El viernes por la noche, Denzel le avisó con un mensaje de texto la dirección de la mansión que sus socios alquilaron para hacer la fiesta.El sábado en la mañana, un repartidor apareció en la puerta de Estella, entregándole un ramo de flores y una caja de regalo. Al abrirla, tuvo que contener un jadeo, sobre un cojín de terciopelo azul rey descansaba un juego de aretes, collar y pulsera de zafiros amarillos engarzados en piezas de platino. Cuando se miró al espejo, probándose el zarcillo en la oreja, se dio cuenta que las piedras acentuaban el color de sus ojos.Suspiró, Denzel nunca tuvo fallas en el departamento de detalles, pero mientras estuvieron juntos, sus opciones siempre fueron las más obvias y seguras: diamantes, perlas, zafiros. El tipo de piedras que combinaban con todos y con todo.Pero en ese momento, por primera vez, Denzel le obsequiaba algo que resaltaba una cualidad de ella.Ese mismo día en la tarde, las cuatro amigas se reunieron para prepararse; todo el proceso d
La música y las risas llenaban la atmósfera acentuando el ambiente festivo del momento, que habría sido fantástico de no haber aparecido Aurora.Delante de la pareja, Denzel intentaba mantener la compostura, en especial porque no deseaba que Estella pensara algo incorrecto, en el fondo, agradeció en su corazón que la rubia apareciese en su fiesta del brazo de Eric, de ese modo, Estella sabría que, en verdad, no había nada entre ellos dos, ni tampoco esperanzas de reconectar en el futuro.A pesar de ello, la tensión era palpable en el pequeño círculo que conformaban Denzel, Estella, Aurora y Eric. Mientras los dos hombres, acostumbrados a arduas batallas en el mundo de los negocios mantuvieron una actitud estoica, Estella sonrió de manera contenida, luchando contra la incomodidad de estar frente a la mujer que había sido, en algún momento, más que una sombra sobre su
El grupo de Estella subió las escaleras entre risas y bromas. Alice, parecía haber recibido una inyección de adrenalina.—¡Espera que la vieja Roxie se entere! —exclamó emocionada—. Después de que lo bese y lo abrace le va a dar el sermón de su vida, ja, ja, ja —Alice produjo una expresión de extremo placer, Estella negó con la cabeza y lamentó la suerte de los Taylor, pues la abuela Roxanne, era todo, menos una anciana dulce y cariñosa.—Oh, Dios, el terror de la abuela Roxie —se quejó Mona, recordando viejos tiempos.—La abuela es cool —aseguró Rani—, al menos es mejor que mi abuela.Los chistes continuaron, Estella se preguntó si al pobre Denzel le estarían zumbado los oídos en ese momento.—Lo digo en serio —insistió, ajustándose la falda mientras
El pasillo del hospital estaba sumido en una tensa quietud, interrumpida únicamente por el eco de los pasos apresurados del personal médico y el murmullo de voces lejanas. Denzel apoyaba la espalda contra la fría pared, su teléfono pegado al oído mientras intentaba, una vez más, comunicarse con Estella. El tono de llamada repicaba una y otra vez, pero no había respuesta.Frunció el ceño, sintiendo cómo la preocupación crecía dentro de él. Era el décimo intento, y cada vez que la llamada caía al buzón de voz, sentía un peso más grande sobre sus hombros.«¿Por qué no responde?»En ese momento, una presencia familiar lo sacó de sus pensamientos. Los señores Carlson llegaron con paso decidido, irradiando autoridad incluso en medio del caos. El señor Carlson, con su cabello plateado perfe
—Te lo pregunto una vez más, Aurora —su tono era gélido, cada palabra medida como un disparo letal—. ¿Estás segura de que vas a acusar a Estella de intento de asesinato? Porque yo sé perfectamente qué sucedió.Aurora abrió la boca, pero las palabras no salieron. El miedo la paralizaba. Sabía que Alice no era una mujer de promesas vacías, y la frialdad en su voz era un aviso claro de que había traído pruebas. Incapaz de responder, bajó la mirada, sus manos temblorosas agarrándose con fuerza a las sábanas. Alice soltó un resoplido de desprecio.—¡Perfecto! —exclamó. Su sonrisa dura y sarcástica era tan afilada como su mirada. Caminó hasta la televisión instalada en una esquina de la habitación. Con un movimiento deliberado, extrajo un pequeño dispositivo USB de su bolso y lo conectó al puerto—. Veamos lo que realmente pasó.La pantalla cobró vida, y el video comenzó a reproducirse. Al principio, solo mostraba una vista tranquila del pasillo del segundo piso de la mansión, las decoracion
Alice entró al elevador con pasos firmes, dejando a Denzel inmóvil en el pasillo, atrapado en un limbo de miedo y culpa. La visión del video, el golpe sordo de Estella contra la repisa, la sangre expandiéndose en el suelo; todo seguía girando en su mente como un tormento infinito. Cada imagen era un recordatorio cruel de su incapacidad para protegerla, de sus decisiones equivocadas.«Si no me hubiera ido con Aurora… Si hubiera buscado a Estella primero…»La culpa lo asfixiaba. Había confiado ciegamente en las palabras de Aurora, en su llanto, en su desesperación bien calculada, sin detenerse un momento a pensar en las consecuencias. Había dejado a Estella sola, en la misma fiesta, rodeada de extraños, y ahora ella pagaba el precio de su debilidad.«Aurora no me necesitaba…» pensó con amargura, cerrando los ojos con fuerza.Si tan solo hubiera hecho lo correcto, si hubiera actuado como un hombre en lugar de dejarse llevar por viejos lazos y emociones mal resueltas, sabría exactamente q
Los días transcurrían con una lentitud dolorosa para Denzel. Desde aquella noche en el hospital, no había conseguido hablar con Estella. Todos sus intentos de comunicarse con ella habían sido bloqueados; incluso los mensajes que envió quedaron sin respuesta. La indiferencia tecnológica se sentía más cortante que cualquier palabra de rechazo directa.La única vía de información era Zack, quien de vez en cuando le daba noticias de Estella. La actualización más reciente había sido un rayo de esperanza mezclado con amargura: Estella estaba estable, pero necesitaba permanecer en el hospital una semana más para monitorear la contusión en su cabeza. Las demás heridas, aunque superficiales, requerían seguimiento. Un cirujano plástico trabajaría para minimizar las cicatrices, y según Zack, las secuelas físicas serían casi inex
Denzel estaba en su oficina en DAZCO, rodeado de informes y documentos que había dejado pendientes durante semanas. Finalmente, había conseguido retomar sus labores, gracias en parte a las sesiones de terapia que poco a poco le devolvieron algo de claridad.Se frotó los ojos con cansancio, dejando el bolígrafo sobre el escritorio. Sentía el peso de la fatiga, pero también una pequeña chispa de satisfacción al recuperar la sensación de control sobre su vida laboral.Mientras cerró los ojos unos momentos, las palabras del doctor Hayes regresaron con fuerza a su mente: «Enfrentar su pasado no es un lujo; es una necesidad si quiere avanzar». Había pasado semanas procesando el consejo, sopesando el momento adecuado para confrontar a Aurora. El solo pensar en ello lo hacía sentir vulnerable y agotado, pero también sabía que era inevitable.Un golpe suave en la puerta lo sacó de sus pensamientos. Su asistente entró con una expresión indecisa.—Señor Taylor, la señorita Carlson está aquí. Dic