CAPÍTULO 4: Malas Noticias, Una Detrás de Otra

El sonido de la llamada entrante reverberó furioso en la silenciosa oscuridad sacándolo de su paseo por la memoria; el brillo de la pantalla le indicó quien llamaba e intuyó que le sobrevendría un torrente de insultos una vez más al ver que era Alice.

Resignado, respondió la llamada.

―¡DENZEL TAYLOR! ¿CÓMO PUDISTE HACERLE ESO A ESTELLA?

Por un segundo pensó que su novia había hablado con su hermana, lo cual le dio algo de alivio; si Estella estaba dispuesta a quejarse de lo sucedido con Alice, entonces era señal de que aún pensaba en él y en su relación.

―¿Hablaste con ella? ―preguntó con voz ronca y cansada.

―¿Hablar con ella? ¡Hablar con ella? ―era notable el tono casi histérico de su hermana―. ¡No he sabido nada de Estella desde ayer en la mañana! Y la intenté llamar hace unos minutos, pero su teléfono está desconectado… Denzel, ¿eres imbécil o qué? ¿Cómo pudiste? ¡Y justo el día de su cumpleaños! ¿Piensas cortar con Estella? ¿Vas a terminar con ella porque volvió la estúpida de Aurora? ―lo acribilló a preguntas sin siquiera tomar aire―. ¡Te advierto, Denzel! ¡Qué te quede claro que en nuestra familia todos estamos del lado de Estella! Ruega que la abuela no se entere, donde la vieja se enteré estás condenado…

―¿De qué hablas? ¡No pienso romper con Estella! ―respondió malhumorado masajeándose la sien derecha.

―¿Entonces qué vas a hacer? ―insistió con terquedad―. ¿Cómo te atreves a decir que no vas a terminar tu relación con Estella cuando hiciste toda una parafernalia para recibir a Aurora? ¿Ah? ¡Responde!

Denzel gruñó, no solo era desesperante el incesante sonido de los regaños de Alice, sino que justo había explotado una jaqueca de dimensiones monumentales y solo hasta ese instante lo notó. Tomó varias inspiraciones buscando calmarse; por suerte, los refunfuños de su hermana ya no le taladraban los oídos, sin embargo, aún podía escucharla al fondo, despotricando en su contra y en la de Aurora.

―Espera, Alice… ¿cómo supiste que Aurora regresó? ―Él no se lo contó a nadie, sabía muy bien que nadie de su entorno apoyaría la idea de que fuese a verla; pero lo cierto era que una vez recibió la noticia, pareció que había recibido una inyección de estimulantes.

―¡Ja! Denzel, definitivamente eres un idiota ―lo insultó la mujer.

―Respóndeme, Alice. Si Estella no te dijo nada, entonces cómo…

―¡Está por todo el internet! ―chilló ella furiosa―. ¿De veras creíste que ese despliegue de fuegos artificiales iba a pasar desapercibido? ¡Lo hiciste en el Paseo del Río! El lugar más famoso para sorpresas románticas y propuestas de matrimonio, cualquier cosa medianamente extravagante es notoria allí… ¿Sabes que se volvió viral? Hay videos y fotos de ustedes dos por todas las malditas redes sociales… ―repentinamente Alice se calmó, el tono de voz pasó de ser recriminatorio a llenarse de preocupación―. Estella debió verlo ayer por la noche, ella iba a ir con sus compañeros de trabajo a celebrar su cumpleaños al Paseo. Seguramente todos ellos buscaron en las redes sociales, hay gente que lo transmitió en vivo, Denzel. Estella debió darse cuenta que tú estabas con otra mujer en el lugar más romántico de la ciudad, dándole una hermosa y extravagante bienvenida a tu ex, justo el día de su cumpleaños… ―suspiró―. Estás frito, Denzel… pobre Estella, no se merece esto… ¡Eres un cretino, Denzel! ¿Lo sabías? Un total y completo CRE-TI-NO.

Después de ese arrebato final Alice cortó la llamada, Denzel aún estaba procesando la noticia de que su recibimiento se había hecho viral.

Todo rastro de calor había abandonado su cuerpo, y sus manos firmes pero heladas accedieron a TikTok solo para encontrar como tendencia el espectáculo de fuegos artificiales con etiquetas románticas, cada una más terrible que la anterior.

Y como si eso no fuese suficiente, varios videos eran de él y Aurora.

Ni el mismo Denzel se reconoció en ellos.

Aunque no había un contacto íntimo ni ninguna escena especial de cercanía entre ellos, la mirada y los gestos entre ambos eran obvios; Denzel sintió que el mundo daba vueltas, su estómago se revolvió y tuvo que salir corriendo al baño a vomitar.

No tenía tanto en el estómago, de hecho, lo poco que había logrado ingerir durante el almuerzo había sido digerido horas atrás; no obstante, la bilis amarga quemó todo su esófago, despertándolo a la realidad de una forma bastante dolorosa.

«¿Por qué?» se preguntó, en serio no entendía; una vez abandonada la ensoñación extraña Denzel comprendió lo estúpido de sus acciones.

En ese momento tocaron la puerta del pent-house, él se encaminó con pasos apresurados, pensando que tal vez podría ser Estella, mientras ella estuviese dispuesta a confrontarlo, él podría explicarlo todo, ella siempre había sido compresiva, lo escuchaba, lo aconsejaba o acompañaba, dependiendo del caso; pero siempre, sin lugar a dudas, tomaría acciones tan drásticas como dejarlo sin permitirle la oportunidad de explicarse.

Si él le contaba todo, si le decía lo que había experimentado, entonces ella iba a comprender que todo fue una reacción del momento, una respuesta automática al pasado pero que él no tenía ninguna intención de ser un patán y abandonarla… no después de todo lo que Estella hizo por él…

En la puerta se encontraba Zack, la expresión de su rostro denotaba que no estaba muy contento; Denzel vio la decepción en sus ojos, chasqueó la lengua y habló antes de que su amigo pudiese decir una palabra.

―Si vienes a recriminarme algo, ya Alice te ganó de mano…

Se alejó de la puerta directo a la sala, en el proceso encendió las luces y una vez sentado en la posición anterior, recogió de forma meticulosa las fotos, haciendo una pila ordenada y dejándolas a un lado de la mesa.

―No pienso decirte nada ―aseveró Zack, sentándose en el sofá frente a él. Denzel notó el sobre en sus manos, pero no preguntó nada―. Solo quiero preguntarte una cosa. ¿Cuándo vas a terminar tu relación con Estella?

―No pienso romper con Estella ―respondió a la defensiva entrecerrando los ojos―. ¿Por qué crees que quiero terminar con ella?

―¿No es ese el caso? ―insistió su amigo―. Después de lo de anoche, todos pensamos que estabas preparándote para volver con Aurora. Si ese es el caso, sé un jodido hombre y rompe primero con Estella, sé decente y no la lastimes más de lo necesario.

―¡No voy a romper con ella! ―insistió alzando la voz. Se enderezó en el sofá y se inclinó hacia delante de forma agresiva―. Quiero que quede claro que no voy a romper con Estella, ella es mi novia, no soy esa clase de persona, jamás lo he sido…

―Denzel, ¿estás consciente de que apenas anoche hiciste exactamente la clase de cosas que hacen los hombres que dices no ser? ―el tono inquisitivo y calmado de Zack exacerbó sus nervios.

―¿Qué hice, Zack? ―interrogó enojado―. ¿Qué hice? ¿Recibir a una amiga importante cuando volvió al país después de cinco años? ¿Es eso tan malo?

―¿Amiga importante? ¡Joder, Den! Es tu ex novia, ¡tu m*****a ex novia! ―le recriminó subiendo cada vez más la voz―. Es la mujer que te abandonó de buenas a primeras, te dejó con una explicación estúpida y a la que deberías odiar con todo tu ser por cómo te destrozó…

―Yo no odio a Aurora ―lo paró Denzel, frunciendo el ceño. Aquella aseveración hizo que Zack se detuviera de hablar y lo mirara con una mezcla de incredulidad y decepción.

―¿No la odias? ¿Cómo no? ¿Entonces la amas? ¿Y qué hay de Estella?

―Son dos cosas diferentes ―gruñó por lo bajo―. Aurora es Aurora, y Estella es Estella.

»No odio a Aurora, la verdad es que no; aunque puedan parecer absurdos sus motivos, eran importantes para ella y no la odio por ello. Me dolió, sí. Fue difícil, sí; pero no puedo odiarla por ello.

―Sigues amando a Aurora, entonces… ―conjeturó Zack en voz baja, mirando la superficie de la mesa solo para evitar posar sus ojos en él. Denzel lo notó, sabía que su amigo estaba decepcionado.

―Yo amo a Aurora, pero eso no significa que voy a dejar a Estella…

―¡Denzel! ¡Eres una m*****a basura! ―exclamó su amigo con indignación, él vio cómo la furia iba aumentando en su mejor amigo, sabía que en cualquier momento iba a explotar y todo iba a terminar a los golpes si no se explicaba correctamente.

―¡Espera! Yo amo a Aurora, nunca he dejado de amarla, pero no por ello voy a dejar a Estella y volver con ella. Aurora es el pasado, no voy a negar que me sentí feliz de verla, tal vez es porque no la odio que, por un momento, me abrumó la noticia y me dejé arrastrar por esas emociones e hice todo este desastre… pero te juro, Zack, que no pienso volver con ella, no voy a dejar a Estella, no soy un bastardo mal agradecido, Estella ha sido la mejor y más sólido apoyo para mí, no podría hacerle algo así, jamás l…

―No has dicho ni una sola vez que amas a Estella ―lo cortó Zack, dejando a Denzel sin nada que decir. Se miraron a los ojos por largos minutos, su amigo dándole oportunidad de contradecirlo y Denzel considerando sus sentimientos; al ver que este no respondía, chasqueó la lengua con decepción, se puso en pie y tiró el sobre, que con un claro ‘tuc’ cayó en la mesa―. El portero me dijo que no revisaste tu buzón al llegar, me pidió que te subiera esto.

Denzel miró el sobre y tuvo una mala premonición; desde esa mañana, todo había sido malas noticias, una detrás de otra, sin darle un respiro para poder procesar y encontrar soluciones.

Zack ni siquiera se despidió, abandonó el departamento sin mirar atrás, rumiando entre dientes un par de insultos degradantes en contra de su amigo. Denzel tenía muy en claro que su grupo de amigos cercanos y familia adoraban a Estella de manera proporcional al desagrado que profesaban por Aurora.

Abrió el sobre cuando se quedó solo, en efecto, su mala premonición se concretó en las dos llaves que cayeron en sus manos; lo más desalentador fue no encontrar una carta, una nota; al menos si hubiese un insulto, podría sentirse menos culpable.

Y si ya no se sintiese terriblemente mal tras la última afirmación de Zack, cuando su móvil sonó y vio el mensaje de Aurora, Denzel tuvo que darle la razón a su amigo.

Se sintió como una total y completa basura.

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