró la puerta, ambos se miraron a los ojos.—¿Estás quedándote aquí
El beso en el elevador dejó a ambos sintiéndose como dos adolescentes, Denzel estaba ligeramente eufórico, mientras Estella estaba llena de vergüenza por no haber podido resistirse. El viaje en auto fue silencioso, algo incómodo, y cuando ella se bajó del auto, solo musitó un ‘gracias’ en voz baja que él dudó de haberla escuchado. Sin embargo, sus ojos evasivos y la rojez en sus mejillas hicieron que soltara una carcajada de emoción una vez Estella cerró la puerta.Inclinado sobre el volante, sus ojos no dejaron de mirarla hasta que se perdió puertas adentro en su hotel, incluso así, le tomó casi quince minutos encender el auto y marcharse, porque estaba tan emocionado que temía estar soñando.—Lo siento, Estella —musitó en la oscuridad, sus ojos vibrantes de expectativa—, pero no puedo darme por vencido.Durante los
La aventura bajo la lluvia le pasó factura a Denzel, dos días después terminó resfriado y con una alta fiebre.Estella se enteró de su estado el sábado en la mañana, cuando del hospital la llamaron para avisarle de la situación. La enfermera le explicó que el viernes en la noche el hotel tuvo que llamar a una ambulancia porque la fiebre había alcanzado los cuarenta grados y los antipiréticos no hicieron efecto.En la camilla de emergencia, Denzel estaba dormitando, pálido y sudoroso. De su brazo colgaba la vía con el medicamento que iba, gota a gota, entrando en su sistema.—Ya está más estable, logramos controlar la fiebre. Con que siga el tratamiento al pie de la letra estará mejor —le habló la enfermera, una mujer mayor de aspecto maternal—. Puede recuperarse en casa, muchos líquidos y reposo, ya para el lunes debe es
El desayuno llegó en menos de veinte minutos, Estella recuperó la calma al estar a solas en la sala de la suite, y mientras esperaba a que el mesero acomodase todo en la mesa del comedor, se reprendió a sí misma por su reacción.«No es la primera vez que lo ves desnudo, ¿qué hay de especial? ¡Además! Ya sabes lo que tiene, conoces bien su herramienta, no es como que seas una chiquilla virginal y hormonal… aunque… mmm… supongo que tras casi seis meses de nada de nada, es normal sentirse un poco urgida, ¿no?»En la intimidad de su mente, donde no tenía restricciones, comenzó a dispersarse con sus pensamientos, sin notar que el mesero le hizo señas en un par de ocasiones para indicarle que había terminado.—Mmmm, ¿señorita? —llamó el joven, se aclaró la garganta con más fuerza y volvió a llamar— ¡Señorita!Estella dio un pequeño brinco en su sitio, miró al chico y asintió tras ver la mesa. Él le tendió la Tablet que tenía en su mano, ella escaneó el contenido y confirmó que todo lo orden
El lunes en la mañana los encontró en brazos del otro, sus piernas entrelazadas, sus cuerpos desnudos con marcas evidentes de la pasión acumulada y con sonrisas cómplices en los labios.Denzel besó su frente, apretándola más contra su cuerpo, perdió la cuenta de las veces que lo hicieron, el día y la noche se conectaron en un ciclo sin fin del que lamentó escapar cuando ambos se quedaron dormidos debido al cansancio.Estella le sonrió con algo de vergüenza, el sonrojo en sus mejillas encendió de nuevo su deseo, haciendo que Denzel se lanzara de nuevo a una nueva comunión de sus carnes, ella lo detuvo, dándole un golpe en el pecho, que no tuvo fuerza porque estaba exhausta.—¡No! Debo trabajar… —le recordó ella, tratando de alejarlo.—No, quédate conmigo… —pidió él, ahogando sus palabras con besos.—Denzel, tengo una responsabilidad…—¡No me importa! —la interrumpió, forzándola un poco más hasta que su cuerpo respondió a sus caricias y él se introdujo dentro de su apretada cavidad—. Qu
Aurora tomó su tercera taza de café y miró por la ventana del local esperando ver el momento en que Denzel llegara.Aunque pautaron de verse a las cinco de la tarde, ella llegó una hora y media antes, entre otras cosas, porque la ansiedad la estaba carcomiendo desde la noche anterior y no pudo esperar tranquila en su casa ni en su trabajo.Por más que lo intentó, no logró deshacerse de esa sensación de inminente desastre, pensó en todos sus esfuerzos desde que llegó y no pudo evitar analizar al detalle, en busca del momento en que todo salió mal.Al principio pensó que su plan saldría perfecto, incluso con la doctora Cass en el medio, solo le pareció daño colateral al que solo tendría que compensar para no acumular mal karma. No lo haría de forma directa, simplemente haría que le llegaran mejores prospectos de trabajo y pavimentarí
A petición de Estella, Denzel no le contó a nadie —excepto Aurora— que habían conectado de nuevo. Sus razones, perfectamente válidas, le hicieron ver que la relación de ambos siempre estuvo bajo el escrutinio de muchas personas. Sin embargo, aunque aceptó mantener a las masas en la ignorancia, fue intransigente cuando avisó que iba a buscarla al aeropuerto.Esperando en la sala VIP de la aerolínea —Denzel cambió el asiento de Estella de clase ejecutiva a primera clase— sintió una profunda emoción de tenerla pronto entre sus brazos, por eso miraba atentamente la entrada, por donde un reducido grupo personas comenzaba a arribar.Cuando la vio entrar a la sala, experimento un sacudón de felicidad que le sorprendió, fue una emoción nueva, pero al mismo tiempo conocida, que sintió en más de una ocasión estando con Aurora en su &eacut
El fin de semana llegó y Denzel no perdió el tiempo, el sábado por la tarde apareció en el departamento de Estella y la invitó al cine. Ella aceptó, entre otras cosas porque no tenía planes y también porque desde la conversación sobre Aurora, Estella se sentía secretamente emocionada, deseaba probar un poco la dinámica de los dos “de manera oficial”.Aunque llegaron temprano con el fin de ir a cenar después de la función, ambos se tomaron su tiempo escogiendo la película; en ningún momento desde que salieron hasta la entrada a la sal, Denzel soltó su mano, manteniendo los dedos de ambos bien entrelazados, como si temiera que la gente a su alrededor no se diera cuenta de que estaban juntos.La función empezó, ambos se dejaron atrapar por las escenas, pero en determinado momento, pareció que para él, la película perdió todo el interés.Sumidos en la penumbra, Estella apenas podía concentrarse en la pantalla; desde hacía más de veinte minutos sentía la mirada de Denzel sobre ella.Él, po