Después de que el reloj pasó de la medianoche el día de su cumpleaños, Estella Cass primero tomó medidas laborales. Revisó y envió el informe de su investigación al correo pertinente, cotejó la data de su otra asignación y cargó al sistema del instituto los archivos preliminares de su tercera investigación.
Sumergirse en el trabajo le ayudó a olvidar por un instante cuánto le dolía el corazón.
―¿Y qué si duele? ―le preguntó al chorro de la ducha mientras se bañaba. Apenas amanecía y el entumecimiento del trabajo comenzaba a desaparecer dando paso a todas esas emociones contenidas.
Había llorado demasiado, abrir los ojos a la cruda realidad dolía más de lo que había imaginado alguna vez. Denzel Taylor no fue su primer amor, sin embargo, sí fue con quien consideró pasar el resto de su vida.
Así que dolía… dolía mucho.
Ciertamente, Estella era una mujer racional, incluso con todo el dolor de su corazón roto y amor desechado, solo se dejó ir. Sabía bien que aferrarse a lo que estaba sintiendo solo iba a doler más, por más tiempo, hasta el punto en que todo iba a corromperse dentro de su ser, tornándola en una persona amargada.
¿Y qué si duele?
―No va a doler para siempre ―se consoló, mientras las lágrimas rodaban por sus sienes y ella permanecía acostada en la cama.
Cuando Denzel se apareció en su departamento al día siguiente, Estella se sorprendió; el día después de su cumpleaños ella durmió hasta el mediodía, pasó el día en medio de una niebla mental abrumadora que solo le permitió moverse por instinto, cubriendo únicamente la necesidad más básica: comer lo suficiente como para subsistir y luego siguió durmiendo. Por eso, cuando él llegó e intentó entrar, Estella se sintió aterrorizada, porque comprendió que no tenía la fuerza para enfrentarse a él.
Sin importar lo que Denzel fuese a decirle, ella tenía miedo de escucharlo.
Incluso si venía a pedirle perdón y a explicarle lo acontecido, ella no quería oírlo, porque igual iba a doler. Adicionalmente, se conocía muy bien, lo perdonaría, le diría que todo estaba bien, que solo necesitaban tiempo y volvería a ceder, solo para acomodarse a él y su necesidad, pues Estela estaba conforme con su relación.
Era tan estúpida, que en pro de mantener la armonía y la paz, era capaz de asegurarle que comprendía la situación e inclusive simpatizaba con él. ¡Lo diría! Sabía muy bien que lo diría, a pesar de lo dolida que pudiese estar, porque su lema era simple, el dogma con el que regía su vida era una verdad tan universal que era fácil ignorarla.
Todo va a pasar…
Eventualmente el dolor iba a desaparecer.
¿Entonces por qué aferrarse a él y a las emociones negativas? Denzel le iba a pedir perdón, ella lo aceptaría y continuarían con su relación por un tiempo, engañándose de manera consciente, convenciéndose de forma mutua de que todo estaba bien a medida que repetían el mismo error.
¿Y qué si duele?
Se preguntó entre la bruma de sus pensamientos caóticos, el dolor iba a pasar, entonces era mejor que pasara sin ninguna distracción, sin ningún aliciente, porque así podría enfrentarse a Denzel y terminar la relación en sus términos.
Porque si él había ido a romper con ella por el bien de su antiguo amor, al menos se merecía tener la dignidad de no quebrarse delante de Denzel.
El dolor pasaba, sí. La rabia pasaba, también. La decepción pasaba, sin duda. Pero no significaba que tenía que darle más poder al imbécil de su ex novio para hacerle más daño.
Y qué si duele, no implica que por eso necesitaba abrirse el pecho en carne viva, darle su corazón y dejarle pisotearlo, todo por complacer a la hija de perra que lo dejó atrás hacía más de cinco años…
Y qué si dolía que él le fuese a decir que aún amaba a Aurora Carlson y deseaba volver con ella, desechando los años de relación; ella no era tan importante, después de todo.
Estella se torturaba con el recuerdo de esa sonrisa y esa mirada.
¿Acaso nunca fue merecedora de esas emociones y sentimientos? ¿No era tan importante para él? ¿Era desechable y fácil de ignorar una vez que esa mujer aparecía en el panorama?
―Estella, abre la puerta, por favor ―exigió Denzel con voz contenida, pero tras una pausa el tono cambió―. Lo siento, Estella, por favor abre la puerta, tenemos que hablar, ¿sí? Déjame explicarte, todo fue…
Fue esa pausa la que la frenó de ceder ante él. Todo fue ¿qué?
El silencio lo decía todo.
Denzel Taylor ni siquiera sabía qué decir.
Todo era una m****a.
Diez minutos después él se marchó y un toque gentil sonó de nuevo.
―Doc, ¿estás bien? ―preguntó el hijo del propietario, su tono contrastó tan rotundamente con el de Denzel que las lágrimas rodaron por sus mejillas y un quejido escapó de su garganta―. Doc, si no quieres abrir no importa, solo no hagas nada estúpido, como dejar de comer, ¿okay? ―fue tan gentil que Estella se rompió.
¿Por qué alguien que apenas la conocía podía ser tan considerado pero el cretino de su novio la dejó de lado el día de su cumpleaños todo por su ex?
Estella se atragantó con su propio llanto, se aproximó a la puerta y sin quitar la cadena de seguridad, abrió justo lo suficiente como para que pudiese verlo a la cara. Sonrió con debilidad, los ojos enrojecidos eran la prueba de que no estaba muy bien, pero él no dijo nada, todo lo contrario, sonrió a su vez y con un tono aún más gentil, le preguntó si necesitaba algo.
―¿Quieres comer algo en particular? Puedo ir a comprarlo por ti…
Ella apretó los labios en un amago de sonrisa y negó.
―Gracias, cualquier cosa pido a domicilio ―explicó―. Estoy bien, incluso aunque estoy dolida por todo, nada es más importante que yo ―aseguró―. En unos días voy a estar mejor, cada día un poquito mejor; solo que no quiero explicárselo a cada persona que vea y prolongar este sufrimiento.
»Llegado el momento, encenderé mi móvil, haré una cita con mis amigas, iremos a beber y les contaré todo. Pero ya no dolerá tanto y en vez de llorar, lo insultaremos y nos quejaremos de él.
El joven asintió, su semblante se suavizó mucho más.
―Eres jodidamente valiente, mil veces más que yo…
Ella abrió los ojos sorprendida, se veía tan joven.
―Supongo que no hay una medida de edad específica para que te rompan el corazón. ―Él soltó una carcajada.
―No te dejes engañar por mi cara, es muy posible que te lleve unos buenos diez años… ―confesó en voz baja, sus parpados cayeron ocultando sus ojos marrones―. De hecho tengo más de treinta y cinco y me divorcié hace un año… comprendo bien por lo que estás pasando. No sé qué hizo tu novio, o tu ex, sea lo que sea, duele y necesitas sanarlo, no será pronto, pero al menos estás tomando las riendas de eso. En cambio, yo… ―hizo una pausa y suspiró―. Yo pasé un mes borracho, preguntándome qué hice mal y cómo pude haberlo hecho mejor, cómo podía corregirlo, pero aparentemente, para mi esposa, la única solución fue divorciarse e irse a vivir con un hombre cinco años más joven que yo…
La expresión de sorpresa en el rostro de Estella consiguió que soltara una risita.
―Esto… pensé que eras más joven que yo… ―dijo sin poder creérselo―. Yo apenas cumplí veintinueve hace dos días.
―Pues, para que veas… ―aceptó él con cierta gracia, acostumbrado a recibir las mismas reacciones, se encogió de hombros―. Mi esposa, bueno mi ex esposa, tiene treinta y a pesar de que yo me veo más joven, ella se consiguió uno cinco años más joven que yo… A estas alturas, después de un año de haber firmado el divorcio, no sé qué fue lo que salió mal, ni siquiera ella lo sabe, solo me dice que se acabó el amor… ¿puedes creerlo? ―bufó―. Eso solo me enseñó que las cosas más inverosímiles pueden pasarle a cualquiera… y eso no lo hace más sencillo para superarlo ―terminó con resignación―. Pero en mi opinión, tú no lo estás haciendo tan mal… eres fuerte, estarás bien antes de que lo notes.
Tras esa conversación, Estella se sintió un poquito mejor, algo de consuelo llegó a su corazón.
¿Y qué si duele?
El dolor no la iba a matar, solo la iba a volver más fuerte.
Pasaron los días, en un parpadeo la semana de permiso culminó y tenía que volver al trabajo.
En ese tiempo, hizo justo lo que dijo que iba a hacer: lloró, comió comida chatarra, se lamió sus heridas, vio películas románticas, volvió a llorar, se molestó y le gritó al Denzel de su memoria un millón de veces.
Pero ese lunes, se levantó a la hora de siempre, se bañó, se vistió y por primera vez en una semana, se concedió el derecho de verse hermosa.
No importaba cuánto doliese, el mundo iba continuar moviéndose, sin esperar por nadie; ella y solo ella podía quererse y protegerse.
Le sonrió al reflejo del espejo, se pintó los labios de rojo, cepillo su cabello hasta que este cobró una forma agradable, calzó sus tacones más elegantes y salió pisando firme, rumbo al instituto.
Mientras el elevador descendía hasta el vestíbulo, su móvil vibró sin parar, cientos de mensajes llegaron a su correo, a su W******p y a su buzón de voz.
Iba a continuar doliendo por un tiempo, pero Estella podía fingir que no lo hacía tanto, fingir hasta que la mentira se convirtiera en verdad, hasta que el dolor se disipara.
E incluso en el momento en que entró en la oficina, sintiendo todas las miradas sobre ella, sonrió de forma deslumbrante a cada uno de sus colegas.
No era estúpida, en el taxi rumbo al trabajo le echó un ojo a los mensajes; ni siquiera necesitaba contarle a sus amigas lo sucedido, el despliegue de Denzel fue tan extravagante y deslumbrante que se volvió viral y ya todos sabían que la relación entre los dos había llegado a su fin.
Rani, su mejor amiga desde la preparatoria fue la más extrema con los mensajes, pero al mismo tiempo fue la más asertiva. No dudó en llamarla y tras confirmarle que estaba bien, le prometió que esa noche iría a su departamento a tener una noche de chicas, incluso si apenas era lunes y comenzaba la jornada laboral.
Cuando su jefe le preguntó con esa expresión de pena y ojitos de cachorrito triste cómo se sentía, ella fue honesta.
―Como la m****a ―respondió con su sonrisa más radiante―; pero qué importa. Cuando las cosas llegan a su fin, no hay más que aceptarlas.
―Pero… ―el hombre suspiró―. No debió hacerlo así, no tengo palabras… ¿En serio ya rompiste con él? ―Estella asintió―. Pero Denzel ha estado llamando todos los días para saber si volviste o hay noticias tuyas.
―¿Y entonces? ―inquirió ella con indiferencia―. Incluso si tiene la mejor explicación del mundo, nada va a cambiar las cosas. Cuando mucho, escucharé sus excusas, le diré que está bien pero igual es el fin. Él se disculpará y ambos tendremos un cierre…
Tras una breve charla adicional, ella regresó a su espacio, encendió la computadora y se puso a trabajar. Había mucho que hacer, necesitaba ponerse al día.
―Y qué si duele ―murmuró abriendo la bandeja de correo electrónico―, algún día dejará de doler…
Ese era el mantra que se repetía al despertar y al irse a dormir.
Algún día dejará de doler…
La noticia de que Estella estaba de vuelta en el trabajo no tardó en alcanzar los oídos de Denzel. Entre una mezcla de alivio, ansiedad y molestia, abandonó su oficina en la zona empresarial de la ciudad y manejó durante todo el camino con algo de nerviosismo hasta el instituto de investigaciones científicas en el que trabaja ella.Era mediodía, a pesar de que el sol estaba alto en el cielo y no había ni una sola nube en este, no hacía calor; el agradable clima invitaba a estar al aire libre y en la zona alrededor del trabajo de Estella se podían ver pequeños grupos de personas entrando y saliendo de los primorosos restaurantes circundantes.Él conocía muy bien el distrito, porque cerca de allí se encontraba la universidad en la que estudió por cuatro años. Y no solo eso, el lugar reunía la mayoría de instituciones educativas y culturales del estado, a
…solo soy un lugar seguro……No has dicho ni una sola vez que amas a Estella……no la persona que amas…Denzel quedó paralizado y sin voz ante esa afirmación. Se sintió desnudo y expuesto, como si un secreto oscuro hubiese salido a la luz. Lo peor de todo, fue la resignación en la voz de Estella, como si el hecho fuese tan rotundo e innegable que no valía la pena molestarse por ello.El silencio los envolvió, como siempre ocurre en esa clase de situaciones, sus propias emociones sirvieron de cortina para cortar todo ruido de fondo; solo quedaban ellos dos, sus sentimientos bullendo en el interior de cada uno y las palabras que faltaban por decir.Quería negarlo. Sin embargo, la triste verdad era que en ningún momento durante los cinco años que llevaba de relación con Estella, le dijo que la amaba.Frunció tanto el ceño que la expresión de su rostro se deformó de una forma fea y desagradable. Estella soltó una risita apenas audible, el sonido cargado de desprecio lo sacó de su estado ent
Tras un breve silencio que contuvo un millón de palabras, Denzel solo pudo sujetarla un poco más fuerte; aunque deseaba hablar, incluso cuando sabía que debía decir algo, lo que fuera, aun si eso solo servía para hacerla gritar, al menos conseguiría que Estella no se desvaneciera entre sus manos.A diferencia de Aurora, sentir que estaba perdiéndola, se convirtió en una fuente de angustia inagotable; un dolor agudo y ensordecedor se apoderó de él, bloqueando su voz y estrangulando su garganta; no salía su voz, pero tampoco entraba el aire, se estaba asfixiando con todo lo que tenía apretado entre el pecho y la espalda; hasta su cuerpo comenzó a temblar ligeramente, como si todo fuese a estallar en cualquier momento.Estella lo sintió, sabía que él estaba agonizando, no obstante, a pesar del dolor, a pesar de la amargura, ella prosiguió en voz baja.
―Ya ha pasado un mes desde que rompiste con el idiota de Denzel ―dijo Rani desde el otro lado del móvil, Estella se reclinó sobre el espaldar de su silla y se frotó los ojos con cansancio―. Ya es hora de salir a divertirte... ¡Tenemos que celebrar Noche de Brujas! ―Tengo mucho por hacer ―replicó ella, mirando por la ventana. Extrañamente, gracias a su privilegiada posición geográfica, la ciudad disfrutaba de estaciones pocos marcadas; a pesar de ser mediados de otoño, pocos árboles perdieron su verdor y la temperatura se mantuvo bastante agradable. A pesar de ello, Estella se sentía sumergida en un perpetuo invierno.―Tú siempre estás ocupada, Estella ―le recordó su amiga―. No hay una época del año que no lo estés, así que no te estamos preguntando, te estamos anunciando y dándote opciones… tú
Rani y Mona intercambiaron miradas dubitativas, Alice parecía estar perdida en sus recuerdos.―¿Hay algo que no sepamos y debamos enterarnos? ―indagó Mona.―No en realidad, es solo que Aurora Carlson es una heredera, ya sabes, hija de una familia adinerada que no solo posee riquezas sino también “historia”. ―Hizo el gesto de comillas con las manos―. ¿Sabían que ella es casi dos años mayor que Denzel? ―Las dos mujeres negaron―. Pues sí, ella es mayor, no es mucha la diferencia, en realidad, pero si uno se fija en los detalles, entonces encuentra el problema.»Mi familia no es millonaria, de todos nosotros, el que tiene estatus de millonario es Denzel, sin embargo, mi familia es acomodada. Mi mamá tiene una buena posición en su trabajo, mi padre construyó su negocio desde cero, y ambos han sido un gran soporte para nosotros.»Mi hermano y hermana mayor, no d
Aurora Carlson era una mujer muy hermosa, de cabellera dorada por debajo de los hombros, ojos claros y rasgos refinados. A pesar de pasar de los treinta, su complexión juvenil y la piel inmaculada, gracias a los cuidados meticulosos a los que se sometía desde pequeña, engañaban al ojo de cualquier espectador, haciéndole pensar que era solo una jovencita que apenas estaba pisando la veintena.Desde muy joven, Aurora fue educada de manera estricta sobre cómo debía comportarse una dama, sus ademanes se encontraban tan profundamente arraigados que eran naturales en ella, convirtiéndola en una mujer elegante y encantadora, que siempre atraía la atención de hombres y mujeres.A donde quiera que fuese, ella siempre era el centro de atención, incluso si estaba en compañía de alguien, siempre había algún caballero atento a sus movimientos esperando el momento indicado para h
Poco a poco, día a día, tanto Denzel como Estella lidiaron con la ruptura a su modo. Lo más difícil fue no caer en la tentación de contactarse, pero gracias a la determinación y la fuerza de voluntad de ella de bloquearlo al principio del rompimiento, ayudó a que ninguno de los dos sufriera demasiado.Denzel se atrapó a sí mismo llamándola de vez en cuando, sus dedos se movían por cuenta propia cuando el alcohol nublaba sus sentidos y en la soledad de su enorme departamento pensaba en ella. El sonido de la voz automática entraba en sus oídos como una bola de demolición, haciendo añicos cualquier breve esperanza que hubiese nacido en un momento de debilidad.Igual sucedía con las redes sociales; Estella poseía una cuenta profesional en la que publicaba información relacionada a su trabajo general, era parte de la estrategia del instituto para el
A Aurora le llevó casi una semana entera convencer a Denzel de asistir al encuentro con sus antiguos compañeros de la preparatoria. Incluso cuando sabía que Zack y Allen no la tenían en alta estima, recurrió a ellos con el fin de lograr su cometido; no le importó la deliberada manera en que Zack la ignoró cuando intentó hablar con ellos cara a cara, después de todo, en la balanza de este Estella tenía un peso mucho más grande que ella misma y no podía culparlo por eso.Allen, por otro lado, acostumbrado a ser más moderado, accedió tras un par de rondas, con la condición de que no se quedaría por mucho tiempo debido al estado de Carly.Aurora, junto a sus dos mejores amigas ―que eran de clases más avanzadas― la ayudaron a ponerse en contacto con todos, y del grupo de veintitrés personas, accedieron a asistir la mitad. Junto a Denzel, sus socios y