"Después que vendas esa mercancía, esa persona no va a salirse con la suyas, le tendremos una trampa en el camino, para capturarlo, ya todos mis hombres y los de Jorge están preparados, todo el tiempo estaremos detrás de ti, será fácil, si no das prueba de nada, así que deja los nervios a un lado, Maicol ira a ese lugar como siempre que nada parezca raro, también van a haber policías hay dentro, estarán como civiles, nadie sospechara. Aparte del chip de rastreo tiene un micrófono, así que mantén el celular cerca y también el bolso, todos escucharemos lo que sucede por si l
MaicolEspero que todo esté bien, estoy en mi auto, fuera de ese lugar, preocupado, tratando sacar mi mente de los malos pensamientos.—Sal del auto— No, puede ser, Dori está apuntándome con una pistola, me quedo mirando levanto mis manos lentamente.—Tranquilo, saldré del auto, pero tranquilo— Abro la puerta de mi auto, saliendo del muy lento.KhloeDespués de satisfacer a Joel, no me quedaba de otra, mis manos tiemblan, mirando aquella pistola que está en esa mesa.—Lo hiciste muy bien, ya deja de llorar— Me dice acariciando mi espalda, un celular empezó a sonar, él se levanta buscándolo.Al ponérselo en su oído...—"¡Eres un cabrón, como te atreves a traicionarme de esta manera!"— Yo misma escuche esas palabras, que salieron de ese celular, mi corazón empezó a latir tan rápido.—"Cálmate, yo no te traicione"— Contesta Joel, preocupado.—"Ah no entonces ¿por qué estoy rodeado de policías? Hijo de perra"— Joel Cuelga el teléfono, mirándome, me levanto rápido de la cama buscando esa pi
Al día siguiente, ya tenía que irme del país con Laia, no he visto a Maicol, estoy muy nerviosa, empacándole sus cosas a Laia en el hospital, Jorge entra con unas cosas en manos.—Estas son sus nuevas identidades— Miro mipasaporte, y mi nombre es: Rosa.
Un mes después—Valeria ¿Qué esperas?— ¡Hola! Espero que te guste, esta buena historia.Una Rosa en el Infierno ?Khloe, una chica con un pasado difícil de entender, mujer que no cree en ningún hombre, es la prostituta más cara. No le interesa el amor; Buscara la manera para ver si puede salir de ese infierno.¿Qué va a hacer? ¿Qué está dispuesta hacer?Pero detrás de esa cara de mujer dura, hay una niña llena de soledad y un gran vacío, que el dinero, el alcohol y cajas de cigarrillos no han podido llenar.Su oscuro pasado la persigue como su sombra...Nunca ha tenido un hombro para llorar, pero alguien llegará para tratar de Sinopsis
A veces prefiero quedarme callada, porque sé que cuando hablo, tiro a matar. Digo las cosas como las pienso, sin disfrazar. Tal vez por eso no tengo amigos. O quizás… porque trabajo en un prostíbulo. A nadie le suena bien este trabajo. En cambio, para mí, ser la reina de este infierno es un placer. Nadie me quita este puesto. Soy la más cara de todas. Y si lo soy, es porque hago mi trabajo bastante bien.Al principio no es fácil. Es como entrar a prisión: eres “la novata”. Pero después te acostumbras. Te cansas, aprendes, y te das a respetar de todas estas perras.Reglas:Los clientes no pueden saber tu nombre verdadero.No des tu contacto personal.Mientras más ganes, más gana la empresa.No tengas nada serio con un cliente.El sexo oral está prohibido, a menos que paguen lo suficiente.Usa preservativos y mantente al día con el ginecólogo.Las drogas son para los clientes. Pero cuidado, no abuses. (No somos responsables de las consecuencias).Los obsequios que recibas de los clientes
Llevo dos semanas viniendo a este lugar, obsesionado con ella. Cada noche, busco el momento perfecto para acercarme. La observo moverse con una sensualidad hipnótica sobre ese tubo. Hay muchas mujeres aquí, pero ella es diferente. Ella es el centro de atención. Su mirada… tan enigmática, tan cargada de misterio.Acabo de divorciarme de Jessica. Me cansé de su bipolaridad. Fueron años difíciles. Al principio, todo parecía bien, pero nunca se termina de conocer a alguien, ¿verdad? Odio las mentiras, y ella era la encarnación de la definición. Si tuviera que darle un segundo nombre, sería Mentirosa.De pronto, una voz interrumpe mis pensamientos. —Maicol.Levanto la mirada, y ahí está: de pie frente a mí, casi desnuda.—Rosa —respondo, su nombre se desliza como un susurro.Ella se inclina suavemente y comienza a masajearme los hombros. Su toque es electrizante, pero breve. Un hombre, a unos pasos, la llama con una mirada cargada de intenciones. Rosa deja de tocarme, se da media vuelta y
Llegando a casa, cierro la puerta de un golpe, dejando caer mi peso contra la madera. Las lágrimas se apoderan de mí en cuanto me deslizo hasta quedar en una esquina. Estas dos semanas han sido extrañas, insoportablemente raras. Tanto así que, hoy, mientras estaba con ese hombre en su auto, un miedo inexplicable me recorrió el cuerpo, como si algo en mí supiera que todo iba mal.Me pongo de pie temblando y tomo dos pastillas para evitar caer, otra vez, en el pozo oscuro de la depresión. Me quito la ropa lentamente y me quedo con su chaqueta. Aún huele a él… a su esencia.Me dejo caer en el sofá, tratando de pensar, de ordenar el caos en mi cabeza. Mi última relación fue hace cinco años con Julien. El difunto Julien. El solo recordarlo hace que me encoja por dentro. No quiero pensar en eso, no ahora, pero el pasado nunca me deja tranquila. Enciendo un cigarro mientras las imágenes de aquella noche vuelven a mí, implacables.Esa noche… Él estaba pasado de copas, como siempre. Éramos dos
Con esta mujer en mis hombros, me siento extrañamente cómodo. Jessica nunca tuvo tiempo, ni aunque le pagara, para ver una película conmigo. A veces, las cosas buenas se encuentran en los lugares más oscuros, y las cosas malas en los lugares más luminosos. Perdí tanto tiempo con Jessica... Mi familia, incluso, se alegró cuando nuestra relación terminó.—Entonces... ¿Eres gay? ¿O virgen? —me pregunta, con una mezcla de picardía e inocencia.No puedo evitar reírme. —¿Parezco gay? —le respondo, clavando mi mirada en ella. Ella aparta la vista, incómoda. —Una pregunta no se responde con otra pregunta. —Qué astuta.—Buena respuesta. Pero no, señorita Rosa, no soy ninguno de los dos. —Le quito un mechón de cabello negro que cae sobre su hombro. —Perdón, pero no podía irme con la curiosidad. —Su forma de expresarse tiene algo que me gusta, algo diferente. —Lo entiendo, pero ¿por qué la pregunta? —insisto. Ella baja la mirada y responde en voz baja: —Es que esto nunca me había pasado. S